77 años del incendio que acabó con antiguo cine Hispano en Comayagüela

ZV
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3 de julio de 2021
/
12:33 am
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77 años del incendio que acabó con antiguo cine Hispano en Comayagüela

Cine Moderno. En estas instalaciones funcionó el antiguo Cine Moderno en Comayagüela.

¡HOLA, HOLA! Amables lectores donde se encuentren. Nuevamente con ustedes. Si están en la Honduras de allá, o la de acá. Comenzamos…

CINE APOLO

Retrocedamos. Comayagüela vio nacer al Cine Apolo allá por 1934. Se convertía así en el primero en la ciudad gemela. Según el distinguido historiador y periodista don Mario Hernán Ramírez, hombres visionarios como don Marco Reyes (tío abuelo del general ® Walter Reyes) y don Julio Alfaro, en esa época les dieron a los amantes del séptimo arte un motivo de sano esparcimiento.

Los empresarios se esforzaron por presentar las cintas que eran éxito en el exterior. La gente acudía en masa, ansiosa de no perdérselas.

Don Julio en aquellos tiempos combinaba esas actividades. También era propietario de una sastrería que hacía honor a su nombre: La Fama. La atendía personalmente en Calle Real de Comayagüela.

El empresario tuvo un hijo que llevaba su mismo nombre: Julio. Muchos amantes del fisicoculturismo y aérobicos lo recuerdan al frente de su también famoso Gimnasio Alfaro.

Por muchos años funcionó cerca del cine que fundara su padre. Ambos ya fallecieron, pero dejaron un legado histórico, cada quien en su rama.

Cine Apolo. Fue el primer cine en Comayagüela. Luego pasó a ser Cine Moderno.

CINE MODERNO

Ya para el año de 1940 sus antiguos propietarios se lo venden a la no menos visionaria doña Enriqueta de Lázarus. Una distinguida dama, emprendedora y benefactora que marcaría historia en la industria cinematográfica en nuestro país.

Años después y con gran suceso, igual estaría al mando de Cine Clámer del cual ya les hemos enviado trazos de su rica historia. También, bajo su cuidado y guía estuvo por muchos años la benemérita institución Cruz Roja Hondureña.

Ya en manos de “doña Queta”, como se le conocía cariñosamente, aquel Apolo se convierte en Cine Moderno. Este recoge otra página llena de estrenos cinematográficos que marcaron el recuerdo de muchos compatriotas venidos de todos lados de la capital.

Los habitantes de la antañona Comayagüela tuvieron en este cine otro escape para la distracción. Grandes “bombazos” del séptimo arte pasaron por su pantalla.

Algo curioso que le valió seguir con gran clientela. Aún por mucho tiempo su propietaria mantuvo aquellos viejos precios con que comenzó operando el antiguo cine Apolo.

Saquen celulares y comparen con los de ahora. Claro, todo es relativo. 15 centavos valía palco, 10 luneta y 5 centavos galería.

Las distintas localidades también marcaban las diferencias de clases sociales de la época. A palco, el más “caro”, iban las “poporoilas” de la sociedad. A luneta la clase media y en galería, con sus bancas sin donde hacer descansar la espalda, el pueblo-pueblo. La barriada.

Cine Hispano. Aquí dio sus funciones en tiempos pasados.

CINE HISPANO

Otro en Comayagüela. Un fatídico día del año 1944 su historia quedó en cenizas. Sus instalaciones fueron consumidas por un voraz incendio. Marcaría el antes y el después de los cinéfilos con su lugar preferido para distraerse.

Basta saber que lejísimo estaban de conocer la Internet y todos estos “chunches” de la era tecnológica de ahora. El cine era lo cotidiano a ver.

Los viejos habitantes de la gemela Comayagüela recuerdan esa tarde-noche como si fuera hoy. Todo comenzó normal, como siempre. Disfrutaban de su película favorita cuando drásticamente todo cambió.

Lo que sería otra velada inolvidable, dio curso a gritos de terror y desconcierto. Ante la desesperación por salir y salvarse de morir calcinados, vinieron los atropellamientos.

Cuerpos que quedaron atrapados entre la multitud, después eran consumidos por las voraces llamas que acabaron trágicamente con su vida.

Como trama de película de terror el final se convirtió en una pesadilla. La película estaba en lo mejor cuando de las máquinas salió un humo amenazante. Luego todo fue caos.

El Cine Hispano fue consumido por las llamas y con ello marcó la historia de su paso por el mundo del celuloide en nuestro país.

¿Por qué recordamos hoy esto? Era un 13 de abril de 1944. Se cumplieron 77 años de la tragedia que algunos sobrevivientes de aquellas viejas generaciones recuerdan y que enlutó a muchos hogares hondureños.

Doña Queta de Lázarus. Una de las pioneras de la historia del cine en Honduras.

VERSIONES

Esto que viene, también formó parte de la triste noticia. Cuenta nuestro interlocutor que humildes compatriotas siempre venían de la sureña localidad de Pespire trayendo grandes cantidades de mangos para venderlos en la ciudad.

El único medio de transporte eran sus carretas tiradas por cansados bueyes. El trayecto en ese entonces les tomaba muchos días.

Esa tarde noche ya habían terminado su jornada vendiendo su producto en el mercado San Isidro. Se disponían a descansar y disfrutar de una película juntos, en grupo, como hacían el lejano viaje.

Caminaron unas cuantas cuadras y dejaron algo de sus ganancias en la taquilla del cine Moderno.

Entusiasmados, los campesinos se aprestaban a presenciar una promocionada película que venía arrasando con la taquilla. Algunos de ellos encontraron la muerte.

Esa noche. Enormes filas se formaban en cada tanda. Solo el nombre de su actor principal atraía: Cantinflas. La cinta a ver: “Ni sangre ni arena”, según el periodista Ramírez.

Para complementar versiones, consultamos a don Antonio Rock, distribuidor de películas desde hace muchos años. Nos confirmó que la cinta que se exhibía sí era de Cantinflas pero que se llamaba -irónicamente- “El bombero atómico”.

Irónico también, porque al desastre no llegaron los bomberos. Pero todo fue –según cuentan- porque en ese tiempo no había Cuartel de Bomberos en la capital. El siniestro fue sofocado con carros cisternas que se encargaban de distribuir el líquido por la ciudad. El cine era propiedad de la Empresa Teatral Hernández.

Alrededores de donde funcionó Cine Hispano. Antiguos habitantes de la zona se vieron amenazados por las llamas que consumieron su sitio de diversión.

Y…

Continuará en alguna de próximas entregas mis amables lectores. Por hoy hasta aquí. Hemos dejado otra HUELLA imborrable de una parte de la historia de nuestros antiguos cinemas. Esta vez de la vecina Comayagüela. Hasta el próximo sábado si el Altísimo quiere.

¡QUE DIOS NOS PROTEJA A TODOS!

(Comentarios y más a mi correo: [email protected]. Y en mi muro en FB. Carlos Arturo Matute).

Comayagüela. También sus antiguos y desaparecidos cines forman parte de su historia.

RELAX
Mientras pasan los minutos, seguimos rodeados de noticias con hechos lamentables en todos los órdenes.

Una de tantas. Que las vacunas llegan a cuentagotas. Que segmentos de la población aún no están inoculados porque nos les “toca”. Otros, que la segunda dosis de la tal Sputnik V ha dejado en el limbo a otro sector (como a nosotros los periodistas) al no ver en el horizonte que vendrá la segunda dosis.

Desorganización, ineptitud marchando al paso de la improvisación. Las autoridades correspondientes van reparando las maletas en el camino. Sin anticipada planificación. Sin plan B.

Otra de tantas. Que ya días estábamos en sequía y ahora que llueve un par de horas aparece el mismo cuento de siempre. Caos en la vulnerable capital de todos los tiempos que dicen que cambia, pero la película es la de siempre. La de nunca acabar.

Todo crea un ambiente de tensión y zozobra. Hablando de películas, mejor les recuerdo que HUBO UNA VEZ… para mandarles algo de RELAX. Aunque sea por minutos en este otro fin de semana…

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