Navalni, de alta en Berlín y envuelto en incógnitas en torno a sus planes (Video)

MA
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23 de septiembre de 2020
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09:34 am
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Navalni, de alta en Berlín y envuelto en incógnitas en torno a sus planes (Video)

Navalni, de alta en Berlín y envuelto en incógnitas en torno a sus planes.

Berlín/Moscú, 23 sep (EFE).- El líder opositor ruso Alexéi Navalni recibió el alta tras 32 días de tratamiento -16 de ellos en coma inducido- en una clínica de Berlín, mientras persisten las incógnitas sobre su envenenamiento y planes futuros.

Un nuevo comunicado de la clínica universitaria de La Charité, donde ingresó el 22 de agosto tras desplomarse durante un vuelo interno en Rusia, informó de que el paciente abandonó ya ese centro hospitalario y de las perspectivas de una total recuperación.

“El estado de salud del paciente ha mejorado hasta tal punto que se ha podido concluir con el tratamiento médico de urgencia”, precisó el equipo médico de La Charité en un comunicado, el séptimo emitido sobre este paciente.

La evolución de Navalni da espacio para el optimismo en torno a su total recuperación, constataba la nota, en la que se aclaraba que había dejado el hospital el martes.

En el Gobierno alemán, su portavoz, Steffen Seibert, expresaba su “alivio” por la situación del líder opositor ruso, cuyo traslado a Berlín había organizado la ONG “Cinema por Peace”, a instancias de la familia y el equipo de Navalni, y autorizado por el Ejecutivo de Angela Merkel.

La fuente gubernamental declinó, sin embargo, hacer comentario alguno sobre el destino o paradero actual del líder opositor, de cuyo envenenamiento sigue esperando Berlín un “esclarecimiento” por parte de Moscú.

Navalni llegó a la capital alemana en estado crítico y tras un tira y afloja con el hospital siberiano adonde ingresó en estado crítico; unos días después, el equipo la Charité y expertos del Ejército alemán testificaron que había sido envenenado por un agente nervioso militar del grupo Novichok.

La canciller alemana, Angela Merkel, instó entonces a Moscú a esclarecer lo que calificó de “intento de asesinato por envenenamiento”; el Kremlin negó toda responsabilidad en el caso.

Sucesivos analistas europeos -de Francia y Suecia- confirmaron la presencia de Novichok. En el entorno del líder opositor se han seguido diversas pistas: del envenenamiento por un té que se tomó en un aeropuerto ruso se pasó a la pista de una botella de agua, en el hotel donde se hospedó en la ciudad siberiana de Tomsk.

En medio de esta compleja situación, en Berlín surgió el debate sobre una eventual interrupción del proyecto Nord Stream 2, el gasoducto que llevará gas ruso a Alemania por el fondo del mar Báltico. Un proyecto heredado por Merkel de su antecesor en la Cancillería, el socialdemócrata Gerhard Schröder, cuyas relaciones personales y políticas con el presidente ruso, Vladímir Putin, iban de la amistad a la alianza de intereses.

DEL PARTE MÉDICO A LA PISTA DE INSTAGRAN

Del primer comunicado de La Charité, en que se informaba de su situación crítica, al del alta pasaron los mencionados 32 días, 24 de ellos los pasó Navalni en la unidad de cuidados intensivos.

En paralelo a esas informaciones, las declaraciones de Merkel en dirección a Moscú y el clima cada vez más enrarecido entre la canciller y Putin, Navalni ha ido colocando detalles más personales a través de su cuenta en Instagram.

Unos días después de notificarse que había despertado del coma colgó una fotografía, aún en la cama del hospital y acompañado de su familia, junto con un mensaje indicando que se encontraba mejor.

A ese mensaje, del 15 de septiembre, siguió otra fotografía bajando una escalera, solo, también poco después de que La Charité indicara que ya podía levantarse de la cama y sostenerse en pie.

Este miércoles colgó su siguiente mensaje, también en Instagram, con un texto que iba más allá de las dos frases escuetas anteriores. Fue poco después de que el portavoz de Merkel declinara hacer comentarios sobre su paradero o cómo pensaba garantizarse su seguridad si seguía en Alemania: “Esa cuestión deben planearla a la Policía de Berlín”, zanjó.

“Los médicos decidieron que mi recuperación no requiere hospitalización, sino un retorno a la vida normal. Caminar, estar con mi familia. Sumergirme en la rutina de los movimientos cotidianos”, escribió, junto a una foto en la que aparece sentado, solo, en un banco, en lo que podría ser cualquier bosque o parque berlinés.

“Voy renqueando por el parque metido en un pantalón tres tallas más grande”, prosiguió, en alusión a su pérdida de peso. La primera vez que se vio en un espejo, tras salir del coma, le recordó a un personaje de “El Señor de los Anillos”.

Sus planes inmediatos son, afirma, “recuperar el control de los dedos o mantener el equilibrio en pie”. Si antes soñaba con aprender esquí acuático, ahora aspira a poder “mantenerse en un solo pie”.

Se concentra en el objetivo de lograr restablecimiento físico y mental y sigue los consejos de una neurosicóloga, según la cual debe leer más, escribir en las redes sociales y jugar con computadoras.

A falta de otras pistas, su portavoz, Kira Yarmysh, afirmó en Twitter que permanecerá aún en Alemania, porque “el tratamiento no ha terminado”.

“Es libre, al igual que cualquier ciudadano ruso, de retornar en cualquier momento”, afirmaba en Moscú el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, para expresar a continuación, como ha ocurrido con toda información procedente de La Charité, su desconfianza con respecto a la noticia de su alta médica.

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