Por: Ángela Marieta Sosa
Especialista en derechos humanos
Mujer, “madre sola”, se necesitan ovarios para serlo, abrirse camino, valorarse, autodeterminarse, tomar decisiones, autoperdonarse, superar a quienes no perdonan que sea independiente, que tenga éxito o que ande en búsqueda de este, tolerar o denunciar violencias tipificadas y asolapadas en la cifra negra, que día a día se sienten, por la mentalidad retrógrada, machista patriarcal, matriarcal, religiosa y fundamentalista que aún persiste en pleno siglo XXI.
Desinstalar el estigma social, que pesa sobre las madres solas, es y ha sido un trabajo arduo en la historia de la humanidad, por ejemplo, en India, “ser viuda significa estar muerta en vida. En el instante que muere el marido empieza una terrible condena… y todo este calvario por el simple hecho de haberse quedado viudas”, esta realidad ha sido atendida y mejorada por voluntarias de la obra de la madre Teresa de Calcuta (QDDG), que, desde hace mucho tiempo, comenzaron a trabajar con estas comunidades que albergan más de veinte mil mujeres que han perdido a su marido.
Por las cifras tabuladas, la violencia contra la mujer, en sus diferentes expresiones persiste, y siendo realistas, quizá nunca deje de existir, puesto que son siglos de falocracias institucionalizadas en la religión, la sociedad, en las familias, espacios académicos y laborales, aunque, cabe destacar, que muchos estados han disminuido sus estadísticas de violencias contra la mujer a través de políticas públicas diferenciadas y programas de atención multidimensional y multidisciplinaria hacia la mujer en situación de vulnerabilidad.
¿Y en Honduras… cuál es la historia? Aquí, existen muestrarios estadísticos de violencias contra la mujer, sobre las cuales ya toman acciones la empresa privada y el Estado, a través de campañas de prevención, concientización y fortalecimiento de sistemas de protección, específico y con atención diferenciada hacia la mujer; pero también existe discriminación asolapada, por ejemplo, la mujer independiente y madre soltera “luchona”, como decimos aquí, suele ser descartada por las matriarcas de una familia “x”, que buscan “mejores partidos, novias, parejas o esposas…” para los “machos” de su descendencia, como ellas dirían, “mujeres sin pasado… (hij@s)”, ¡increíble!, que en pleno siglo 21 aún existen este tipo de mentalidades, por dicha, hay hombres y mujeres muy determinadas a progresar sin prejuicios, ni perjuicios.
¿Qué significa ser mujer?, en una encuesta realizada por https://www.lafrondemag.com/post/que-significa-para-ti-la-palabra-mujer, y que encontrarás en este enlace, entrevistaron a diez mujeres, de diferentes edades y condición socioeconómica y a la pregunta respondieron: “Mi definición de mujer: fuerte, sensible, tierna. -Fuerte: para afrontar los problemas y luchar por lo que queremos. -Sensible: para disfrutar de las pequeñas cosas. -Tiernas: para no tener miedo de mostrar nuestros sentimientos. Esther, 52 años”, “las tres palabras que se me ocurren al pensar en “mujer” son trabajo, lucha y valentía. Hoy en día, ser mujer implica una lucha constante por demostrar nuestra valía, y el hecho de que tenemos el poder de hacer muchas más cosas de las que la sociedad espera de nosotras. Delfi, 24 años”, “para mí una mujer es alguien capaz de todo. Una mujer trabaja, dentro y fuera de casa. Una mujer puede ser madre y con ello sus funciones se vuelven infinitas, como el amor por sus hijos. Una mujer es autosuficiente e inteligente. Soy muy feliz de ser mujer y de ser madre. Carmen, 50 años.
La respuesta con la que más me identifico como escritora, es la de Patricia de 30 años, quien dijo “el concepto mujer, para mí, va asociado a vida, fuerza, valentía, diversidad, y todo el conjunto de valores positivos que me han transmitido las mujeres que me han criado y educado, así como las mujeres que me rodean. Me alegra pensar que “mujer” es alguien en constante evolución, ya no solo en la sociedad en general, sino sobre todo por y para nosotras mismas”.
Creo que ser mujer significa, “capacidad multidimensional y autodeterminada de ser y existir”, pero ser “madre sola”, es la misma definición elevada al gúgol, además de ser un tesoro de experiencia y amor a prueba de todo, y para poder apreciar esta realidad, se debe poseer mucha madurez espiritual, amplitud de mente y corazón, pero sobre todo empatía, ya que la condición de “madre sola” puede pasarle a cualquier mujer, sin distinción de raza, religión o posición social.
