Las presiones de la vida a que nos vemos sometidos todas las personas, si no se saben manejar de una manera adecuada, puede llevar al borde del precipicio a hombres, mujeres y jóvenes, que presas de la angustia, ansiedad, temor y miedo, pueden llegar a tomar decisiones fatales.
Muchas personas en la actualidad transitan por esta vida, sin rumbo alguno, ven pasar las horas, días, semanas, meses y años, sin realizar nada productivo, en su papel de esposo/a, hijo/a, padre de familia, profesional y ciudadano, una realidad perturbadora que literalmente los consume, es tal su grado de insatisfacción que su existencia se torna tormentosa, con un alto grado de conflictividad en su entorno que le rodea.
La actual pandemia del COVID-19, ha venido agravar aún más los diversos problemas que aquejan al ser humano. La pérdida de vidas humanas, la falta de empleo y oportunidades, son escenarios que están golpeando a una sociedad, que ve con estupor cómo una enfermedad altamente infecciosa, ha paralizado al mundo, llevando a la quiebra financiera a poderos emporios económicos, que han visto derrumbarse sus empresas.
El actual escenario mundial es preocupante, se vive bajo una zozobra permanente, todos estamos propensos a contagiarnos con el virus, si no se adoptan las medidas de protección necesarias: (el uso de mascarillas, el lavado de manos con agua y jabón, el uso de gel y el distanciamiento físico), acciones que muchos han ignorado con consecuencias fatales.
Un día todos/as partiremos de este mundo terrenal, el día, la hora, mes, año y circunstancias, seguirán siendo una incógnita, lo cierto es que llegará, es cuestión de tiempo, mientras ocurre ese momento crucial, qué está haciendo usted para llevar buenos frutos en las distintas áreas de su vida.
El éxito para muchas personas es relativo. En determinadas facetas de su existencia han logrado destacar, pero en otras son un completo fracaso, lo vemos en la formación de sus hijos, cómo progenitores fueron incapaces de formar en ellos un carácter firme, lo que ha permeado es la indisciplina, el irrespeto y la falta de autoridad, con resultados catastróficos.
Vemos con preocupación cómo en muchas familias, la relación entre cónyuges, padres e hijos, ha alcanzado niveles de tal fragmentación, que se ha roto la sana convivencia, imperando la violencia física y emocional, los puentes de sana convivencia no existen, el escenario es tan confuso que lo que impera es el caos y la anarquía, un fiel reflejo que vive la sociedad hoy en día.
Frente a este confuso escenario es urgente que cada persona indistintamente de su condición económica, política y social, se replantee cómo está su relación personal con el Hijo de Dios, la vida es corta y en un abrir y cerrar de ojos, su existencia puede cambiar abruptamente cuando el Creador del cielo y la tierra, le diga, hasta aquí.
Mientras llega ese día póngase a cuentas con el Señor Jesús, rinda su vida a él, pida perdón por sus pecados y recíbalo en su corazón como su Señor y salvador personal, esta es la decisión más importante que todo individuo debe tomar, mientras Jesucristo, en su misericordia, le permita seguir respirando, porque llegará el día en que irremediablemente, le dirá hasta aquí, te he permitido vivir.
Cuál es el balance final y la rendición de cuentas, que usted hará cuando esté frente al tribunal de honor del Hijo de Dios, solo habrá dos opciones, heredar la vida eterna, si vivió para hacer su voluntad o el infierno eterno, si vivió en el pecado, al final usted decide, ojalá no sea muy tarde, si sigue postergando tan crucial decisión.
José Víctor Agüero Aguilar
Tegucigalpa, M.D.C.
