Un drama con rostro de mujer: Huracán Eta y COVID-19
En los albergues hay miles de mujeres y niñas a quienes el huracán Eta les arrebató todo y que hoy requieren servicios de salud.
Un drama con rostro de mujer: Huracán Eta y COVID-19. Más de 416,000 mujeres y niñas en Honduras se encuentran en alto riesgo, al no poder tener servicios esenciales de salud debido a la emergencia desatada por el paso del huracán Eta, degradado después a depresión tropical.
Las lluvias provocaron desbordes de ríos, inundaciones, deslizamientos de tierra, destrucción de hábitats y medios de vida, dejando más de 1 millón 600,000 personas afectadas en todo el país.
A nivel nacional, 9 de los 18 departamentos se han visto afectados, lo que pone en riesgo de perder la salud de 3.3 millones de mujeres y sus hijos.
Una de las hondureñas afectadas por las inundaciones es María Erlinda Aguilar Amador, quien permanece en el albergue de Expocentro, junto a su esposo y sus dos hijas: María Fernanda Zelaya, de 10 meses de edad y Geissel Stephani, de cinco años.
Con su rostro cubierto por una mascarilla, para prevenir el contagio del COVID-19, María relata que “nosotros venimos de Chamelecón y el río nos llevó la casa… No tenemos nada, quedamos en la calle, solo andamos la ropa, no tenemos donde vivir…”.
Mientras carga en brazos a su bebita, la madre de familia expresa que “nos quedamos en la calle con las bebés y con mi esposo, necesitamos que nos ayuden. La atención en Expocentro fue excelente, estábamos desvelados, no habíamos dormido nada”.
AUMENTA DESIGUALDAD
El huracán Eta y la pandemia de COVID-19 afectaron a hombres y mujeres de manera diferente y han provocado un aumento de las desigualdades y la discriminación contra mujeres, adolescentes y niñas.
En todo el mundo, las mujeres son en general más vulnerables, ya que son las principales proveedoras de alimentos, agua y combustible para sus familias y comunidades.
En el departamento de Cortés, uno de los más afectados por el huracán Eta, la mayoría de sus establecimientos de salud están cerrados por múltiples motivos, entre ellos, daños a la infraestructura, personal sanitario dañado y vías de acceso bloqueadas.
Jason Erazo, del proyecto Salvar Vidas del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), dice que situaciones como estas impiden que las mujeres accedan a los servicios de salud esenciales, que siempre han sido importantes, pero ahora son urgentes.
Desde antes del huracán Eta, durante la pandemia de COVID-19, el UNFPA ha brindado protección personal a casi 7,000 personas que trabajan en la atención de salud de primera línea, y a 15,000 mujeres embarazadas y adolescentes en los municipios más afectados.
El UNFPA unirá los esfuerzos de respuesta y recuperación para la continuación de los servicios de salud sexual y reproductiva, así como la prevención y la atención de la VBG después del huracán Eta y en el contexto de la pandemia de COVID-19.
DATOS
Gabriela, de la colonia Las Brisas, en el Distrito Central, se encuentra en un albergue con sus siete hijos. “Es la segunda vez que pierdo mi casa por las inundaciones y es muy difícil para mí, además de mantener a 7 hijos como madre soltera, hacer frente a esta doble tragedia”, expresa.
VIVIMOS TERROR Y ANGUSTIA
Una de las víctimas de las inundaciones causadas por el huracán Eta en Honduras es Claudia Karina Rivas (28), madre de 4 niños: una niña de 10, otra de 7 y gemelitos de 15 meses.
Claudia relata que “la experiencia que vivimos, cuando el río se desbordó, en nuestra colonia Fe y Esperanza, en Chamelecón, fue muy difícil… En menos de dos horas el cuarto se inundó, la casa se inundó por completo, vivimos angustia y terror… No tuvimos alimento para nuestros bebés todo el día siguiente”.
“En Expocentro la experiencia fue gratificante porque me chequearon a mis bebés, nos han brindado mascarillas y nos han monitoreado la salud, agradecemos mucho a la Secretaría de Salud la atención que nos ha brindado”, agrega.
