Blindajes extremos en 247 municipios para protegerse del COVID-19
Con toques de queda, vigilancia comunitaria, retenes rigurosos y cuarentenas forzadas a sus mismos pobladores, 247 municipios mantienen medidas extremas 24/7 para evitar la llegada del COVID-19.
“Estoy desvelado porque precisamente anduve con un amigo regidor en el turno de seis de la tarde a seis de la mañana en el retén que tenemos en la frontera con el departamento de Yoro”, relata en un audio, via WhatsApp, Israel Flores, vecino de Mangulile, Olancho.
“Mangulile está cuidando prácticamente el departamento porque somos fronterizo con Yoro y todo está muy bien coordinado, tanto las entradas como las salidas, hay un interés de toda la comunidad de proteger el municipio y el departamento”, dice Flores, quien en el pasado reciente fue vicealcalde.
Contrario a Yoro, que registra muchos casos, su vecino Olancho es uno de los cuatro departamentos que todavía no registra contagios junto con Islas de la Bahía, Gracias a Dios y Ocotepeque aunque los expertos creen que la falta de pruebas por parte del gobierno impide detectar el virus a nivel nacional.
El caso de Ocotepeque llama mucho la atención considerando que tiene las aduanas terrestres más concurridas del país tanto con Guatemala como El Salvador. Es también un paso obligatorio de los migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos y los que son deportados de México y Guatemala.
Como sea, municipios como Mangulile, donde se había reportado caso pero que después se determinó que fue en San Pedro Sula, han extremado las medidas de seguridad a cargo de la misma población organizada, temerosas que se les cuele el virus diseminado hasta la fecha en 51 municipios de los 298 del país.
Las medidas en estos pueblos son más estrictas que las del mismo gobierno central, contrario a los del valle de Sula y el Distrito Central, donde la población camina más relajada.
El viceministro de Salud, Roberto Cosenza, alertó que muchos pacientes sospechosos de las grandes ciudades están desacatando la cuarentena domiciliaria que les impuso esa Secretaría y se mueven de pueblo en pueblo. Esto ha dado como resultado que el virus alcance comunidades del interior como Santa Ana, en Francisco Morazán, o en Langue, Valle que se encontraba invicto hasta hace poco.
Frente a esto, los pobladores organizados, muchos sin ocupar a los alcaldes, han logrado formar medidas de contención, comenzando por prohibir la entrada y salida de pobladores, ya sean nativos de ahí o que viven en Tegucigalpa.
En otros municipios, los pobladores que van llegando de otras partes del país se someten a una cuarentena de 14 días obligatorias. En Orica, Francisco Morazán, los mismos pobladores y el alcalde entregaron al gobierno un vecino que salió positivo y se negó a cumplir la cuarentena en su domicilio.
Los mismos pobladores han construido barricadas en las entradas y salidas y solo permiten el paso en casos extremos de salud o alimentos que no produce el departamento o municipio.
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