José Luis Moncada Rodríguez
Pasaron las elecciones primarias e enternas, resultados rojos por todas partes, iniciamos con el CNE al cual lo han bañado de sangre, aún así a mi parecer han sido bastantes injustos, creo que a pesar de que iniciaron tarde por el confinamiento de la pandemia, por el atraso de que el gobierno facilitara los recursos financieros y nuevas caras, hicieron un trabajo diferente, trasparentes y distanciado de las mañas viejas y de las cuales creímos eran buenas prácticas y que sus autores pasados reclamaban a gritos y los ignorantes eran el coro; hay mucho que mejorar y creo hay voluntad, capacidad y sobre todo necesidad de institución robusta para unas generales que obligatoriamente tenemos que tener.
Los otros resultados rojos y profundos fueron los del candidato “honesto” quien con su movimiento Recuperar Honduras llegó a menos de lo de antes, los números no engañan, en 2017 en internas sacó 344,431 y en estas elecciones 230,242 es decir 114,189 votos menos, en pocas palabras su esfuerzo en 4 años en la presidencia del CCEPL, con los sellos, micrófonos y demás en vez de sumar, le restó y así mismo dividió y generó grietas entre liberales y por ende pérdida de imagen del liberalismo del cual es evidente poco o nada comulga, sin lugar a dudas nunca habíamos estado en una situación tan baja, que quede de experiencia eso de traer caras nuevas no siempre resulta de beneficio.
Las Mesas Electorales Receptoras MER, igualmente se mancharon de rojo, en muchas de ellas se dieron situaciones anómalas y provocadas por representantes de los tres movimientos unos más que otros, sobre todos aquellos que no quisieron credenciales con nombre, identidad, foto y ahora gritan fraude y que igualmente no tienen las pruebas, ya que cualquiera firmó, cualquiera protestó, así que no se quejen ni hagan tanta bulla fue medicina de autoreceta por creerse sabelotodo.
Pero los rojos más bonitos o llamativos fueron los casi 800,000 votos liberales que sumamos, sin lugar a dudas se levantó el partido, el movimiento de Yani Rosenthal marcó una nueva etapa, se sintió aquella alegría y emoción liberal, para muchos de afuera sin explicación, ya que su regreso de estar en la cárcel por un delito que confesó y que pagó con privación de su libertad no ha sido límite u obstáculo para reconocer su capacidad, experiencia política y de empresario exitoso, sin duda un tema que seguirá en campaña nacional y con ojos de afuera, pero igualmente son los hondureños los que deciden, todavía habrá mucho debate y es entendible, mancha es mancha roja o de cualquier color.
Lo que llama la atención de este escenario rojo es que el “honesto” perdió frente al de la mancha por una diferencia de 109,000 votos, y dele con que fue fraude, cosa difícil de creer, pero bueno le gusta patalear en patios propios y ajenos, de tanto que hace que ya hasta rojo tiene los ojos.
Ahora bien, otros que se ensuciaron de rojo fueron los del CNA, quienes salieron a 7 días de las elecciones y sin sustento serio con un estudio de probabilidades de fraude, el mismo no cuenta con base seria de análisis comparativo, seleccionaron actas que les interesaba y otros detalles que son propios de análisis y estudio de profundidad y por profesionales de esta materia, yo le saco tarjeta roja a estos abogados que cada día demuestran ser parciales y menos objetivos.
Finanzas rojas también tenemos, es público que no ha habido trasparencia en los manejos de plata de los liberales, con propiedad lo digo, en 4 años en el CCEPL nunca vi, aprobé o rechacé un presupuesto, una liquidación, unos gastos, nada de nada, cómo puede ser que todo esté bien, puede ser que todo esté mal, será la auditoría que contrate los nuevos miembros de la dirección del partido que nos darán los colores finales.
Ahora a seguir con el rojo-blanco -rojo para las generales, yo sí tengo fe y esperanza que el liberalismo seguirá creciendo y que en estos meses todos tenemos trabajo de traer más rojos a nuestra lucha por regresar a gobernar para la mayoría de hondureños.
