Nuevo orden energético mundial

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25 de marzo de 2022
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12:04 am
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Nuevo orden energético mundial

Por: Antonio Flores Arriaza

La crisis energética ya se miraba venir desde el año pasado. Luego de los acuerdos para afrontar el cambio climático de la COP26 en Glasgow, Escocia que implicaron prescindir del patrón carbón y, progresivamente, reducir la dependencia de la matriz de hidrocarburos a consecuencia que Europa, el año pasado, sufrió importantes efectos por el cambio climático, destacando las impresionantes inundaciones. Europa encontró que la matriz verde (energía fotovoltaica y la eólica) resultaban insuficientes para atender sus demandas. El gas natural surgió como la gran alternativa a esta problemática. Europa depende en un 40% (en promedio, ya que algunos, dependen grandemente: Moldavia, Bosnia y Macedonia en 100%, Letonia en 93%, Bulgaria en 77%) del gas natural para mucha de su actividad económica y de vida: cocinar, la calefacción y la producción industrial. El gran problema es que depende, en gran medida, del gas natural que le provee Rusia. Y entonces, surgieron los intereses geopolíticos y geoeconómicos (la gran importancia que esta temática adquiere obligar a usar el término geoenergéticos).

Por un lado, el temor ancestral a depender de Rusia hizo que Europa, empujada por USA, reaccionara a ese miedo hacia Rusia. Por otro lado, el tema geoeconómico se basa en que el gran competidor de Rusia en la provisión de gas a Europa es USA. Pero con una gran diferencia: USA provee gas licuado que, por las dos reconversiones y su transporte hasta Europa, obligadamente, tiene un precio más alto. Así resulta que el costo de la energía y su poca oferta ha creado una crisis geoenergética. Y, toda crisis, demanda ser resuelta: de un modo u otro.

Tenemos que, Arabia Saudí y Emiratos Árabes se han negado a aumentar su producción de energéticos. Qatar es proveedor de gas licuado y ya ha ofrecido atender la demanda de Alemania. Las autoridades de Alemania han prometido que, el próximo año, ya no dependerán de Rusia (no importa que el costo pueda ser tanto como un 40% más caro).

A Rusia esta decisión de Europa de no comprarle gas natural y petróleo puede no resultarle tan importante. Rusia tiene dos clientes: China e India que, siendo los países con la mayor población del mundo y con la producción más elevada del planeta, son sedientos de energía. Rusia puede redireccionar sus ventas hacia Asia y hacia África (ahora territorio chino) y con ello podría resolver su oferta.

Noruega, el gran productor de gas y petróleo de Europa, podría verse compelido a aflojar sus políticas ambientalistas y aumentar su producción para atender a los europeos. Obviamente, Europa ahora choca con la posibilidad de retomar la matriz carbón y petróleo, especialmente, el diésel.

China, quizás como previsión a esta posibilidad, ya ordenó parar sus exportaciones de diésel. Y es que China se sumó a los productores de petróleo. Así que busca asegurar la atención de su propia demanda y, quizás, como una forma de impactar la esperada caída del capitalismo mundial aportando a la inflación mundial, especialmente, del mundo capitalista.

Todo este conflicto se desencadenó con la construcción del gasoducto Nord Stream 2 que Rusia construyó por US$ 11 mil millones (sumándose en paralelo al Nord Stream 1) por el fondo del mar Báltico para llevarle gas natural en forma directa a Alemania sin pasar por Ucrania. Al final, Ucrania no logrará lo que buscaba solucionar con este conflicto: asegurar que Rusia y Alemania no pusieran a operar el Nord Stream 2 porque eso, desde su óptica, podría hacer que Rusia cerrara las válvulas del Brotherhood (el gasoducto que pasa por Ucrania) con lo cual dejaría de recibir el pago de 3 mil millones de dólares que Rusia hace a Ucrania solo por peaje por los 130 mil millones de metros cúbicos de gas que transporta. Sin incluir todos los negocios que en Ucrania hacen alrededor del gas (especialmente sus gobernantes: hasta su Primer Ministra Yulia Timoshenko estuvo presa por este asunto). Recordemos que en este enredo estuvo involucrado Hunter, hijo del actual presidente de USA, quien fungía como CEO de una importante empresa de gas en Ucrania con un sueldo de 50 mil dólares mensuales.

Esta crisis geoenergética va a producir, al menor a corto plazo, un realineamiento de la geopolítica. En este proceso resultarán beneficiados algunos países latinoamericanos que son grandes productores de petróleo pero que, por geopolítica, han sido sancionados y marginados: Venezuela y México. Las necesidades de occidente podrán reabrirles las puertas y reducirles las sanciones para que retomen su capacidad productiva. Otros países podrán ver estimulada su industria petrolífera como Ecuador, Guatemala, Argentina, Guyana, Chile y Brasil. Y otros, que han estado postergados (o estratégicamente en reserva), podrán ser incluidos en esta necesidad de incrementar la oferta. Así que los países latinoamericanos deberían proceder a crear una organización de países petroleros latinoamericanos para protegerse mutuamente y no ser víctimas de los demandantes. Quien asegura que el Nord Stream 2, en unos cinco años, pueda ser abierto (el gasoducto está terminado y en capacidad operativa desde el año pasado). Ya se empieza a hablar de un Pacto Energético Transatlántico que, con toda seguridad, será para cuidar los intereses de los países occidentales ricos.

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