La reelección es ilegal
A pesar de las prohibiciones y estragos que causa el uso de la infernal pólvora, Tegucigalpa tronó y retumbó la noche del 24, dizque, en señal de regocijo por la llegada del Hijo de Dios pero, la verdad es que toda esa euforia y desmadre son producto del “bendito” alcohol, sin sospechar quienes lo provocan el enorme daño que causan al resto de la población, no solo por el ruido estruendoso sino la contaminación al medio ambiente, el perjuicio a los enfermos, sobre todo a los que adolecen problemas del sistema nervioso, los ancianos y discapacitados de todo tipo; y aún más a los pobres e indefensos animalitos domésticos, perros y gatos que sufren terriblemente ya que su sistema auditivo es muy sensible; agregándose a esto el daño a las aves que pernoctan en las copas de los árboles.
En fin, este desastre ambiental se ve que es difícil de controlar, sobre todo a los irresponsables discípulos de Baco que les gusta empinar el codo, importándoles un bledo la suerte de sus menores hijos que generalmente son víctimas de irreparables pérdidas corporales.
Elsa de Ramírez
Tegucigalpa, M.D.C.
