GOTAS DEL SABER (70)

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12 de febrero de 2022
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12:20 am
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GOTAS DEL SABER (70)

Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”

Juan Ramón Martínez

I
El 1 de febrero de 1989, el general Terencio Sierra –según Froylán Turcios el más desequilibrado mentalmente titular del Ejecutivo hondureño de toda la historia–, a las dos de la tarde, en una solemne ceremonia, asumió la titularidad del Poder Ejecutivo. Recibió el cargo de manos de su antecesor, Policarpo Bonilla Vásquez durante cuatro años, dentro de la ley, lo había ejercido. Estaba presente el presidente del Congreso Carlos Alberto Uclés. El presidente saliente, entregó al nuevo mandatario un ejemplar de la Constitución de 1894 — la “gloriosa”, la llama Óscar Aníbal Puerto– “pidiéndole lo entregara incólume a su sucesor el 1 de febrero de 1903. El nuevo presidente manifestó su firme determinación de cumplir con el patriótico encargo”. (Cáceres Lara, 49). Acompañó a Sierra en la titularidad del Ejecutivo como vicepresidente otro general, José María Reina. El autor citado nos recuerda que Policarpo Bonilla, habiendo impulsado con algún éxito formalmente hablando, había logrado un acuerdo de reconstrucción de la República Federal, por lo que Sierra y Reina fueron elegidos como gobernador y vicegobernador del Estado de Honduras. En el ínterin, al derrumbarse la República Mayor de Centroamérica, los electos fueron considerados “pese a las maniobras en contra” presidente y vicepresidente. Caprichoso y mentalmente desequilibrado -todos los políticos y gobernantes lo han sido y lo seguirán siendo; pero Sierra es el más conspicuo- se ha resistido inicialmente a dejar Coray, Valle, donde tenía plantaciones de caña y varios trapiches de hierro para producir panela. Al final lo convencieron y llegó a Tegucigalpa para aceptar el cargo. Contradictorio como era, al cumplir sus cuatro años, olvido el compromiso contraído con Policarpo Bonilla y maniobró para que el que, lo había obtenido con mayoría de votos, su enemigo Manuel Bonilla, no asumiera el mando de la República. Impuso a Juan Ángel Arias y provocó la primera guerra civil del siglo. Hasta que lo vencieron en la batalla del Aceituno, en Valle.

II
“El 2 de febrero de 1845, el vicepresidente salvadoreño Joaquín Eufracio Guzmán, quien ejercía el poder por ausencia del presidente, general Francisco Malespín, que aliado con Honduras hacía la guerra a Nicaragua, dispuso desconocerlo en su alta investidura y asumir la comandancia general de las armas, alegando como pretexto el franco desprestigio en que Malespín se hallaba dentro y fuera de El Salvador. A finales del año anterior el presidente Malespín aliado con el presidente Francisco Ferrera de Honduras, había organizado el ejército llamado “Protector de la Paz” y llevado la guerra a Nicaragua para exigir le fueran entregados los generales José Trinidad Cabañas, Gerardo Barrios y demás “coquimbos” que, le habían promovido la insurrección de San Miguel y se hallaban refugiados en la ciudad de León. El asedio de esta ciudad revistió caracteres realmente épicos. Fuerzas salvadoreñas al mando directo del general José Trinidad Muñoz y hondureñas bajo el comando del general Santos Guardiola, lograron tomar la importante ciudad nicaragüense después de 45 días de sitio, pero los “coquimbos” pudieron salirse de León, trasladarse a San Salvador y convencer a Guzmán de que había necesidad de alzarse contra Malespín y la política funesta que representaba. El general Gerardo Barrios era pariente político de don Joaquín Eufracio, y el general José Trinidad Cabañas era a su vez pariente político de don Gerardo. Total, que los “coquimbos” tuvieron éxito y el vicepresidente salvadoreño se resolvió a plantársele a quien era muy temido por su valor, así como por su falta de piedad con los vencidos. Malespín envió fuerzas contra Guzmán, las cuales lograron un triunfo sobre las que comandaba el general José Trinidad Cabañas, en la acción de Quelepa; pero el propio Malespín fue derrotado por el presidente Guzmán en el combate de Montero. Viéndose vencido, Malespín solicitó la ayuda de su aliada Honduras, presidida entonces por Coronado Chávez, y estalló entonces una guerra absurda entre ambos gobiernos, en la cual, las tropas salvadoreñas que invadieron a nuestro país bajo el mando de los generales José Trinidad Cabañas e Indalecio Cordero, fueron derrotadas, respectivamente, por los generales Santos Guardiola y Francisco Ferrera en Comayagua y Sensenti. Las tropas hondureñas que invadieron El Salvador fueron derrotadas parcialmente en el Obrajuelo; y se apuntaron un triunfo en La Unión. Esta guerra innecesaria terminó con la paz de Sensenti el 27 de noviembre de 1845.” (Cáceres Lara, Efemérides Nacionales, Tomo II, 46 y 47).

III
Los pleitos de los políticos en el interior de sus propios partidos, no son cosa nueva. El Partido Liberal, el gran árbol de donde se han desgajado las ramas que dieron vida al Partido Nacional (1923) y actualmente a Libre (2009), ha sido el que ha provocado más inestabilidad en la historia del país. Lucas Paredes que no le esconde a los liberales sus excesos y errores, escribió que “ los liberales panteristas o exaltados, con el ministro de guerra doctor José María Ochoa Velásquez, general J. Ernesto Alvarado, doctor José Ángel Zúñiga Huete y don Raúl Toledo López, elevaron a mediados de 1929 un pliego de motivos al presidente (Vicente) Mejía Colindres” para que retirara su apoyo al “tostismo” ( Vicente Tosta, presidente provisional al finalizar la guerra civil de 1924), amenazando que de lo contrario organizarían el Partido Liberal Reformista. Mejía Colindres hizo poco caso a aquellas exigencias. Poco después, apareció bajo la dirección del licenciado Manuel Ugarte un botafuego que sirvió de órgano a la naciente agrupación política creada para combatir al gobierno coaligado, grupo que se concretó a pedir que el régimen fuera exclusivamente liberal (Es decir que en el gobierno solo hubieran empleados de este partido). Al mismo tiempo el vicepresidente de la República, ingeniero don Rafael Díaz Chávez trató de organizar otro grupo político llamado Liberación Económica, de avanzadísima tendencia liberal, el que no pudo encausarse debido al sórdido ambiente que le formaban en una u otra parte donde se presentó el ingeniero Díaz Chávez exaltando las futuras proyecciones que abarcaban el programa de su llamada Liberación Económica. Después vino el fatigoso pugilato dentro de las filas del liberalismo, pugnando cada quien para ser nominado candidato a la Presidencia de la República. El sector anti “mejiacolindrista” anima una corriente favorable para el doctor Jacinto A. Meza; otros para el ingeniero Díaz Chávez y los de presa y violencia, por el doctor Ángel Zúñiga Huete. Entre tanto Mejía Colindres hacia sus combinaciones con la esperanza de que pudiera sucederle su colega y amigo el doctor Ernesto Argueta” (Lucas Paredes, 415,416). Como se puede ver, las crisis entre los liberales, no son nuevas. Ni siquiera las tempranas como está ocurriendo en el partido de gobierno actual que, por más posturas diferentes que asuman, tienen en el fondo mucho de los que sus adversarios llamaron “panteristas, exaltados, de presa y violencia, porque, aunque no lo quieran, son los descendientes de los liberales que solo mantuvieron el ánimo vivo y la disposición para pelear por la sucesión presidencial.

IV
El 6 de febrero de 1980, por decreto número 881 la Junta Militar de Gobierno (Policarpo Paz García, Domingo Álvarez y Amílcar Zelaya Rodríguez) aprobó el Acuerdo Número 11 de fecha tres de marzo de 1978, contentivo del Convenio entre el gobierno de la República de Honduras y el Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas (CIME) y por Decreto número 882 se aprobó el acuerdo número 18 de fecha 3 de diciembre de 1979, “Adhesión al Protocolo del Tratado Relacionado con la Permanente Neutralidad de Operación del Canal de Panamá”, firmado el 7 de septiembre de 1977 en la ciudad de Washington, D.C. Estados Unidos. De modo que, de conformidad con la suscripción de tal tratado, Honduras y sus Fuerzas Armadas, están obligadas a apoyar, con todos sus recursos, a los Estados Unidos en caso que alguna potencia internacional, quiera tomarse el Canal de Panamá, para cerrar sus operaciones; o para negarle el paso a tropas y equipo de los Estados Unidos o Canadá.

V
El 17 de febrero de 1977, por Decreto número 587, se elevó el nivel académico de la Escuela Nacional de Agricultura, con sede en la ciudad de Catacamas, Olancho, dependencia adscrita a la Secretaría de Estado en el Despacho de Recursos Naturales para que pueda otorgar el título de agrónomo con especialización en Producción Vegetal y en Producción Animal. Varios meses antes, durante la ceremonia de graduación de los Peritos Agrícolas, el jefe de Estado Juan Alberto Melgar fue fustigado y en algunos casos, hasta ofendido por el alumno que habló en nombre de los graduados, achacándole a las Fuerzas Armadas, todos los males de la República. Melgar abandonó el lugar muy ofendido. Algunos de sus asesores, le recomendaron el cierre de la institución. Pero los responsables de Recursos Naturales, más bien le convencieron que lo ideal era reorganizar la institución, elevando su nivel y especializándola, lo que al final Melgar Castro aceptó.

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