BALDEMAR ALVARADO: UN COMBATIENTE PERMANENTE

ZV
/
5 de junio de 2021
/
12:41 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
BALDEMAR ALVARADO: UN COMBATIENTE PERMANENTE

LUIS ZAVALA

Recuerdo que conocí a Baldemar Alvarado en una reunión que había en las afueras de la casa de Hugo Sanabria (QDDG) a finales de los años setenta frente al estero ceibeño. Ahora no tengo claro si la reunión era de cumpleaños o un velorio. Lo cierto es que allí estaba Baldemar compartiendo con muchos amigos. Llegue a esa reunión y me ubique como parte de todos.

Tengo presente que se hablaba del papel que juegan las diferentes clases sociales en la sociedad y por alguna razón y más creo que por simpatía política, se mencionaba a los Rosenthal como parte de la solución liberadora de Honduras. En ese tiempo los Rosenthal formaron la ALIPO y eran irreductibles en su exigencia que el licenciado Jorge Arturo Reina no integrara la nueva organización. Aceptaban a Carlos Roberto Reina pero no a Jorge Arturo.

Estaban en esos análisis cuando intervine para decir que los Rosenthal eran una parte muy importante de la Burguesía Nacional que tenía interés en desarrollar el capitalismo en Honduras, que eran inversionistas nacionales y que encontraban resistencia y oposición militante en la oligarquía terrateniente Feudal y en la burguesía intermediaria. Que no había que hacernos ilusiones con los Rosenthal porque igual que cualquier millonario, solo les interesa el lucro. Que lo de ellos es coyuntural y vale la pena observar que en este momento se enfrentaban al poder más reaccionario de Honduras y por eso su papel es muy importante para fines del desarrollo capitalista. La propuesta Rosenthal como clase burguesa nacional era muy avanzada en ese tiempo y aún lo es, pero parece que ellos se han transformado. Todos vimos en Honduras como usufructuaron con sus representantes, el Poder Judicial para sus propios intereses. Amén de los partidos políticos tradicionales que permitieron, acuerparon y aprobaron militantemente esas prácticas. Dijimos que el feudalismo era una etapa muy atrasada y atrasa el avance de un país, que la burguesía intermediaria es la que gasta los dólares de Honduras importando mercaderías del exterior y boicotea el desarrollo agropecuario. Casos como el arroz que ya casi no se produce en Honduras porque ellos lo importan, ahora importan masivamente carne de cerdo, trigo, soya, etc. Cierta vez en el Congreso Nacional se introdujo una iniciativa de ley para que se considerara el trigo como un grano básico. La intención era darle al trigo los incentivos que se le dan al maíz, arroz y frijol. Esa iniciativa no fue aprobada. Eran y son muy fuertes los intereses económicos de la burguesía intermediaria importadora. Ahora, la burguesía nacional produce en Honduras y exporta trayendo dólares para sostener la estabilidad de la moneda y poder responder internacionalmente… Cuando hice ese aporte, Baldemar me quedó observando con admiración. Respeto, simpatía y casi diciéndome, siga compañero. Noté su interés en mi exposición y fui bien recibido. Su cara denotaba mucha alegría y sorpresa. La verdad es que en ese tiempo, yo era un joven de unos 25 años y con una formación política que no excluía ninguna versión filosófica. Entonces manejábamos con amplio conocimiento y habilidad la coyuntura política internacional, nacional y local. El tema de las clases sociales era parte esencial de nuestro saber.

Confieso que Baldemar Alvarado no actuó con egoísmo ni con posturas falsas. Estaba alegre de encontrar otro compañero de lucha. Así era Baldemar, un hombre que abría los brazos y su corazón a las personas que se comprometían por la libertad de Honduras.

Para entonces, Baldemar fungía como agente vendedor de una droguería de San Pedro Sula y lo hacía con buenos resultados. Los buenos sueldos de esos tiempos eran de L1,500.00 a L3,000.00 el que tenía maestría. No obstante, Baldemar tenía ingresos mensuales de L7,000.00 a L8,000.00. sin tener maestría. Ese poder adquisitivo más su conducta de persona solidaria, lo convirtió en un hombre generoso con sus amigos y dispuesto a resolver muchos problemas de gente que necesitaba.

Cuando fuimos teniendo confianza, narraba su participación en un movimiento Morazanista que se alzó en armas después del golpe de Estado al presidente Ramón Villeda Morales para obligar a los golpistas a retirarse del poder. Aquel movimiento tuvo muchos participantes y pocas acciones militares. Lo relevante en este caso que me ocupa es que Baldemar siendo un joven que rosaba los veinte años de edad, participaba activamente en un movimiento donde se arriesgaba la vida en serio. Participó en serio y se mantuvo en serio hasta los últimos días de su vida. El movimiento no alcanzó la mayoría de edad pero Baldemar y sus compañeros estuvieron presentes, listos y combatientes. Ahora que ha pasado el tiempo, se puede oír fácil cuando se dice que siempre estuvieron listos para el combate. Se puede oír fácil, pero se arriesgaba la vida. Muchos son capaces de matarse con machete y pistola con otra persona, pero cuando se trata de enfrentar el poder de un ejército, no están disponibles. Esto es otra cosa, esto es valor cívico y compromiso con Honduras.

Habiendo nacido en el municipio de La Lima, departamento de Cortés, vivió como adolescente el ardor de la lucha obrera en la gran huelga de 1954. Una lucha de entrega y sacrificio donde había mucha solidaridad y valentía. La huelga respondía a mucho maltrato y abuso de las compañías bananeras. No había tiempo límite de trabajo. Se pagaba un salario por ocho horas y lo mismo por 14, 16 o 20 horas y más como le ocurría a los muelleros y ferrocarrileros. Jornadas largas y extenuantes. Los líderes de la huelga eran custodiados por los trabajadores haciendo guardia afuera de las casas donde dormían. Esos líderes no eran académicos, algunos no sabían leer pero su compromiso llegaba al grado de dar la vida por la lucha. Después de meses de lucha, la huelga coronó con éxito y todo empezó a cambiar en las relaciones laborales. Los “campeños”, su familia y todos los vecinos aprendieron que cuando se lucha con decisión, la victoria es posible. En ese ambiente creció Baldemar y pudo vivir la felicidad que sintió el pueblo cuando asumió la presidencia de la Republica el Dr. Ramón Villeda Morales con Modesto Rodas Alvarado como presidente del Congreso. El éxito de la lucha obrera de 1954 empujó a estos gobernantes a emitir leyes importantes para Honduras, como el Código de Trabajo, la Ley del Seguro Social, la Ley de Reforma Agraria, etc. En ese tiempo, dichas leyes eran avanzadas y trataban de ordenar legalmente el país. De allí que el Movimiento Morazanista defendía los derechos logrados hasta la fecha y la continuidad de un sistema de gobierno que sirviera para desarrollar Honduras. Un sistema que borrara para siempre la forma cruel y sanguinaria que uso Tiburcio Carías Andino contra el pueblo. El que era liberal o no comulgaba con el régimen, tenía delito. Por su participación en estas luchas, Baldemar junto a muchos de sus compañeros fue exiliado del país.

Cuando conozco a Baldemar, es parte de un grupo de personas importantes y luchadoras sociales como Héctor Acosta Romero (Choquio) que fue presidente del SUTRASFCO desempeñándose como un verdadero líder, El doctor Alfonso Lacayo Sánchez, un luchador incansable por la igualdad de los derechos civiles de las personas, por la no discriminación y por un país con justicia y libertad, el abogado Ruiz Maradiaga que creía en un nuevo orden de cosas y progreso para Honduras. Baldemar era la parte dinámica del grupo, el hombre que organizaba, que irradiaba simpatía y daba confianza a las personas. Era una persona agradable pero cuando se trataba de combatir “el enemigo” era implacable, atrevido y temerario. Se exponía a todo.

En ese tiempo me incorporé a la lucha política tradicional y lo hicimos contra los profesionales de la política. Nosotros éramos ingenuos, decentes y jugábamos limpio en las elecciones. El adversario no. Ellos siempre jugaron con cartas marcadas.

Recuerdo una vez que fuimos a Nueva Armenia, Jutiapa en el carro del Dr. Alfonso Lacayo Sánchez. Ocurrió que el carro se descompuso y mientras esperábamos una solución, hicimos una carrera sin zapatos para ver quien llegaba primero al otro lado. Participamos, Héctor Acosta Romero (Choquio) el Dr. Alfonso Lacayo Sánchez, Baldemar Alvarado y Luis Zavala su servidor. También andaba con nosotros don Santos Hipólito Centeno pero no participo en la carrera. La competencia la gano Baldemar. La carrera no era fácil porque la carretera estaba balastada y se sentía las piedras y las piedritas al correr. Se hizo y disfrutamos el momento.

Al llegar a la Presidencia Carlos Roberto Reina, tuvimos mucha alegría que luego se fue desvaneciendo al no observar un comportamiento leal de aquellos líderes que habíamos apoyado siempre. Baldemar Alvarado obtuvo el puesto de gerente de la Portuaria en Castilla gracias al apoyo de su amigo Roberto Valenzuela gerente general de la Portuaria y el ministro de Economía Reginaldo Panting que resistió la presión de los diputados del departamento de Colón que reclamaban el puesto como de ellos y defendió ante los superiores la soberanía del Consejo Directivo de la Portuaria. El ministro Panting, se la jugó ante el presidente de la República y su hermano Jorge Arturo Reina.

En puerto Castilla Baldemar Alvarado tuvo una batalla de combatiente solitario guiado por sus convicciones y principios revolucionarios. Una gran compañía de pesca llegó a querer instalarse con redes del tamaño de un kilómetro cuadrado cada una. La empresa amenazaba con saquear los recursos marinos que sirven de sustento a nuestros pobladores de Colón y La Mosquitia. Luego Baldemar se manifestó públicamente en contra de la compañía y promovió acciones para evitar que se consumara el atraco de nuestros recursos marinos. La lucha fue dura y llena de amenazas, al grado que nuestro amigo Baldemar Alvarado decidió armarse con una pistola para defenderse de cualquier eventualidad. Esa vez luchó solo porque el gobierno no le ofreció apoyo, lejos de eso, el licenciado Jorge Arturo Reina le dijo que tuviera cuidado que esa compañía era poderosa. Aquel consejo del líder, laceró su alma y afectó sensiblemente su credibilidad en aquellos personajes que una vez seguimos con mucha ilusión. Aun así, logró que la compañía se retirara.

Estando de gerente de la Portuaria en Puerto Castilla, invitó al licenciado Jorge Méndez (exgerente del Banco Central en La Ceiba) para que lo acompañara a Tegucigalpa a realizar gestiones propias de la Portuaria y también para darle seguimiento al nombramiento del ingeniero Salvador Oseguera como Cónsul en la República de Brasil. El viaje fue realizado en un carro de la empresa portuaria que acusaba un deterioro con destino a chatarra. Durante el viaje a Tegucigalpa, le fueron echando agua por toda la carretera. El carro calentaba y calentaba. Pasando por un determinado pueblo, no encontraron agua y compraron hielo para mantener aquel “fogón”. Con todo el mal comportamiento del “vehículo”, llegaron a Tegucigalpa. Baldemar realizó las gestiones propias de su cargo y luego se fueron al Ministerio de Relaciones Exteriores a entrevistarse con el ministro Ernesto Paz Aguilar. El señor ministro Paz Aguilar, les dio atención de dignatarios. Estaban sorprendidos y contentos del trato que les daba su compañero de lucha. Hablaron del cargo de Cónsul del ingeniero Salvador Oseguera y dijo el ministro que ya estaba aprobado y que solo faltaba la partida presupuestaria que se iba a obtener de los dólares que ingresaban a la Portuaria. Que era cuestión de días para terminar todo el proceso y que el ingeniero Salvador Oseguera se fuera a Brasil a representarnos. El nombramiento nunca fue otorgado y de nuevo le fallaron a la militancia beligerante del partido. Además de la sobrada capacidad del Ing. Oseguera para desempeñar el cargo.

Baldemar Alvarado le gustaba el fútbol desde que era un niño. Con el Ing. Santiago Valladares tenían pláticas interminables sobre las actividades futbolísticas. Llegó a ser entrenador de un equipo del municipio de La Lima Depto. de Cortés en que destacaba el Ing. Valladares. Se felicitaban y se reclamaban. Parte de las buenas relaciones de amigos limeños.

A Baldemar siempre le gustó participar en la cancha como jugador. Cierta vez vino integrando un equipo de jugadores “veteranos” con mucho vigor a enfrentarse a un equipo de fútbol de la colonia de Los Maestros en La Ceiba, Atlántida. Se jugó en la cancha de los maestros. Estuve allí para ver el partido. A medio tiempo, lo visite en su área de descanso. Lo saludé y le pregunté cómo se sentía. Me dijo que bien pero que un cipote jodido lo estaba rayando. Mire -me dijo- como me tiene, enseñándome un rayón en la pierna. En eso salude a mi hijo Luis Ernesto que pasaba de largo, lo vio y me dijo, ese es el que me tiene bloqueado y todo rayado. Allí fue cuando le informe que ese cipote era mi hijo mayor. Entonces me dijo: “…ese cipote tiene futuro y mete la pata con fuerza…”.

Seguimos participando en la política tradicional. En el grupo había un espíritu de organización y disponibilidad para fortalecernos pero no avanzamos porque siempre jugamos limpio en un ambiente de tahúres.

Los acontecimientos posteriores y luego del golpe de Estado del 2009, apareció una nueva oportunidad distinta a los partidos tradicionales que en muchas oportunidades de gobierno demostraron que solo tienen diferente color pero que hacen lo mismo y obedecen al mismo amo. Mucho han gobernado y cada vez deterioran la República. Nos embarcamos en la formación de un nuevo partido político que sería su partido hasta el final de su vida: El Partido Libre

Tratándose de organización y establecimiento de estrategias políticas, Baldemar era muy ordenado, puntual y formal para hacer sus propuestas. Casi siempre por no decir siempre, Baldemar presentaba sus iniciativas por escrito y las sometía a discusión. Eso lo distinguía mucho en un ambiente desordenado. También esa forma de ser le daba ventaja competitiva.

Muchas veces compartimos social y políticamente con Baldemar en compañía de amigos como Jorge Méndez, Emilio Ramírez Pinto, Marvin Martínez, Carlos García, Matías Padilla, Héctor Acosta Romero (Choquio) y muchos otros. Él no tenía prejuicios contra nadie y todo el que llegaba a la reunión era bienvenido. Los jóvenes que escuchaban su narrativa, se quedaban impresionados y con ganas de seguir escuchándolo. Tenía ese don de darle importancia a todo mundo y hablar con el mismo interés en cualquier nivel social y político que se movía. Hablaba muy bien de las personas y sobre todo de sus amigos. Siempre resaltaba de ellos las cualidades y su buen comportamiento. Hablaba de manera contagiosa porque se sentía el valor que daba a las personas aportando noticias de interés.

Admiraba mucho a Ricardo Kawas y apreciaba la amistad que tenían. Para él, Ricardo Kawas, es una persona correcta, sincera y buen amigo. Hombre como pocos me decía…

Debo decir también, que por mucho tiempo, desarrolló una gran amistad con Jorge Méndez. Juntos iban al estadio, conversaban ampliamente, discutían apasionadamente, comían, brindaban juntos y se tenían un aprecio especial. Estaban dispuestos a la solidaridad mutua. Así fue hasta los últimos días de la vida de Baldemar.

De su familia se sentía orgulloso: de Tania, Gaby y Camilo. Admiraba a su esposa Lilian y así lo observaba cuando iba a su casa. A toda su familia amaba entrañablemente y admiraba las cualidades de cada uno. Tania le salió poeta y recuerdo que le gustaba repetir lo que una vez dijo Tania Alvarado en un programa de televisión: algo así como “no es necesario escribir libros de ficción, si Honduras es una ficción, América Latina es una ficción…basta con escribir esa realidad” nadie puede creer lo que aquí vivimos.

En los últimos días de la campaña política de las elecciones internas de marzo 2021, teníamos conferencias telefónicas con Baldemar y Wilfredo Flores de San Pedro Sula, otro campeño académico aquerenciado en la ciudad de los zorzales. Durante ese proceso, bromeábamos y sometíamos a análisis la realidad de Honduras y la realidad del partido Libre. Concluíamos que el país va por el rumbo equivocado y que se necesita el esfuerzo de todos los actores políticos que quieren mejorar Honduras para que unidos reorienten el país en beneficio de la hondureñidad. Eran pláticas largas, jocosas, agradables y muy serias.

Baldemar ha partido a la región desconocida. Nos ha pesado mucho su desaparición física. No es cualquier persona la que perdimos. Se trata de un hombre importante en la vida política de Honduras, Atlántida y La Ceiba. Un actor destacado que siempre dijo presente en los momentos de todo tipo. Si había que arriesgar la vida lo hacía. Siempre estaba en las marchas, en la toma de puentes, en las reuniones y en las asambleas partidarias. Nunca dijo que no a una tarea. Fue un combatiente limpio, transparente, cabal, sincero y luchador infatigable.

Le pido a Dios que lo reciba en su santo reino y que le dé un sitial de honor que se merece por su calidad de buen ciudadano y servidor permanente…

Más de Anales Históricos
Lo Más Visto