¿Plebiscito?

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15 de junio de 2020
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12:27 am
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¿Plebiscito?

Por: Edmundo Orellana

De la carta remitida por la presidente del CNE al diputado presidente se infiere que Libre propone someter a plebiscito la segunda vuelta electoral.

No se comprende muy bien por qué la carta se remite bajo la responsabilidad exclusiva de quien la suscribe y no a nombre del órgano colegiado. Porque, fuera de las reuniones convocadas formalmente por el órgano colegiado, las opiniones de sus miembros no tienen autoridad legal alguna.

Tampoco se entiende por qué se remite al diputado presidente, como si estuviera apelando a una superioridad jerárquica de la que, constitucionalmente, carece este funcionario, que no pasa de ser, en el Congreso Nacional, un “primus inter pares”, aunque, por la voluntad sumisa de los diputados, se haya desvirtuado ese carácter en la Ley Orgánica del Poder Legislativo al atribuirle funciones que lo convierten en un dictador de la asamblea legislativa, carácter que esta carta parece reconocer.

Las autoridades electas por el Congreso Nacional no son subordinadas de este y menos del diputado-presidente. Esas autoridades, por virtud de una ficción legal, se presumen electas, en segundo grado, por voluntad del pueblo mediante sus representantes, los diputados. Cuando deben explicar algo, deben hacerlo ante el pueblo, no ante sus representantes, salvo que, estos reunidos formalmente, lo soliciten.

Ese rogatorio, contentivo de quejas-reflexiones, debió dirigirse al pueblo hondureño, al que concierne directamente su contenido, y al que pretende que se convoque para que, mediante plebiscito, se consulte, entre otros temas, sobre la segunda vuelta electoral.

Firme y contundente denuncia sobre la negligencia del RNP que pone en riesgo la confianza en las próximas elecciones, pero, que parece, no comparte el resto de los comisionados, siendo que ninguno otro acompaña sus quejas-reflexiones.

La parte de su queja-reflexión que no se entiende es la de pedir que se someta a plebiscito la segunda vuelta electoral. Porque esta no es necesaria cuando solo dos partidos importantes participan en elecciones, por eso nuestra Constitución dispone expresamente lo siguiente: “El presidente y tres (3) designados a la Presidencia de la República, serán elegidos conjunta y directamente por el pueblo, por simple mayoría de votos”.

Esa fórmula deja de funcionar cuando participan en elecciones más de dos partidos importantes, con posibilidades reales de triunfo. En estas condiciones es necesario la segunda vuelta electoral, porque la “simple mayoría de votos”, ya no sería calculada sobre el total de votos válidos emitidos por el pueblo hondureño, sino sobre la diferencia entre el partido más votado y el que queda en segundo lugar, pudiendo definirse el triunfo por un voto. En este esquema no se consideran los votos del que ocupe el tercer lugar, aunque sean cientos de miles; quedan, sin apelación, fuera del cómputo para decidir el triunfador. Técnicamente se estaría excluyendo a un porcentaje importante del pueblo hondureño, con lo que no solo se contraviene el mandato constitucional, sino que también se desconoce la esencia misma de la democracia, despojando de legitimidad al nuevo gobierno y creando condiciones de inestabilidad que es, justamente, lo que debe conjurarse en el próximo gobierno, por los desafíos que, inevitablemente, habrá de enfrentar.

La propuesta no es personal, porque los comisionados representan sus respectivos partidos. Se expresan públicamente cuando tienen la venia de sus partidos o de la fracción del partido que los llevó a ese cargo. Lo que queda en evidencia con la publicación del coordinador de Libre apoyando ese rogatorio remitido al diputado-presidente.

Solo el PL, entonces, insiste en la segunda vuelta. El PN y Libre están del mismo lado. En lugar de la reforma constitucional, que haría posible la segunda vuelta en las próximas elecciones, proponen el plebiscito, con lo que habrá segunda vuelta electoral después de las próximas elecciones. En otras palabras, proponen que se siga violando la Constitución y le niegan democracia al pueblo hondureño.

Por eso insistimos que actualmente tiene plena vigencia la “ley de hierro de la oligarquía” de Michels y lo que dijo Berlinguer: “los partidos se han degenerado. Los partidos de hoy son sobre todo máquinas de poder y de clientela… ya no son organizaciones del pueblo… son más bien federaciones de corrientes, de camarillas…”.

Para exigir que nuestro voto cuente en las próximas elecciones, aprobando la segunda vuelta electoral, debemos decir con fuerza: ¡BASTA YA!

Y usted, distinguido lector, ¿ya se decidió por el ¡BASTA YA!?

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