Hoy se celebra el Día del Amor y la Amistad, ese muchas veces elusivo sentimiento, que nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos.
Siempre se ha dicho que el primer amor es uno mismo, pero en el camino vamos encaminando ese sentimiento, hasta llegar al amor de pareja.
Ese amor bíblico, consagrado por el sacramento del matrimonio y que nos manda a amar al cónyuge hasta la muerte.
Es por eso que, en este día tan especial, entrevistamos a dos parejas, unidas por una extraordinaria relación, que se constituye en un verdadero ¡pacto de amor!
Gerardo e Hilda Facussé: amarnos en todo tiempo y momento tal y como lo manda la biblia
Su historia de amor comenzó el 5 de mayo de 2006, fecha de su boda, luego de un noviazgo en el que se tomaron el tiempo de conocerse, evolucionar, hasta llegar a amarse.
Afirman con mucha fe y convicción que Jesucristo es el centro de sus vidas, lo que les ha ayudado a ser el refugio el uno en el otro y a tener sabiduría para amarse cada día.
Se han constituído en una institución matrimonial como amigos, compañeros, un equipo en el que hay mutua admiración, impregnada de integridad, lealtad y respeto.
“Como dice la biblia somos yugos iguales, ayuda idónea, ese gran complemento, que de la mano de Dios hemos fortalecido a nuestros hijos”, explican.
Abogan porque los matrimonios no se disuelvan, ya que se desintegran porque no luchan y no aprecian las cualidades y virtudes de su pareja.
Ambos se han proyectado en cuestiones sociales, ayudando a su prójimo en crematorios, cárceles, albergues, visitando a madres solteras, niños en riesgo social, mamás adolescentes, actividades que los han hecho no enfocarse tanto en ellos, sino en los más necesitados.
En fin, para esta enamorada pareja, el amor es en todo tiempo y en todo momento, tal y como lo manda la biblia.
Ellos recomiendan no ver las debilidades del otro, sus defectos, sino al contrario y sobre todo que los problemas no les impidan ser felices.
El compañerismo es importante, más vale dos que uno, la comunicación, han sido para Gerardo e Hilda, las bases de su sólido matrimonio, acompañado de lealtad y fidelidad.
Gladys González y Mauricio Molina: nuestro secreto es poner a Dios ante las diferentes situaciones de la vida
Esta es la historia de amor del cirujano dental, Mauricio Molina y de la diseñadora de moda Gladys González, quienes procrearon a Mauricio, María José, Eduardo, Daniella y José Antonio.
Tienen 26 años de casados y se conocieron haciendo ejercicio en el gimnasio que en ese tiempo se llamaba Body Blasters desde entonces siguen entrenando juntos.
En sus fechas especiales viajan o cenan juntos y aprovechan para compartir anécdotas familiares.
Para ellos llevar un matrimonio es un esfuerzo de dos personas para convivir y hacer todo para que se conserve bien.
“Aprender a renunciar a uno y pensar primero en la otra persona que un día te cautivó, es uno de los aspectos vitales para mantener la felicidad matrimonial y ser un ejemplo para los hijos y futuras generaciones, comentaron”.
Lo más importante es el amor y la comprensión para que funcione y poner a Dios frente a las diferentes situaciones de la vida, explican con alegría y entusiasmo.
Luego de más de dos décadas de amor, afirman con convicción que poder compartir pequeños momentos que les traen recuerdos gratos es muy gratificante para ellos.
Ellos comparten secretos de su felicidad, como disfrutar pequeñas cosas de la vida, ver a sus hijos convertidos en profesionales con altos valores morales, comparten a los lectores de La Tribuna.
El crecimiento en diferentes aspectos de la vida en común, así como el apoyo mutuo, son aristas muy importantes en la vida matrimonial.
Así como enamorarse diariamente, recordando siempre lo que un día los unió, son sin duda algunos de los secretos de esta feliz pareja.
