Transformaciones que obliga la pandemia

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30 de abril de 2020
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01:10 am
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Transformaciones que obliga la pandemia

Por: Antonio Flores Arriaza
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La revolución tecnológica ha cambiado las relaciones humanas de tal manera que, solamente, la pandemia está logrando algo similar. Es decir, entre ambos procesos, sumarán grandes transformaciones sociales que solo podrán ser comprendidas si nos auxiliamos de la tecnología para comprender los cambios que origine la pandemia ahora y los cambios futuros que aun producirá a mediano y largo plazo y que, aun están más allá de nuestra comprensión.

Pero, ante tanta complejidad que nos generará la pandemia, algo que podremos percibir como incomprensible, la capacidad y velocidad de la informática será el recurso al que podremos echar mano para movernos a la velocidad que se demanda. Velocidad que implicará poder analizar la información que se genere y la información que se requiera organizar para poder comprender los sucesos y tratar de proyectar sus alcances.

Lo primero que se nos impone es la velocidad de la pandemia, nos obliga a intentar pensar con mayor velocidad las soluciones que deberemos tener para afrontar un nuevo brote de la misma o una nueva pandemia de un nuevo virus. Esta vez, la pandemia nos concedió algunos meses para prepararnos, sin embargo, nuestras autoridades no estaban en la capacidad mental personal ni en la capacidad organizacional de las instituciones estatales para reaccionar con alta velocidad a las noticias que se originaban desde el otro lado del mundo y, con mente colonial, creyeron que eso no nos llegaría y, quizás los más visionarios, pensaron que llegaría pero dentro de mucho tiempo. En algunos casos, la pandemia llegó y ni aun así, algunos lograron reaccionar sino hasta que el daño ya estaba instalado, con lo cual ya no hubo posibilidad sino que rehabilitar ese daño.

Ahora que la realidad nos obliga a pensar, nos damos cuenta de algunos cambios que deberemos hacer. Uno de ellos es crear una robusta capacidad informática que tenga la capacidad de manejar una multitud de datos poblacionales, geográficos, de recursos sanitarios (humanos, equipos, procedimientos, estrategias, presupuestarios, acuerdos y fondos internacionales), transporte, comunicaciones, alimentos, logística y otros. Esta enorme base de datos es lo que se llama “big data” y nos debe permitir saber cómo administrar nuestros recursos lo mejor y más rápidamente ante una crisis que podría ser peor y más brusca que la actual pandemia.

Por ejemplo. Un movimiento telúrico sucede en minutos y sin aviso, toda la geografía puede haber sufrido grandes cambios más allá del alcance de nuestra imaginación. Hace poco sucedió que 15 volcanes entraron en erupción en diferentes partes del mundo casi simultáneamente. Gracias a Dios, ninguno fue un supervolcán porque ya no estaríamos contando la historia. Estamos viendo fenómenos espaciales no habituales. Algunos de ellos podrían suceder tan cerca de la Tierra que pudieran, quizás no colisionar, pero tener una interacción gravitatoria que generaría cambios en la Tierra que nos afecten, tan pronto, como en un mes. Ante posibilidades tan impactantes como esas deberemos prepararnos.

La “big data” está demostrando su gran utilidad. Este es otro de los secretos no bien divulgados del éxito de los países que han logrado controlar la pandemia. China y Corea lograron aplicar la big data que poseen para lograr un muy rápido control de la población e identificar a los sospechosos y a los contagiados para colocarlos prontamente en aislamiento y anular el aumento del contagio. Evitando la diseminación a otras áreas. Ellos son países que tienen recursos informáticos descomunales para lograr colectar esa big data. Tienen capacidad de identificar facialmente a los individuos y eso es una enorme ventaja para su localización y evitar que multipliquen sus contactos incrementando el contagio. También, poseen la capacidad para identificar y localizar a los individuos por medio de su teléfono celular y sus relojes digitales para evaluar su situación de salud de inmediato. Y todo eso está en la big data para ayudar a la pronta toma de decisiones. A China, por razones políticas, la acusan de encubrir el surgimiento de la COVID-19. La verdad es que China lo hizo a una gran velocidad. Nadie espera que surja una nueva enfermedad, así que los médicos chinos, en noviembre, estaban diagnosticando el efecto: la neumonía. Pero, en diciembre ya se dieron cuenta que eso era el resultado de una nueva enfermedad y a finales de diciembre la reportaron al mundo. ¿Cuánto tiempo tardó USA en darse cuenta que no era sarcoma de Caposi y que este solo era un efecto de una nueva enfermedad que se llamó SIDA? Pasaron varios años para que ocurriera ese descubrimiento. Aquí la diferencia está en la capacidad que ahora tiene el mundo, a través de la informática, para sacar conclusiones y reaccionar más rápidamente.

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