En la soledad de la noche escucho el ulular del viento,
el canto de los gallos inquietos
y luego el perpetuo silencio.
Trato de escudriñar en mi mente llena de recuerdos:
el amoroso beso de mi madre,
las risas cantarinas de mis hijos en sus eternos juegos.
El primer día de escuela,
o la solemnidad de la iglesia y el murmullo de los rezos.
Recorro las calles de mi pueblo durante la quietud de mis sueños,
pareciera que en ocasiones quisiera ser un ave que remonta su raudo vuelo,
y ver en el horizonte las siluetas de las montañas allá a lo lejos.
Pero es la sed de amor y libertad en nuestro interno fuero,
el significado oculto de nuestras recurrentes fantasías!
Marco Tulio Medina
Tegucigalpa, M.D.C.