MORAL Y CÍVICA

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18 de julio de 2021
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12:24 am
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MORAL Y CÍVICA

PARECE un tema de rutina. Como descolorido por el tiempo. Pero la verdad es que frente a la pérdida de valores que observamos en todas partes, el tema de la moral sigue palpitando en el fondo de las relaciones humanas y en el corazón de los hombres y mujeres que anhelan un amplio margen de tranquilidad. Cualquier persona racional y razonable comprende que la civilización es imposible en ausencia del principio básico del respeto hacia los demás; especialmente si se trata del respeto a la vida.

Tales enseñanzas las recibíamos los hondureños, a mediados del siglo pasado, por medio de una asignatura llamada “Moral y Cívica”, que se impartía tanto en las escuelas de primaria como de educación secundaria. La asignatura era complementada con la práctica de los “Sábados Cívicos”. Inclusive circulaban textos que auxiliaban a estos cursos y sus correspondientes actividades “urbanísticas”, tanto en las ciudades como en los más remotos pueblitos del país. Esta parte saludable de los viejos programas de estudio, se ha desvanecido con el paso de los años, como si se tratara de algo que choca con las “modernidades curriculares”.

Personalidades aisladas pero importantes de nuestro país, han sugerido un retorno a los cursos de “Moral y Cívica” y sus famosos sábados. Pero casi nadie les ha prestado atención, por aquello que la enseñanza de los buenos comportamientos urbanos, entra quizás en contradicción de fondo con la ideología de “la lucha de clases”, ahora rebautizada como “teoría del conflicto”, tal como la nombraron en las décadas del setenta y del ochenta del siglo veinte, los sociólogos interesados en actualizar (o en convertir en eufemismos) las expresiones ideológicas del siglo diecinueve.

Al margen de los “ismos” y de las discusiones, tratemos de identificar las partes positivas de aquellas enseñanzas de los profesores de hace cuatro o cinco generaciones aproximadas. Lo primero que se les transmitía a los niños y a los jóvenes, era el respeto a sus padres, a sus profesores y al prójimo en general. Seguidamente, o casi a la par, se inculcaba el amor a la patria, sin importar quiénes estuvieran gobernando. También se añadía el interés por la flora, la fauna y otros conocimientos concomitantes.

Eran atractivos los detalles de aquella asignatura. Por ejemplo, se les enseñaba a las nuevas generaciones la manera correcta de entrar en los cinematógrafos, cuando éstos se encontrasen llenos de personas. No había que estropear ni incomodar a nadie en medio de las multitudes. A las damas y damitas había que respetarlas, evitando los lenguajes groseros que a veces salen de los lupanares. ¿Quién enseña estos detalles de urbanismo exquisito en los días que corren? Da la impresión que hasta hemos perdido la capacidad de lanzar y recibir piropos con delicadeza.

Los “Sábados Cívicos” estaban relacionados con la antigua costumbre griega de disciplinar el cuerpo y, de alguna manera, el alma. Ahí se destacaban los símbolos patrios y se cantaba el “Himno Nacional”. Agregado a todo lo anterior, se practicaban dos o cuatro horas de lectura cada semana, sobre todo en la asignatura de “Estudios Sociales”, en donde se conocía algo de la historia y de la orografía nacionales; pero también de los demás países latinoamericanos. Las lecturas se realizaban en voz alta, con la participación de los estudiantes y de los profesores, con el fin de aprender nuevos conocimientos, corregir errores y mejorar la dicción. No es casual que antes hayan sobresalido buenos declamadores y locutores radiales en distintos lugares de Honduras.

Como corolario, en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, se impartían los cursos de “Historia Universal de la Cultura”. Así que nadie percibía a Honduras como una isla agazapada en el mundo, sino como parte del concierto de todas las naciones, en donde flameaba la idea de progresar y la bandera de la dignidad. A pesar de los tiempos adversos que actualmente padecemos, nada se pierde con que los buenos educadores que aún subsisten, le pongan pensamiento a estas cuestiones.

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