Guardan recuerdos…

MA
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14 de noviembre de 2020
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01:41 am
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Guardan  recuerdos…

Comayagüela. Antiguo edificio del Instituto San Miguel.

–Tus tiempos de colegio, tus profesores “gruñones”, los “buena gente”, nervios en la entrega de calificaciones, las “cocacoladas”, tus huidas para ir a jugar potra a “la pista” en El Obelisco…

¡Hola, amigos! donde se encuentren. Hoy nuevamente con ustedes. Con estas líneas como un paliativo, relax. En medio de tanta cosa fea que nos pasa por las circunstancias ya de todos conocidas.

De épocas que no volverán. Por el paso inexorable del tiempo. Se dice que no hay que volver atrás. Pero es todo lo que vivimos. Díganme si no es emotiva ver una foto del ayer con la familia, hoy ya los niños crecidos, profesionales.

De escuchar una canción romántica con la cual conocimos un amor o desamor. De tiempos colegiales, de haber transitado por tantos negocios capitalinos que ya no están. Pero calladamente sus paredes nos dicen aún …adiós.
Del futuro no sabemos. Solo Dios. Hay que edificar el presente para con esperanza, trabajo y fe, labrar nuestra ruta hacia horizontes mejores. Aún con tanto obstáculo que nos pone la vida por delante. Los he pasado venidos en furgones.

La capital con sus estrechas calles y callejuelas que evocan pasajes idos. Angostos callejones que transitaste cuando ibas para tu colegio o universidad.

RECUERDOS

Viejas casas, unas reconstruidas, con otro vecindario que dio paso a nuevas generaciones. Antiguos edificios de adobe y entejado que ayer arroparon instituciones. Sus viejos inquilinos ya se retiraron.

El tiempo pasa…pero estos inmuebles se quedaron para siempre. Y también en nuestras mentes.
Como cuando estudiaste en el Central, en el instituto Alpha, Minerva, Latinoamericano, Normal Mixta, Gustavo Adolfo Alvarado, Luis Andrés Zúñiga, San Francisco. Y se quedan más. Vienen a tu memoria tus antiguos compañeritos. Unos con los que aún mantienes comunicación, otros que se han ido.

Aquellos “enojados” y estrictos maestros, los “buena gente”. Otros que te hicieron vivir una juventud más sana, en un clima relativamente más tranquilo en la apacible Tegucigalpa del ayer. Tus picardías con los “chepes”, escapadas para ir a jugar potra a la” pista” del Obelisco.

ENTONCES

Las “cocacoladas” que se armaban en el primer patio del Central, tus “ fiados” jugos naturales, pero en botellas de refresco de doña “Licha”, enfrente del Central, en la plazoleta de La Merced.

Pronto te acuerdas del uniforme que usabas, risas, anécdotas, ratos amargos cuando llegaban calificaciones. Rememoras las actividades estudiantiles, la banda del colegio que con entusiasmo y orgullo portaba su uniforme de gala destacándose en los desfiles patrios.

El viejo inmueble que mimó a aquel estudiantado todavía está ahí. De pie. Aunque con otros ocupantes. Y te recuerda, aunque no lo exprese.

Las que estudiaron en el Instituto María Auxiliadora, cuando quedaba en Barrio Abajo. En el Tegucigalpa, en barrio La Moncada.

La vieja edificación que abrazó a tanto alumno salesiano, hoy la recordamos. Instituto San Miguel. Tenía de vecino al mercado Las Américas y la plaza Colón en la gemela Comayagüela. El paso del huracán Mitch en 1998, destruyó parte de sus instalaciones, pero con el tiempo, surgió una nueva edificación.

Contaba, igual que otros centros estudiantiles allá por los 60s, con un poderoso y aguerrido equipo de basquetbol que sostenía reñidas y emocionantes contiendas deportivas con el Instituto Central, su más enconado rival. En el ahora otra vez dañado (por el huracán Eta) inmueble que albergó el Callejas Valentine.

Hoy todos estos centros, con la emergente modalidad en línea, nuevas generaciones reciben el pan del saber. Esos viejos inmuebles que mimó a aquel estudiantado todavía están ahí. De pie. Aunque con otros ocupantes. Y te recuerdan, aunque no lo expresen.

OTRAS

Otra de las viejas edificaciones que continúa, es una esquina del barrio Los Dolores. La casona de la familia Watson-Reina que supo de las reuniones de los liberales en el pasado.

Su longevidad le sirve para que los parroquianos den direcciones cuando les preguntan por algún sitio en esta zona. A falta de una nomenclatura moderna de la que adolece la capital. A unos cuantos pasos, camino a la cuesta de Buenos Aires se encontraba la temida y ya desaparecida DIN.

La vieja casona sobre la Avenida Cervantes que tuvo en su seno a la Tipografía Nacional, hoy aquí funciona la Biblioteca Nacional Juan Ramón Molina. Cambió de personas, pero el inmueble sigue desafiando al tiempo.

Estrechas callejuelas nos recuerdan la Tegucigalpa colonial. Como la que te lleva al parque Valle en el centro capitalino. Por aquí existieron negocios que en su tiempo fueron muy visitados por las viejas generaciones.
Te recordamos algunos: Tiendas Caché, Tempo Kids y uno de los restaurantes de “Don Pepe”. Incluso en esta calle se ubicaba su vivienda. También se instaló por aquí aquel desaparecido banco “Futuro”.

Vámonos a Comayagüela. Muchos recuerdan a aquella cafetería Lux de la familia Pon. Favorita del estudiantado de décadas atrás cuyos colegios quedaban en la periferia.

Principalmente los que estudiamos en el Instituto Central de la época sesentera. Aquí vivimos ricas anécdotas con mis compañeros. Como olvidar aquel rico y voluminoso Chap Suey. Valía un lempira ¡y comíamos hasta seis!

Instituto Alpha. En calle Real de Comayagüela. ¿Te acuerdas?

Y…

Y por hoy hasta aquí. Estas de vuelta después de haber viajado en el túnel del tiempo. Otra HUELLA histórica más, en el pedregoso camino de un ya largo trajinar.

QUE DIOS NOS CUIDE A TODOS.
(Comentarios y más a mi correo: [email protected]. Y en nuestro sitio en la Internet: www.latribuna.hn
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ASI ESTÁN LAS COSAS…SOLIDARIDAD

En medio de todo lo que nos ha pasado, primero por este virus maldito y como si fuera poco con el huracán, les enviamos este reportaje como paliativo, un relax en medio de tanta noticia funesta.

No hay frivolidad. El espíritu es que pasen- aunque sea-momentos distendidos. Estamos pendiente de todo lo que acontece aquí y en el mundo en todos los aspectos. Somos ávidos lectores. Para escribir hay que leer. Y es una costumbre heredada por mis padres desde “güirro”.

Por ello quizá, Dios me puso botas para caminar por estos senderos. Modestamente sigo sirviéndoles.
Por tanto, no estamos alejados de la realidad que afrontamos. Identificándonos y solidarizándonos- con los limitados medios que disponemos- con nuestros hermanos damnificados.

Calladamente, junto a familiares y amigos llevando algo para nuestros hermanos hoy en desgracia. Invitando siempre a que continuemos haciéndolo. Porque si lo que siempre se le ha visto a este mi pueblo- pueblo, es que es solidario.

No hablo de los que tienen, porque esos nunca dan nada. Ni lástima. Y si dan es con foto incluida. ¿Dónde están los profetas, los líderes religiosos, los grandes cristianos, esos políticos mentirosos?

Siempre habrá excepciones. Pero el pueblo una vez más debe darse cuenta con quienes cuenta.
Ahí está cerca el voto que te continuarán pidiendo de casa en casa. No lo botes por un falso abrazo, por una bolsita con pan. Tus hijos son pan de cada día, no de un rato.

Seamos dignos y pensantes. Porque solo Dios puede salvarnos y sacar adelante. Ahora y siempre…

CAM


 

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