Los “Idus de Marzo”

MA
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13 de noviembre de 2020
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01:05 am
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Los “Idus de Marzo”

Los “Idus de Marzo”, título de la obra escrita por el expresidente Carlos Roberto Flores Facussé, como él muy bien lo expone, es una frase que en su época exclamó Julio César a un vidente que le había vaticinado desgracias para esos días de buenos augurios y que a su vez recreó Shakespeare, cuando invocaba los célebres días de la conspiración, que el calendario juliano registra como augurio de buena suerte, las jornadas de celebración y de buenas noticias.

En su contenido, el autor, narra en primera persona y de forma cronológica, una serie de eventos en la vida de nuestra amada Honduras, desde el camino a la Constituyente, hasta las principales experiencias de su período presidencial, que nos invita a reflexionar acerca de la importancia de dejar constancia histórica de las circunstancias que se han suscitado; y, cómo estas han incidido en los hechos que han ocurrido después, pero sobre todo, la importancia de ser consciente de tener un rol donde se puede ser agente de cambio.

Si bien, para quienes nacimos en la década de los 70, todos los temas tienen gran relevancia en nuestras propias vivencias, especial lugar ha tenido en mi lectura, la novena parte intitulada “El Diluvio”, quizás porque significó vivir, por primera vez en carne propia, la vulnerabilidad de todo un país y de su gente; y, también porque tal desafío ha marcado tanto nuestra historia, que desde entonces, tendemos a medir el impacto de cualquier desgracia, sea fenómeno natural, crisis económica o epidemia, con el que vivimos allá en 1998. A estas líneas, quien me lee, sabe sin dudar, que me refiero al paso del huracán Mitch.

María Fernanda Castro Mendoza

Quienes lo sobrevivimos, entre nuestros recuerdos contemplamos, dónde estábamos, cómo nos sentimos, qué efecto tuvo en nuestras vidas y en la de nuestros principales afectos. En una época, como la actual, en que se suele hacer tantos señalamientos a quienes gobiernan o han gobernado, curiosamente, sobre ese hecho histórico no hay recriminaciones; y, esos recuerdos también contienen, cómo sin importar el partido político del que se fuera simpatizante, -recuerdo en este momento a una compañera de trabajo de filiación nacionalista, expresando: “estoy orgullosa de nuestro presidente”- la aprobación de la gestión post-huracán, ha sido una constante.

Es a través de las narraciones que su principal protagonista nos comparte, que podemos comprender el porqué, de dicha aprobación. Ciertamente, tal y como se desprende de esa parte novena de Los “Idus de Marzo”, el ver la crisis como una oportunidad de transformar el país y no como un castigo; la plena conciencia de que el liderazgo solo se mide cuando se logra incidir positivamente en la vida de a quienes se sirve; y que, como en el epílogo, al preguntarse si es “¿el fin?”, nos muestra, que volver la mirada hacia el pueblo, identificarse con su idiosincrasia y tomar su esencia para enfrentar la adversidad y vencerla, con total transparencia, lo que hace realmente la diferencia.

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