Con carnitas, baleadas y “churros” se dinamizó la economía informal
Pequeños emprendedores aprovecharon para vender baleadas, carne asada y panes con frijoles, al son de la marcha popular desarrollada ayer con ocasión del Día Internacional de los Trabajadores en Tegucigalpa y Comayagüela, capital de Honduras.
Antes y durante el tradicional recorrido que congregó a decenas de personas, desde los barrios La Granja y La Bolsa, con rumbo al centro de la capital, gran cantidad de vendedores del sector informal se encargó de suministrar agua y alimentos a hondureños que demandaron variedad de productos.
Los “churros”, carne, panes, rosquillas, conos, minutas, bolsas con agua, frutas, baleadas, perros calientes y tacos, atrajeron la atención de la gente, quienes con menos de 100 lempiras consumieron diferentes productos.
Los pequeños emprendedores no desaprovecharon la oportunidad para obtener algunos ingresos en el Día Internacional del Trabajo.
Una baleada se ofrecía desde 20 a 30 lempiras y los jugos naturales a 20 lempiras, mientras, los perros calientes se adquirían a 30 lempiras.
Por su parte, las carnes asadas con frijoles fritos tenían un costo entre 40 y 50 lempiras, según precios que manejaban algunas vendedoras.
Para menguar un poco las altas temperaturas que se registraron durante la movilización, no faltaron las minutas y los conos de diferentes sabores, que se vendieron a 15 lempiras.
Según uno de los vendedores, no se podía desaprovechar una oportunidad de agenciarse algunas ganancias debido a que el costo de la vida está muy alto.
El valor de la canasta básica, de servicios públicos como la energía eléctrica en una capital sin servicio de agua potable adecuado, es una problemática que afecta a miles de familias.
En medio de la caminata, la gente se aglutinó en comercios ambulantes apostados en los puntos de mayor concentración. La gente pedía para calmar la sed entre las altas temperaturas registradas.
Otros vendedores permanecieron en puntos fijos como en el centro histórico de Tegucigalpa, en los alrededores de la estatua del General Francisco Morazán, inundados por la multitud.