Sobre el papel moneda en Centroamérica

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14 de marzo de 2021
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Sobre el papel moneda en Centroamérica

Por: Rubén Darío Paz

Partimos del enunciado que los billetes, nos pueden servir como fuente documental para entender parte del devenir histórico de un país, pocas veces reparamos sobre la valiosa información que contienen, esta se manifiesta desde el tipo de papel, los diseños, colores, tamaños, denominaciones, personajes, conmemoraciones, reconocimientos, etc. La amplitud que conlleva la temática en mención, nos permite tener un abanico de valoraciones, esta vez lo hago desde mi visión de coleccionista, pensando en la utilidad que el papel moneda, puede tener en la escuela básica, institución que tanto necesitamos fortalecer.

Convenimos que la incorporación de billetes o papel moneda en Centroamérica fue un proceso tardío, ya que las monedas metálicas (reales y pesos) dominaron el escenario desde el período colonial, tanto que se prolongaron hasta las primeras décadas del siglo XX. Las monedas durante la etapa colonial fueron los “reales”, de ahí la expresión que aún persiste, cuando la gente se refiere a alguien con mucho dinero, apuntan “ese hombre, tiene reales…” o “esa mujer tiene plata…”.

En la década de los años 70 del siglo XIX, hubo una serie de leyes para cambiar la designación de “reales” a “pesos”. Inicialmente la mayoría de monedas eran acuñadas en plata, algunas aunque escasamente se hicieron en oro, luego se utilizó bronce y en la actualidad se hacen aleaciones de níquel, cobre y zinc. Los cambios administrativos en política monetaria, fueron más visibles después de la Independencia en 1821, ya que se fortalecieron los “cuños o troqueles” en las pequeñas ciudades de cada uno de los países. Tegucigalpa y Comayagua en el caso de Honduras, San Salvador y Santa Ana en El Salvador, Guatemala y Quetzaltenango, Granada y León en Nicaragua, San José y Heredia en Costa Rica.

Conforme los Estados, fueron avanzando en sus procesos políticos y económicos, fue necesario ensanchar las diferentes actividades de compra y venta. Aparecen en los centros urbanos algunas “sociedades comerciales”, que con el tiempo se convirtieron en Bancos privados, alentados por las grandes inversiones y el fortalecimiento de rubros como la minería, café, bananos e incluso maderas preciosas.

El investigador Benjamín Solórzano señala “que en Guatemala entre los años de 1877 a 1893, asistimos al nacimiento y evolución del sistema bancario y menciona; Banco de Comercio, Banco Internacional, Banco Colombiano, Banco de Occidente, Banco Americano, Banco Agrícola Hipotecario”. Estos bancos emitieron los primeros “billetes de cambio” y luego “pesos” también en “papel moneda”. Las denominaciones y tamaños de los billetes eran distintos a los que ahora conocemos.

Al instaurarse el presidente Manuel Estrada Cabrera, en 1898 se creó el Comité Bancario. “En dicho decreto se establece, en el artículo 1: «…con el objeto de hacer una emisión de billetes hasta la cantidad de $6,000, 000, este comité tendrá la facultad de disponer de todo lo concerniente a la emisión, amortización y en su caso, cambio en efectivo de dichos billetes.» Durante varias décadas en los países centroamericanos, circulaban diversas monedas, esto siempre generó impases, sobre todo al querer estandarizar actividades comerciales.

El Quetzal como símbolo de libertad
En el caso de Guatemala, desde noviembre de 1924 en el gobierno de José María Orellana, se estableció el Quetzal en referencia al ave de bello plumaje, vinculada desde siempre en la cosmovisión del mundo maya. La particularidad de esta ave, es justamente, que no puede vivir sin libertad. El Quetzal, como moneda surgió con mucha solidez e incluso llegó a tener más valor que el dólar estadounidense.

En 1932 se introdujeron dos nuevas designaciones en monedas, de ½ centavo y 2 centavos, cuya aleación fue de cobre y zinc. El 15 de junio de 1946, se suscribe un acuerdo entre el Banco Central y el gobierno de Guatemala, en el cual el primero cesaría en sus derechos relacionados con la emisión de billetes y acuñación de moneda. A partir de ahí, el derecho de emisión sería ejercido por el Estado a través del Banco de Guatemala.

En septiembre de 1948, el Banco de Guatemala emite sus primeros billetes en denominaciones de 50 centavos, así como en (1, 5, 10, 20) y por primera vez, 100 Quetzales. Desde la visión popular al billete de un Quetzal, le nombraron “chemas”, pues ahí apareció la figura del expresidente José María Orellana. Mientras estuvo el dictador Jorge Ubico, canceló la emisión de los “chemas”, porque políticamente, Orellana era su enemigo. Estos episodios de cancelación de billetes por rencillas personales, no son exclusivos en Centroamérica, ya en otras latitudes tenemos peores ejemplos.

Quetzales en vuelo desde 1948
Los billetes de 5 Q, han tenido una serie de cambios, en 1948, se mostró un Quetzal en pleno vuelo, y al lado derecho del anverso una pieza de cerámica Maya, procedente de Uaxactún, y en el reverso una recreación de la resistencia indígena ante la colonización. Posteriormente se hicieron otros cambios y se incorporó un ovalo en blanco, que cumplía funciones de marca de agua y al observarlo trasluz, se podía ver la emblemática figura del héroe indígena Tecúm Umán. El billete más reciente de 5 Quetzales, salió al mercado en 1971, fue dedicado a Justo Rufino Barrios, gestor e ideólogo de la Reforma Liberal cien años atrás. Es revelador del hecho que este billete casi violeta, en el envés recrea una escena alegórica a la enseñanza, incorporando una maestra y sus alumnos.

Billetes ligeramente rojizos
Los primeros billetes de 10 Quetzales, de 1948 tenían una serie de elementos mayas, donde se aprecia un quetzal en vuelo y al lado derecho del anverso un modelo arqueológico de Tikal, en el reverso mostraba una escena representativa de la fundación de Antigua Guatemala. En 1959 los billetes siguieron presentando un estilo similar, las tonalidades variaron poco, pero sí fueron cambiados de lugar algunos elementos. Se incluyó un círculo blanco como sistema de seguridad de marca al agua, y se podía ver al héroe indígena nacional. Los billetes de diez, fueron completamente rediseñados y emitidos en 1971. La Junta Monetaria aprobó incluir en el anverso de los billetes el busto del general Miguel García Granados. En cambio, el reverso presentó la obra Asamblea Legislativa del maestro Enrique de León Cabrera. Al diseño le fueron agregados abundantes detalles geométricos, propios para enaltecer la cultura maya.

“Los barcos” como sinónimo de progreso
Los primeros billetes de 20 Quetzales, en el anverso mostraban inicialmente una apuesta al comercio marítimo, luego incorporaron de manera efímera un busto del poeta y sacerdote jesuita Rafael Landívar y en el reverso una bonita recreación del Acta de Independencia. Siempre este billete de veinte quetzales ha sido en tonalidades azules. Ya para el año de 1972, el diseño cambió y se incorporó la figura de Mariano Gálvez, prócer de la independencia y jefe de Estado durante la Federación Centroamericana. Este billete tiene profusos elementos mayas en ambos lados, pero sigue destacándose la célebre Acta de Independencia de 1821. Los últimos billetes de esta denominación ya tienen indicaciones en alfabeto braille.

Un billete en “color naranja”
El Banco de Guatemala en 1967, emitió el billete de 50 Quetzales, y en él se volvió a homenajear al gran impulsor de las reformas monetarias de los años 20, al general José María Orellana Pinto, y en el reverso muestra el elegante edificio del Banco de Guatemala, ícono de la arquitectura centroamericana, construido en 1966 por José Montes Córdova y Raúl Minondo. Las vistosas fachadas laterales están adornadas con figuras tomadas de los exiguos códices mayas. A los cincuenta Quetzales, le cambiaron su diseño pero mantuvo su color. En el anverso aparece Carlos Zachrisson, importante personaje que impulsó la reforma monetaria de Guatemala en 1924. En el reverso, se distingue un grabado sobre El corte de café, en un reconocimiento a la intensa actividad cafetalera guatemalteca.

Billetes de 100 Quetzales
Durante el año de 1949 se emitió el billete de 100 Quetzales, de tonalidades grises monocromáticas, en el costado derecho del anverso se incluyó el busto de un indígena nahualeño, obra del maestro Alfredo Gálvez Suárez. Debido a dicha ilustración del hombre con un tapado sobre su cabeza, se le comenzó a llamar al billete “cabezas amarradas”. El reverso tenía un grabado de la ciudad de Antigua Guatemala, donde destaca al fondo su famoso volcán de Agua, de un poco más de 3,760 msnm, más una serie de elementos mayas. A la postre se realizaron algunos cambios, pero más jugando con los mismos elementos, por lo que el indígena pasó al centro. Las tonalidades de colores cambiaron en 1960, presentando una versión azul un tanto gris. Además, se incluyó el color café para representar al indígena y una marca de agua en blanco, de forma cuadrada donde se podía apreciar al máximo héroe indígena Tecúm Umán. Según los especialistas del Banco de Guatemala “Alrededor del año 1969 se hicieron planes para reformar completamente los diseños de todos los billetes. Así que se propuso agregar a la figura del obispo Francisco Marroquín, defensor de los indígenas, en el anverso. En cambio, en la parte del reverso se incluyó el grabado del interior del edificio de la antigua Universidad de San Carlos de Borromeo en la Antigua Guatemala”. Estos billetes de 100 Quetzales circularon por primera vez en 1972 y tenían un color principal de tonalidades café-marrón, siempre incluyendo detalles propios de la cultura maya en diferentes tonalidades. En 1983, se le agregó en el anverso una especie de pirámide estilizada de Tikal, al fondo de la figura del filántropo obispo Marroquín.

Billetes de 200 Quetzales
En pocos países del continente se han dedicado billetes a tres personajes juntos, Guatemala lo hace desde el 2010 en el billete de 200 Quetzales, donde destacan tres maestros de la marimba; German Alcántara, Mariano Valverde y Sebastián Hurtado, ya en el reverso, se agrega una marimba con dos filas de teclas y la partitura de la clásica melodía La Flor del café. Evidentemente esté billete tiene uno de los diseños más encantadores del istmo centroamericano.

Miguel Ángel Asturias, vigente escritor
Aunque el billete de 500 Quetzales no está en circulación ya está diseñado, las autoridades solo esperan las exigencias del mercado para ponerlo en el mercado. En el anverso aparece el rostro de Miguel Ángel Asturias, premio Nobel de Literatura en 1967. También se tiene listo el billete de 1,000 Quetzales, y está dedicado a la multiculturalidad que caracteriza a Guatemala. Ambos billetes han sido producto de concursos y consensos entre comisiones de expertos en varias disciplinas afines a la numismática.

Honduras: billetes del siglo XIX
La situación de Honduras, respecto a la existencia de una cantidad de monedas circulantes, fue similar al resto de Estados centroamericanos. Se sabe que hubo “reales” por decreto hasta 1861 y que en 1879 se le denominó “pesos”. En ambos nombramientos, es evidente el “peso” de la dependencia de la tradición española. Con el advenimiento de la Reforma Liberal se empezaron a generar mayores espacios para la explotación de algunos rubros, de ahí que algunas compañías navieras, incluso emitieran sus propios billetes.

Es significativo destacar que las denominaciones en los primeros billetes eran bajas, por ejemplo The Aguan Navigation And Improvemet Company, emitió en 1880 un billete con valor de 0.50 Ctvs., al frente aparece la imagen de Luis Bográn, presidente de Honduras, pero no su nombre. Las compañías navieras emitieron denominaciones de 2, 5 y 10 pesos, únicamente que estos ya eran del tamaño casi estándar que conocemos ahora y en ellos se logra leer “a la vista en su oficina de Trujillo Honduras”. Eso nos recuerda la relevancia que tuvo la ciudad-puerto de Trujillo y alrededores, a finales del siglo XIX.

Entre ese período de finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, los billetes-papel moneda, eran más frecuentes, de ahí que algunas instituciones como el Banco de Honduras, Banco del Comercio y el Banco Atlántida emitieron varias series de atractivos billetes, que seguían denominándose “pesos”. Coincidiendo con el apogeo económico de la costa atlántica, el año de 1913, se fundó en la ciudad de La Ceiba, el Banco Atlántida, quienes posteriormente emitieron una serie de billetes de 1, 2, 5 y 10, y en ellos se lee Pagará al portador a su presentación, La Ceiba, Honduras, abril de 1913. Los billetes del referido Banco, se siguieron emitiendo hasta 1950. En sus diseños destacan elementos simbólicos a la mujer en sus diferentes roles, pero más basados en conceptos de deidades grecolatinas.

El nombre de Lempira envuelto en la polémica
Al denominar nuestra moneda con el nombre de Lempira, se pretendía reafirmar el rol del héroe indígena en la defensa del territorio contra los españoles, en las primeras décadas del siglo XVI. Debemos de aseverar, que en el caso de Lempira o Elempira como se conoció en relatos de varios cronistas, lo que defendió fue su territorialidad Lenca, si bien existían una serie de grupos culturalmente diferenciados y dispersos, estos no tenían vínculos entre sí, incluso a la fecha, cuando hemos indagado sobre el cacique Lempira, en otras comunidades indígenas o afro-caribes, el desconocimiento del héroe es evidente. Más bien resulta absurdo que a la cabecera del departamento de Gracias a Dios, se le colocará Puerto Lempira, llevándose de encuentro los nombres de los pueblos originarios ahí presentes. Lo ideal debe ser respetar la idiosincrasia de las comunidades autóctonas y afro-caribes presentes en el país.

Algunos apostaron porque la moneda se nombrará Morazán, sin embargo nuestro máximo paladín seguía teniendo adversarios, las justificaciones que se expresaron en aquel momento sobre él porque no colocarle el nombre Morazán, no fueron convincentes. Incidió el hecho que algunos líderes políticos provinieran del departamento de Intibucá y reforzaran la idea del héroe indígena. Fue así que mediante el Decreto Legislativo del 6 de abril de 1926, se le designó Lempira y se hizo la salvedad que era la única moneda nacional de Honduras.

En 1931 en el gobierno Vicente Mejía Colindres, declaró el Lempira como unidad monetaria del país, que sustituía al peso. La moneda se acuñó con las denominaciones de uno, dos, cinco, diez, veinte, cincuenta centavos, pero en febrero de 1932 el gobierno autorizó al Banco de Honduras fundado en 1889, para que emitiera papel moneda con billetes de un Lempira.

Los billetes que se elaboraron en ese entonces eran denominaciones de un Lempira, su color era azul pálido y el héroe indígena Lempira, aparece de frente con arco y flecha, conceptos bastantes lejanos de la realidad étnica hondureña. El gobernante Mejía Colindres, también autorizó al Banco Atlántida, para que emitiera billetes de todas las denominaciones, pero, ya con el nuevo nombre.

En el billete de un Lempira de 1951, se apostó por mostrar al héroe indígena, con diadema y pluma, sin embargo en el reverso se incluyeron elementos mayas, donde se muestra una de las estelas más reconocidas en Copán Ruinas. A este billete entre los años 60 y 70 se le fueron haciendo otros diseños, los motivos siempre han apuntado a mostrar el mundo maya, algunas veces el juego de pelota y luego el dios del maíz. A inicios de los años 70, Lempira aparece sin pluma, pero siempre con diadema y cabello ligeramente largo. En las emisiones más recientes vemos que el rostro de Lempira, aparece al lado derecho y se resalta casi al tamaño del escudo nacional que conforma el diseño al lado izquierdo. Una amplia panorámica de la gran plaza de Copán Ruinas, define el reverso. (Continuará en tres entregas).

Cancincamon, Talgua, Lempira.

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