LA VERDAD, LA PRIMERA VÍCTIMA

ZV
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1 de diciembre de 2020
/
12:24 am
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LA VERDAD, LA PRIMERA VÍCTIMA

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BOB Woodward y Carl Bernstein fue el dúo de periodistas que desde las páginas del Washington Post tumbaron a Nixon. La fuente de las filtraciones, “garganta profunda”, sobre lo que transcurría en el más estricto sigilo del salón oval, sirvió como referente a la investigación periodística del Watergate. Años atrás el New York Times y el Washington Post pudieron salir airosos de la demanda presentada en los juzgados por el gobierno, contra ambos medios, para impedir la divulgación de los “Pentagon Papers”. Un legajo de documentos comprometedores sobre la guerra de Vietnam, tomados de un informe secreto atribuido a McNamara mientras fungía como secretario de Defensa. El Washington Post publicó su historia, en desacato a la orden judicial de suspender las divulgaciones. La Corte Suprema en un fallo histórico amparó el derecho de la prensa a publicar, sustentándose en la primera enmienda constitucional de la libertad de expresión.

Woodward y Bernstein por su trabajo recibieron el Premio Pulitzer de periodismo de investigación en 1973. Hoy día ambos son respetadas autoridades en comunicaciones. Bernstein, en una comparecencia brindó los criterios siguientes: “Hay un presidente que bajo el supuesto de un masivo fraude electoral rehúsa conceder la elección, mientras cientos de sus ardientes simpatizantes creen que esta elección fue amañada –pregunta la periodista a Bernstein–, ¿qué hace ello a nuestra democracia y al hecho que este país cada cuatro años lleva a cabo elecciones justas y libres? “Por supuesto –responde Bernstein– ello socaba las instituciones democráticas y el sistema electoral que son la piedra angular de nuestra democracia”. “Pero enfocando con otro lente la discusión, el solo hecho de su divulgación, da voz a la propagación de falsedades”. “Sin embargo todo esto hay que verlo bajo una perspectiva más amplia”. “La guerra civil cultural en este país, que se ha venido llevando a cabo en los últimos 25 años, hoy está en su punto de ebullición”. “Se puede decir que estamos ahora en una conflagración”. “Sin embargo, yendo más allá, desde el auge del “talk radio” (programas comentados en la radio), hay un creciente desinterés por la verdad”. “Apatía en obtener la mejor fuente de información verídica”. “Que en suma es lo que distingue al buen periodismo”. “Ha crecido también el número de personas buscando en los medios cualquier cosa que refuerce lo que ya creen de antemano”.

“Contrario a asimilar, con mente abierta, lo que represente la mejor versión de la verdad”. “Ahora hay medios –las redes sociales– propagando información totalmente falsa; convirtiendo lo falso en el mensaje dominante para quienes no tienen interés alguno de conocer datos ciertos y exactos”. “El reto de los medios convencionales, de la prensa, es buscar la forma, si la hubiere, de inducir en el universo de personas, un deseo de buscar y aceptar la mejor versión de la verdad disponible”. “Sin embargo en el mundo de las redes sociales, no estoy seguro que haya forma de cambiar esta forma horrible de transmitir y de mal informarse”. “Se trata de una guerra a la verdad”. “La verdad es la primera víctima de una guerra, y ello es lo que está sucediendo ahora”. (Precisamente lo mismo que hemos sostenido en esta columna de opinión. Pero yendo más allá. La vaina es que la verdad es sosa. Lo falso, lo escandaloso, la guasa es lo que divierte a la afición. El auditorio quiere que le digan no lo que es, sino lo que quiere creer. En eso pasan, desde sus burbujas de ficción las “chatarras de los chats”).

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