José Idiáquez Gamero y el proyecto de la Compañía Nacional de Fomento, Obras Públicas y Colonización

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10 de abril de 2021
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12:18 am
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José Idiáquez Gamero y el proyecto de la Compañía Nacional de Fomento, Obras Públicas y Colonización

Julio José Sevilla Galeano
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A finales del siglo XIX el Estado liberal hondureño comenzó a otorgar concesiones al capital extranjero con la finalidad de impulsar el modelo capitalista agroexportador. Dentro de este régimen concesionario, el Estado puso atención a regiones cuyos recursos naturales pudiesen representar grandes posibilidades de colonización e industrialización, como fue el caso de la costa norte. En este contexto, en el año de 1920 el ciudadano danlidense José Idiáquez Gamero (1876-1951) publicó en un informe de colonización dirigido al Ministerio de Fomento, Obras Públicas y Agricultura en el que se planteaba la fundación de una Compañía General Nacional de Fomento, Obras Públicas y Colonización como una asociación entre el Estado hondureño y accionistas extranjeros.
En este proyecto, Idiáquez planteaba que la Compañía Nacional estaría conformada por una directiva presidida por los Ministros de Fomento y Hacienda con la primacía del Poder Ejecutivo en la decisión de la misma. El área solicitada al gobierno se encontraba entre las regiones de La Mosquitia y de Entre Ríos con un total de doscientas mil hectáreas de tierras despobladas que debían destinarse a la colonización bajo una reglamentación de cultivo obligatorio. Además, esta Compañía General también dejaba a favor de las municipalidades de la República un total de treinta mil acciones gratuitas.

De igual forma, el informe solicitaba cincuenta mil hectáreas de tierra destinadas a las tribus indígenas de La Mosquitia, Olancho y Yoro, así como a las comunidades afrocaribeñas de la Costa Norte a quienes Idiáquez los definía: “a título natural e histórico, los verdaderos dueños de aquellas ignoradas y ubérrimas regiones” (Idiáquez, 1920, p. 8). Desde la perspectiva de Idiáquez, al carecer Honduras de ferrocarriles nacionales y ante la ausencia de carreteras se podía implementar reformas agrícolas más audaces sin afectar los intereses privados, ya que el país se encontraba poco poblado y poseía terrenos baldíos relativamente extensos.

Dentro del proyecto también se estipulaba facilitar la adquisición gratuita de diez a cincuenta hectáreas de terreno baldíos a cualquier hondureño, centroamericano y extranjero que se dedicase a la agricultura, a la crianza de animales domésticos o cualquier industria que necesitase de tierras siempre y cuando se comprometiesen a respetar las leyes nacionales y pagar un impuesto por el área concedida a partir del segundo año de encontrarse en posesión de los terrenos, existiendo la posibilidad de disminuir este impuesto si se aprovechase la tierra y aumentando si la descuidase.

Con estas medidas y con el apoyo del Banco Agrícola-Hipotecario y los créditos territoriales y municipales que fundase la Compañía Nacional se esperaba que se incrementaría el número de agricultores, con lo que a mediano plazo se traduciría en el surgimiento de pequeñas industrias que reembolsarían al Erario el valor de la tierra e incrementando el presupuesto público.

A inicios del siglo XX Estado hondureño le otorgó a la United Fruit Company y la Cuyamel Fruit Company derechos para explotar los recursos naturales de los alrededores, facilidades para exportar bananos bajo tarifas reducidas e importar productos para la construcción de ferrocarriles (Barahona, 2017, pp. 52-53). El proyecto expuesto por José Idiáquez cuestionaba este régimen concesionario y en su lugar proponía un sistema de participio limitado del capital extranjero para esta Compañía Nacional.

En este sentido, el proyecto colonizador estipulaba la regulación del capital extranjero con el fin de evitar los abusos o actividades que pudiesen afectar los intereses de la nación, pues Idiáquez consideraba que: “con este sistema de participio limitado del capital extranjero en este negocio, desaparece todo riesgo de predominio extraño en él, sin necesidad de hacer exclusiones, lo cual sería contraproducente, odioso e injusto” (Idiáquez, 1920, p. 14).

Finalmente, el plan de la Compañía Nacional implicaba una serie de reformas administrativas y económicas encaminadas en acabar con el sistema de subvención territorial para las empresas ferroviarias en la costa norte, siendo esta postura por parte de Idiáquez la expresión del discurso nacionalista de algunos intelectuales hondureños de las primeras décadas del siglo XX surgido a partir de la penetración del capital estadounidense y el acaparamiento de los recursos naturales y tierras por parte de las compañías ferroviarias y bananeras.
Por todo lo anterior, el proyecto de la Compañía Nacional de José Idiáquez se inscribía dentro de las ideas liberales, positivistas y civilizatorias de finales del siglo XIX que percibía a la región de La Mosquitia como inhóspita y salvaje, pero abundante en riquezas naturales. Además, el introducir colonos a estas tierras se procuraba a futuro el bienestar económico de los ciudadanos hondureños y se esperaba que con la colonización se garantizaría la defensa de la soberanía nacional en fronteras con escasa presencia estatal.

Referencias
Barahona, M. (2017). Honduras en el siglo XX: una síntesis histórica (2ª ed.). Editorial Guaymuras.
Idiáquez, J. (1920). Exposición al Ministerio de Fomento, Obras Públicas y Agricultura. Tipografía Nacional.

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