El origen de los outsiders

ZV
/
19 de febrero de 2021
/
12:02 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
El origen de los outsiders

Por: Ivonne Tábora
Lic. en Periodismo

Ante una clase política tradicional y en crisis, sumada a la corrupción, emergen en América Latina y otros países, los llamados Outsiders, como nuevas formas de comunicación política surgidas a mediados del siglo pasado con la televisión.

Se trata de los llamados redentores o salvadores de los pueblos, que en su mayoría vienen del mundo del entretenimiento, son profesionales, empresarios, que han acumulado un nivel de prestigio y dinero, pero con un común denominador, carecen de carrera política.

Outsider, palabra inglesa que no tiene una clara traducción al castellano, con la que se puede denominar a quien estando fuera del campo partidista o de la vida activa de un partido y un proceso electoral, irrumpe en este ámbito, entre los que podemos mencionar están Fernando Collar de Mello, de Brasil; Alberto Fujimori, en Perú; Silvio Berlusconi, en Italia; Emmanuel Macron, en Francia; Jimmy Morales, de Guatemala; y el expresidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, entre otros.

Este fenómeno es llamado en algunos casos antipolítico y se ha puesto de moda por el éxito de muchos en llegar a lo ambicionado, los que lograron cumplir funciones públicas al margen de los cuadros políticos tradicionales.

Actualmente los pueblos están ávidos y sensibles a las promesas de candidatos nuevos, no ha sido fácil enfrentar largos confinamientos que impusieron la mayoría de los presidentes de Latinoamérica para frenar la COVID-19 y que provocaron una crisis económica.

Hoy no es cualquiera de la clase política tradicional que será aceptado, ya que, desde antes de la pandemia, los países de AL venían enfrentando una ola de protestas e inconformismo, más ahora con el impacto de este virus que ha dejado muertes, desempleo, pérdidas económicas y una mala gestión de algunos gobiernos en el manejo de recursos, para enfrentar la misma, lo que ha provocado descontento en los ciudadanos.

Todo esto suma y avizora una alta inestabilidad política, según una encuesta en el 2020, elaborada por la organización filantrópica global, Luminate, que apoya a estructuras cuyas políticas y acciones impulsan el cambio social, arrojó datos sobre la satisfacción de los ciudadanos con la gestión gubernamental ante la pandemia, en los países de Argentina, Brasil, Colombia y México, en los cuales ha disminuido la popularidad de sus presidentes, a excepción de Brasil.

Pero cual podría decir es el peligro de los Outsiders, pues es que estos son resultado de la crisis política global y la corrupción, por lo que los electores se sienten atraídos por ellos, olvidando que estos personajes no tienen la experiencia política, aunque eso sea lo que precisamente los vuelva atractivos.

Se vuelven candidatos que se ubican al margen de las reglas establecidas para poder criticar desde el otro lado y poder atribuirle a la clase política tradicional todos los males que aquejan a la población.

En realidad, este tema es muy amplio, no todos los ejemplos de Outsiders políticos son buenos, algunos pueden conllevar riesgos para los sistemas políticos y las democracias de los países, en algunos países han funcionado, pero en otros no.

A mi parecer votar por un candidato Outsider, que equivale a ser un fenómeno que se retroalimenta de la desilusión, desesperanza, irresponsabilidad, siempre será un riesgo, por su inexperiencia y su desconocimiento para liderar y sacar adelante un país, cosa no fácil, especialmente en este momento en que vivimos y en Honduras específicamente, necesitamos líderes preparados, con conocimientos, no que usen la decepción de muchos, para incentivar la demagogia y el populismo.

Mejor pensemos en alternativas, que blinden nuestra democracia de los egocentrismos de los Outsiders políticos, ya Platón, el gran filósofo griego, dijo que no era cierta la teoría que todos los hombres son iguales y válidos para gobernar, él establece una relación entre saber gobernar, deber gobernar y tener que gobernar, pues afirmaba, que de la forma en que se gobierne, va a depender la marcha de la ciudad.

En pocas palabras no cualquiera debe gobernar, pues hay que tener cierto arte y cumplir requisitos para gobernar, así que pidamos sabiduría a Dios, pues es el futuro de una nación el que está en nuestras manos al ejercer nuestro voto.

@IvonneTabora
[email protected]

Más de Columnistas
Lo Más Visto