Miseria humana

MA
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14 de agosto de 2021
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12:50 am
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Miseria humana

Edgardo Rodríguez

Nadie en este mundo puede preciarse de no tener defectos, es verdad que unos los tienen más que otros, pero todos somos imperfectos. Es más, a veces no me siento cómodo de abordar temas éticos o morales, porque soy demasiado imperfecto para tan delicada temática y no deseo que alguien que me lea, pueda creer que pretendo ubicarme en una altura espiritual donde no estoy ni pretendo ponerme, sin embargo, pese a esas limitaciones humanas a veces es preciso desmarcarse de ciertos individuos que denigran nuestra especie.

Me refiero a individuos de esta Honduras que lo que les impulsa, en el día a día, es el odio, el resentimiento y la maldad. Parece que no tuvieron una madre, un padre, un abuelo o un maestro que les ayudara a diferenciar lo correcto de lo incorrecto, las conductas miserables que debemos reprimir y no dejarlas salir de nuestros oscuros rincones del alma. Como decían antes, no se necesita ir a la universidad, para aprender a comportarnos, a no ir por la vida actuando como salvajes y a tener vergüenza de las malas acciones que como humanos imperfectos cometemos, de vez en cuando.

Y es que uno puede entender perfectamente que hay sectores, que adversan políticamente al gobierno de turno, ejercen su legítima libertad de pensar en la forma que les parezca. También, hay otros que uno comprende que ideológicamente van totalmente contra el modelo económico y social prevaleciente en el país y desean cambiarlo por algo que se parezca a Cuba, Venezuela o Nicaragua, también tienen derecho a tener sus convicciones, aunque no las compartamos. Las diferencias en las sociedades son inevitables y a la vez una especie de motor que mantiene viva y funcionando a las mismas, les permite superarse, renovarse. Pero cuando las diferencias entre las personas se tornan en odio, maldad y conflicto descendemos a las oscuras cuevas de las criaturas abominables.

Esas aberraciones humanas lamentablemente se han vuelto frecuentes en el país, cuando vemos como se intenta boicotear, por simple motivación política, la campaña de vacunación, lanzando en las “redes fecales”, como les llama el cardenal, información falsa, que confunde a la gente humilde del pueblo. Miserables son algunos médicos, con poses seudocientíficas, que descalifican las acciones de miles de personas que trabajan en el sistema de salud a nivel nacional, todo con el objetivo de destruir al gobierno y abrirle paso a sus candidatos presidenciales, sin importarles llevarse de encuentro al ciudadano común que nada tiene que ver con pleitos de ambiciosos.

Pesar me provoca algunos médicos, varios de ellos candidatos a cargos de elección popular o con conexiones en las cúpulas, que sueñan que los llamen a ocupar un cargo público en el próximo gobierno. Se les escucha descalificarlo todo y dar recomendaciones sobre vacunas, sin tener el mínimo conocimiento especializado en esa materia, son científicos del engaño y de la maldad. Estos “mesías”, disfrazados de blanco, han encontrado sus cinco minutos de fama dispersando falsedades, porque no saben, no conocen nada de lo que opinan, pero como les ponen un micrófono se destapan mintiendo y engañando a los incautos, que por desgracia son muchos.

No hay que jugar con las calamidades que azotan a la gente, como algunos lo hacen, ni desde el poder ni desde la oposición, no se debe usar el derecho a la salud como mentirosa bandera electorera. Eso es ser un miserable ser humano, es no tener valores éticos ni morales, carecer de caridad para con los que más sufren. Esos que hoy inventan tonterías y confunden a las personas, las envenenan con su odio y las empujan a la confrontación, más temprano que tarde, terminarán devorados por esas bajos sentimientos que esparcen a diario. La acción política debe ser para construir, no para destruir, para avanzar no para retroceder, para ser mejores seres humanos y no peores. Es legítimo, plausible, querer un cambio de régimen, pero el que lo sustituya debe ser cualitativamente mejor, con mejores ideas y propuestas, eso no se va a lograr con las mentiras y maldades que algunos practican.

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