GOTAS DEL SABER (34)

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27 de marzo de 2021
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GOTAS DEL SABER (34)

Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”

Por: Juan Ramón Martínez

I
En 1898, después del fallido intento militar del presidente de Guatemala, que fuera apoyado por Luis Bográn de Honduras y que terminara con la muerte de Barrios en Chalchuapa, en este año, se efectuó el intento más firme y esperanzador para le reconstrucción de la República Federal de Centroamérica. Los presidentes se autonombraron gobernadores, y se creó una estructura federal. Ante un movimiento armado, contrario a la unidad, ocurrido en El Salvador, Policarpo Bonilla, gobernador de Honduras, solicito información. Santiago Callejas le respondió desde La Unión, El Salvador, el 15 de noviembre de 1898. “Señor Gobernador del Estado. Se ha recibido el atento telegrama de Ud. fecha hoy. El Consejo me ha dado instrucciones para contestar los varios puntos que contiene de la manera siguiente: 1o. Por el decreto que transcribo a Ud. hoy se autoriza a los gobernadores de Estado para levantar cuatro mil hombres y entregarlos al general en jefe. 2o. El Consejo no cree que tenga facultad de levantar empréstitos forzosos, y antes agotará todos los medios que estén a su alcance para arbitrar fondos. 3o. Se han dado a las aduanas las órdenes correspondientes, según sus indicaciones. 4o. El Consejo está de acuerdo en que se debe por ahora aglomerar fuerzas en las fronteras, y solamente ha dado orden al general Alfonso Villela que ocupe Sensuntepeque, por ser punto que ha quedado fiel al Gobierno Federal. 5o. De acuerdo en que dejen guarniciones competentes en las cabeceras departamentales fronterizas. 6o. Se han empezado a dar pasos para evitar complicaciones exteriores. 7o. Se ha pedido una contestación al gobernador Zelaya sobre el punto que indica. 8o. El Consejo cree correcto que las órdenes se transmitan por medio del general en jefe, y de las principales dará conocimiento a los gobernadores de Estado. De Ud. atento S.S. Santiago Callejas”. (Alfredo Trejo Castillo, “Retazo de Historia de la Republica de Centro América”, páginas 181 y 182).

II
En 1897, en el municipio de Tela, el Alcalde Municipal era don Inocente Mejía, y Alcalde alterno Antonio R. Elvir, originario de Olanchito, en el departamento de Yoro. Para este año el cultivo del banano por parte de los hondureños, había aumentado significativamente. Los “Bananeros teleños al finalizar el siglo: Sigifredo Fernández 200 manzanas, hipotecada a la Cía. Francesa, Antonio R. Elvir 20 manzanas, José Balaguer 6 manzanas, Loreto Castro 4 manzanas, Ignacio Aranda (moreno) 28 manzanas, Eleuterio Núñez 10 manzanas, Juan José Morillo 20 manzanas, Manuel Gómez 20 manzanas, herederos Cayetano Ávila 15 manzanas, Basilio Matute 9 manzanas, Gregorio Murillo 4 manzanas, Cayetano Balaguer 15 manzanas, Compañía Francesa 30 manzanas. Total 416 manzanas. Srio. A. Valdelomar”. Barcos concesionados por el gobierno para exportar la fruta: Por Tela “Simon Dimois”, “Alliance”, “Salt Water”, “Simon Dimois”; por Colorado “Simon Dimois” “Alliance y Salt Water”, “Simon Dimois”. La producción de noviembre y diciembre es muy baja por los temporales fuertes y lluvias. Los ríos Lean, Tela, Gilantrique, se salen de su cauce impidiendo el trasporte a la playa y de la playa al barco. La alta producción de Colorado (ahora Esparta) en la barra del Rio Lean propició la creación del Municipio de Colorado en 1902. Esta lista de productores nativos y barcos concesionados, marca el momento supremo de la autosuficiencia de Tela. En este año el gobierno del Dr. Policarpo Bonilla, erige un faro en la entrada de Puerto Cortés y compra un guardacosta de hierro en Essen, Alemania, movido a vapor y artillado con un cañón de tres pulgadas de boca, para parar el desembarco de insurgentes y perseguir el contrabando de mercaderías. En 1911 el Capitán del “Tatumbla”, Choumount, fue sobornado para que Manuel Bonilla llegara al poder y darle a la U.F. Co., la concesión bananera de 1912”. (Rafael Ángel Elvir, “La Villa de Triunfo de la Cruz en la Historia”, paginas 98, 99 y 100).

III
El 22 de marzo de 1862, fue erigido como Obispo de Honduras, el sacerdote Fray Juan de Jesús Zepeda y Zepeda “nombrado para el cargo por su Santidad Pio IX, para cubrir la vacante dejada por Monseñor Hipólito Casiano Flores, muerto a consecuencia de un fuerte ataque de cólera morbus, el 29 de septiembre de 1857”. Entre esta fecha y la citada anteriormente, el cabildo eclesiástico designo Vicario capitular y administrador de la Diócesis al Presbítero Miguel del Cid, quien entró en dificultades con el gobierno de José Santos Guardiola, motivado entre otras razones por la suscripción del Tratado firmado entre Honduras y Gran Bretaña, y por el cual, está ultima le devolvió a nuestro país, las Islas de la Bahía y La Mosquitia. Uno de los artículos que molestó a Miguel del Cid fue que en el Tratado se estableció la libertad de culto a los isleños, especialmente, lo que a su juicio contradecía la Constitución de la República. “Por ese tiempo la capital del país se encontraba en la ciudad de Santa Rosa de Copán, lugar donde se había establecido el Presidente don Victoriano Castellanos, después de tomar posesión del poder en la villa de Guarita. Por tal circunstancia, fue ante la presencia del Jefe Político de Comayagua, señor Joaquín Velásquez, que el nuevo Obispo, nativo de San Antonio de Oriente, presentó el juramento civil, suceso del cual se levantó la siguiente acta: “En la ciudad de Comayagua a los veintidós días del mes de marzo del año del Señor de mil ochocientos sesenta y dos, yo el jefe político de este departamento, constituido en la casa de habitación del Ylmo. Señor Dr. dn. Fray Juan de Jesús Zepeda, Obispo de esta Diócesis, asociado de los señores Majistrados Dn. Mariano Garrigó, Dn. José Ma. Martínez, y con asistencia de la honorable corporación municipal, venerable cabildo eclesiástico, respetable clero y vecinos notables de esta ciudad, presencié el juramento civil que prestó el Ylmo. Señor obispo, después de haber tomado la posesión canóniga de su silla, el cual ejecutó en estos términos: Yn verbo Episcopi, tacto pectore, juro cumplir y hacer cumplir la Constitución y Leyes de la República de Honduras en la parte que me toca, y en todo lo que no se oponga a las leyes de Dios, y a las de nuestra Santa Madre Yglesia. En consecuencia y para los efectos convenientes y para que en todo tiempo haya constancia de este acto, se levanta la presente diligencia, que se firma por el infrascrito Jefe Político, el Ylmo. Señor Zepeda y los testigos de mi asistencia en falta de Escribano. J. Velásquez D. Dr. Juan de Jesús Obispo de Comayagua. M. Garrigó. J. Ma. Martínez”. (Víctor Cáceres Lara, “Efemérides Nacionales”, Tomo II, páginas 98 y 99).

IV
El 23 de marzo de 1843, el sacerdote Doroteo Alvarenga, argumentando haber fundado el pueblo de la Virtud y prestado servicios en las luchas militares en contra de Francisco Morazán, solicitó al Poder Ejecutivo “un terreno en el que pudiera establecer una cría de ganado que lo sostuviera en los años de su vejes, señalando dos terrenos , de diez o doce caballerías cada uno, para que cualquiera de ellos le fuera adjudicado, bien en pago de los sueldos que nunca le fueron reconocidos, cuando fue Capellán del Ejercito de Francisco Ferrera, que fue derrotado en San Pedro Perulapan, bien como indemnización por las pérdidas y prisión por él sufridas, en su lucha opositora contra el general Morazán”. El padre Alvarenga, cura de Chalatenango (El Salvador), afirmaba que “ante su actitud el gobierno de Morazán, se dispuso en tal grado contra mí, que mando confiscar todos mis bienes y subastarlos y como consistían en raíces, nada pude salvar y quedé reducido a la miseria”. Ante el requerimiento del padre Alvarenga, el gobierno de Ferrera, le denegó la petición alegando que carecía de facultades para satisfacer lo que se le pedía, “por lo que pasaba a la Cámara Legislativa el expediente, para que resolviera lo que procediera”. Dice Víctor Cáceres Lara, que el pueblo de La Virtud, el apellido Alvarenga, existe aún en numerosas familias de las más importantes de aquella localidad. (“Efemérides Nacionales”, Tomo II, página 100).

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