Aquellas “Cocacoladas” del Central

ZV
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30 de octubre de 2021
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12:26 am
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Aquellas “Cocacoladas” del Central

Histórico. Aquí quedaba en los sesentas el instituto Central Vicente Cáceres. Después, la Galería Nacional de Arte.

¡HOLA, HOLA! el saludo cariñoso y fraterno a toda nuestra gente -donde se encuentre- que le gusta recordar. Lo que vamos a revivir hoy marca otra HUELLA. Otro paso en el tiempo ido que jamás volverá. Diversas reacciones provocan las líneas que cada semana les hacemos llegar. Relax.

Muchas de estas son alimentadas por nuestros fieles lectores. Otras, fruto de la experiencia en el tránsito de nuestra vida. Muchos de ustedes vivieron estas experiencias o se enteraron por sus padres. Algunos ni habían nacido. Mejor entremos ya al túnel del tiempo…

“COCACOLADAS”

Hablando de la capital, a las fiestas que se realizaban los sábados o domingos por la tarde se les llamaron “cocacoladas”.

Se efectuaban en algunos colegios, prevaleciendo en el Instituto Central. Precisamente en el primero de sus cuatro patios. En ese entonces sus instalaciones quedaban frente al parque La Merced.

En el tiempo sesentón que estudiamos ahí, su director era el profesor Carlos Aguilar. Un personaje serio, estricto, responsable, honorable, muy respetado por sus alumnos y la sociedad.

De aquellos maestros que fueron incomparables. En estas convivencias juveniles entre estudiantes, no se vendía licor a la juventud que en masa asistía por no haber aquí muchas opciones de diversión, como ahora.

Solamente se saciaba la sed después de las sofocantes tandas bailables, con la bebida de donde se derivaba su nombre. No supimos si la competencia de ese producto hizo algo, pero que yo supiera en ese tiempo no existieron las “pepsicoladas”. Quizá porque el término “mercadeo” era impensable.

Los jóvenes de entonces nos vestíamos como los artistas del momento. Con pantalones estilo “tubo”, botines estilo Beatles y “bucle” (mechón de pelo hacia adelante) estilo Elvis Presley y Paúl Anka. Bien “envaselinado”.

Preferida. En este sitio, al final de la plazoleta La Merced, se apostaba doña “Licha” con su famoso negocito (carreta) atendiendo a los jóvenes estudiantes sesenteros del Instituto Central.

¿QUE SE BAILABA?

La música era en vivo. No existían los discomóviles. Nada de luces ni efectos, pero la magia inundaba aquel bonito y sano ambiente juvenil de los sesentas. Para estas “cocacoladas”, los organizadores contrataban a orquestas o grupos de rock and roll.

Los favoritos eran la “Tropical” de “Toño” Medina (fallecido) y algunos juveniles como “Speed”, “Jets”, “Seeds”. También a Los Rangers junto a Roberto García (fallecido) intérprete de la mítica rola “La chica del Central” que no podía faltar, naturalmente.

La primera, aunque sus músicos integrantes ya eran maduritos, tuvieron que ponerse a tono interpretando la música juvenil preferida de entonces: el rock and roll.

¿A quiénes seguía aquella juventud? De afuera. A Elvis Presley, los Beatles, Rolling Stones, Ricardito, Bobby Darin, Paúl Anka, Jerry Lee Lewis, Chuck Berry, Bill Haley y sus cometas. En Español a un Enrique Guzmán, Alberto Vásquez.

También a Manolo Muñoz, Angélica María (madre de Angélica Vale). Los 007, César Costa, Roberto Jordán, Los Impala, Los Johny Jets, Los Yaky. Los españoles Raphael, Rocío Dúrcal, Joselito, Los Jabaloya, Los Diablos, Marisol, entre otros. Se bailaban “cachete con cachete”.

Aunque ahora parezca irrisorio – porque estas entregas también son leídas por muchos jóvenes- no se miraban las escenitas obscenas cono las de ahora, al ritmo de los vulgares reggaetón y el “perreo”. Mediocres ritmos que solo denigran a la mujer y echan por el suelo los valores morales entre los jóvenes.

Claro que existían las” enredaderas” entre los idilios naturales de aquellos años. Muchos ahora “chochando” con los nietos. Cabe decir que estas actividades eran supervisadas por los mismos mentores que estaban ahí. De principio a fin de las tardeadas bailables.

Enrique Guzmán. Muchos recuerdan las románticas canciones de este cantante mexicano de origen venezolano (padre de Alejandra Guzmán). Favoritas para bailar de las parejas enamoradas del ayer.

ANECDOTAS

Los estudiantes del Central y jóvenes de otros colegios que ahora peinan canas, éramos los “buclosos” que sacaban a bailar a las tímidas, pero lindas jovencitas de entonces. Ataviados bajo la moda que imponían los famosos.

Las “cocacoladas” comenzaban a las 1 de la tarde y terminaban a las siete de la noche. Después de las fatigosas tandas bailables, los que no podíamos comprar algo de lo que vendían “adentro”, con la excusa que “no quisimos porque no nos gustaba, aunque teníamos dinero” (¡?) (eso le hacíamos creer a las novias) sudados, con hambre y sed, en las afueras del Central estaba la solución.

A los jóvenes nos esperaba la que era una persona muy querida y por muchos siempre recordada: Doña “Licha”. Nos daba de fiado. Andar “hule” era también la moda.

Al final de la plazoleta La Merced tenía su carreta repartidora. Hacíamos cola. Todos los días al salir de clases y de las “Cocacoladas los fines de semana, degustábamos sus famosos emparedados.

Ofrecía pan con frijoles, pan con mantequilla y huevo junto a los refrescos por ella elaborados, envasados en los botellones tradicionales de Coca Cola.

Ayer y hoy. El canadiense Paúl Anka. Con su “Diana”, “Pon tu cabeza sobre mi hombro” y muchos éxitos más, cautivaron a los “buclosos” del ayer. Sigue activo.

PECULIAR

Doña “Licha” tenía una envidiable peculiaridad. Sabia nuestros nombres y la de nuestros padres, adónde vivíamos, por lo menos el barrio y…no se le olvidaba cuanto le debíamos.

Lo raro es que nunca apuntaba. Después se dijo que no sabía leer, ni escribir. Extremo que no fue confirmado.

Hace poco supimos lamentablemente falleció hace años. Adonde esté, nuestro inmenso cariño, extensivo a sus descendientes. Enorme sentimiento y tributo de toda aquella juventud sesentera del Instituto Central para quien supo de nuestras cuitas de amor y carencias de cipotes de barrio…

Nos sacó de apuros. Y si más de alguno le quedamos debiendo” que Dios se lo pague”, querida doña “Licha”.

Así, dejamos una HUELLA más. En el pedregoso camino de un ya largo trajinar.

“Los Jets” de Honduras. Animadores de aquellas “Cocacoladas”. Solo dos sobreviven. Tony Sierra y Víctor Donaire. A los extremos.
Omar Mendoza. Fundador de “Los Jets”.60s. Época dorada del rock and roll aquí en nuestro país. Aquí con su esposa doña Miriam y uno de sus nietos.

¡QUE DIOS NOS CUIDE Y BENDIGA A TODOS!

EL MENSAJE DE HOY:
Tanta cosa del ayer que se pone de moda. Ojalá volviera la ética, concordia, paz, sinceridad y honestidad…

HAY QUE VACUNARSE. ¿VENDRÁ LA OBLIGATORIEDAD?
Muchos, influenciados por esas “redes fecales” que más bien desorientan, le huyen a la vacuna contra el COVID -19. Provocando que contagien a más gente y que atrasen el proceso de rebaño que casi se ha conseguido en otras latitudes para volver a una nueva normalidad.

Aquí, un 43% de la población apta para hacerlo no se ha aplicado ni la primera dosis. Eso equivale a 2,684.718 personas. Para que el país pueda alcanzar una inmunidad de rebaño- dicen los especialistas- se tiene que alcanzar el 80% de cobertura total con segunda dosis. De una cifra global de 7,121.331 catrachos aptos para recibir el biológico.

Obligatoria. El Congreso Nacional está a la espera de recibir el proyecto de decreto que establecerá la vacuna contra el COVID-19 anticovid de forma obligatoria. Esto seguramente salvará muchas vidas. Estamos de acuerdo.

Como lo están diversos sectores como el sanitario, la academia, obreros, empresarios y empleados públicos.

Si esto se da, se tendrá que presentar el carné de vacunación completa. No solo para obtener un empleo sino para conservarlo. Lo mismo que realizar cualquier trámite y asistir a lugares públicos.

Pero como aquí a muchos las cosas importantes “por un oído les entra y por el otro les sale” ¿tendrá que venir la obligatoriedad para enderezarlos…?

CAM

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