JOH, ¿el candidato a vencer?

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16 de noviembre de 2021
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12:03 am
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JOH, ¿el candidato a vencer?

CONTRACORRIENTE

Por: Juan Ramón Martínez

No figura en las papeletas. Ni hace campaña para conquistar votantes. No hace promesas, porque más bien está, en las últimas semanas para dejar el gobierno. Sin embargo, tiene una enorme exposición en los medios de comunicación, -aunque ya no aparece su rostro en las primeras planas de los periódicos-, lo que hace pensar que, anduviera en campaña. Cada acto suyo, inmediatamente es de conocimiento público. Prueba que cuenta con el mejor equipo de comunicación que presidente alguno ha tenido. La cobertura de sus actos es la más alta de un gobernante que, va de salida. Y aunque las encuestas lo colocan en los últimos lugares, los electores el 28 de noviembre próximo, votarán en contra suya; o a su favor, aunque marquen en papeletas donde no aparece su nombre o fotografía. Es el caso más raro de la política hondureña. Un político que evita las multitudes. Solo acepta reunirse con sus amigos y anda por el mundo, promoviéndose. Ni siquiera Carlos Flores se le compara. Se trata de JOH y solo les teme a los cantos que repiten “es para fuera que vas”. Los otros gritos, los aguanta, porque sabe que la mayoría del pueblo tiene razón. Entiende que, después de ocho años de gobierno, el pueblo tiene razón para estar cansado. Y no tiene calma para valorar su obra, que no es despreciable; pero siendo tema emocional, el electorado lo que quiere es que deje el poder. Y otro hondureño, sin excluir a un nacionalista, le suceda. En fin, sabe que se está jugando un lugar en la historia, y que una vez fuera del cargo, será objeto de cuestionamientos, por lo que quiere dejar rastros para que Clío no sea injusta. Cuando le comparen con quienes le sucedan, pueda tener la opción de volver a imaginarlo como candidato; y regresar al poder. Por ello ha contratado a escritores para que le escriban un libro sobre su obra de gobierno en qué, superó a Zelaya y sin reformar la Constitución que sigue intacta, se reeligió y contra todos los pronósticos, derrotó a sus adversarios que creían que lo batirían en las urnas. Sabe que no puede vivir mucho tiempo fuera del poder. La carrera fulgurante que lo llevó a la Presidencia de la República, sin mayores esfuerzos, con pura simpatía, más con arreglos y transacciones, y avanzando en silencio sin pelear con nadie y sin amenazar a ninguno, justifica hacerle creer que no es posible que, el camino que le permitió llegar al poder, de la noche a la mañana, se cierre y desaparezca. Engullido por el olvido.

Menos tímido que Carlos Flores; más respetuoso que Manuel Zelaya o Nasralla y más austero que todos en la vocación de esconder sus debilidades. Por lo que, sin duda, junto a los otros caudillos, cualesquiera sean los resultados, seguirá influyendo en la vida política. Sus enemigos, los más numerosos que presidente alguno ha tenido, después de Tiburcio Carías Andino, esperan que sean los narcotraficantes que terminen políticamente con él, apoyados por los fiscales de Nueva York. O que la crisis que se avecina con Ortega de Nicaragua, cuando Estados Unidos nos instrumentalice nuevamente, tenga que asilarse en Managua y obtener la nacionalidad nicaragüense.

Es probable que el mayor error es que, lo sobrevaloran. Tiene muchos flancos débiles. Su habilidad radica en disimularlos y en no provocar discusiones. Más bien, tiene cuidado de pactar con Flores y Zelaya Rosales, con los que mantiene comunicación abierta. Enfrenta una oposición, que, por visceral, no puede identificar sus debilidades. Los ataques, aunque populares, no son efectivos. Nunca entendieron que no se reelegiría. Algunos esperaban que suspendería las elecciones. O que no entregaría el poder. No entienden que, lo deja porque ha perdido los afectos de Washington.

En conclusión, este candidato que no es candidato, seguirá gravitando en la política nacional. Deja la presidencia muy joven. Es el caudillo de los nacionalistas. Que no necesita contar los votos para conocer los resultados. Sabe que tiene que defenderse de sus enemigos, muchos de los cuales -es su debilidad, JOH no conoce- se mueven para evitar que intente como Carías, volver al poder. La historia está en su contra. Pero los retos a JOH, lo estimulan para romper tendencias e imponer nuevos caminos. Es un perfecto “animal político”.

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