¿PROMETEICO?

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29 de abril de 2024
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12:49 am
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¿PROMETEICO?

DIVAGACIONES del etimólogo y filólogo español Javier del Hoyo, que el viejo amigo abogado manda al colectivo: “En muchos idiomas europeos la palabra NOCHE está compuesta por la letra “N” y seguida del número 8 en cada uno de los idiomas de cada país. La letra N es el símbolo matemático de un número elevado y el número 8 (acostado) simboliza el infinito. De esta manera en todos los idiomas noche significa unión con el infinito (N+8)”. “Cuando se descubrió este hecho, no comprendimos cómo no lo habíamos notado antes. Aquí hay algunos ejemplos: Portugués: noite = n + oito (8). Inglés: night = n + eight (8). Alemán: nacht = n + acht (8). Español: noche = n + ocho (8). Italiano: notte = n + otto (8). Francés: nuit = n + huit (8). Latín: n + octem (VIII). En Griego: Niktos= n+ okto (8)”.

“Reflexiones de Joan Manuel Serrat, enviadas por otro lector del colectivo: “En los últimos años, ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico y científico que hemos experimentado”. “Pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad”. “Se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables y es vergonzosa la corrupción que, desde el poder, se ha filtrado a toda la sociedad”. “Más que una crisis económica, diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida y, sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla, como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos”. “Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven, aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí”. “Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales, que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado donde todo tiene un precio, dónde todo se compra y dónde todo se vende”.

“Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para una juventud, que necesita reconocerse y ser reconocida”. “Tal vez no sepamos cuál es el camino, tal vez no sepamos por dónde llegar antes, pero sí sabemos, qué caminos son los que no debemos volver a tomar”. “Espero que ustedes, gente buena, instruida y tolerante sabrán juzgar mis palabras con su intención más que por la manera en que he sido capaz de expresarme”. “Mientras tanto, que los músicos no paren de hacer sonar sus instrumentos y que los poetas no dejen de alzar la voz, que los gritos de la angustia no nos vuelvan sordos y que lo cotidiano no se convierta en normalidad capaz de volver de piedra a nuestros corazones”.

(¿Sabías esa curiosidad –entra el Sisimite–sobre la palabra noche? -A decir verdad –responde Winston– no había reparado en ello hasta ahora. Pero como los editoriales, usualmente es lectura mañanera del colectivo, solo los noctámbulos los leen, para conciliar el sueño, en hora de la noche, muy buenos días. -Y eso que denuncia el cantante –interrumpe el Sisimite– no es ninguna novedad. Aquí se ha repetido hasta la saciedad que si los avances tecnológicos en las comunicaciones –que vinculan el mundo como nunca antes y son una fuente inagotable de información– fuesen bien utilizados, otra sería la historia. Pero el uso generalizado que se les ha dado es causa de más daño que de bienestar. -Por supuesto –asiente Winston– hemos terciado sobre esa nociva adicción –de los muchachos y de adultos contagiados– a sus chunches digitales. Se ha sustituido la sana correspondencia de antes –de gente que platica; habla, escucha, discute, discrepa, argumenta, asiente; sonríe mientras entabla conversación, viéndose las caras, poniendo atención a lo que se dice– por la más frívola y mundana socialización. Una sed insaciable de diversión; no del gusto de aprender aprovechando todo ese tesoro educativo y cultural disponible, al alcance de la mano, y a la pulsación de un botón. -Y espérate –finaliza advirtiendo el Sisimite–del mal uso que vayan a dar los mismos indolentes a ese otro invento prometeico que augura realizar un cambio radical del mundo y de las vidas, de la Inteligencia Artificial).

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