SE han acumulado las reacciones del colectivo a los últimos editoriales: “Volver a lo esencial sí, a lo más simple; –opina una lectora– tal vez tendríamos mejores resultados que estas nuevas maquilas de ‘educación’”. Otro lector: “Excelentes editoriales sobre la educación”. “Me sumo a la preocupación del colectivo”. “Los tigres asiáticos apostaron por la educación (entre otras cosas) para salir de la pobreza y hoy son grandes potencias mundiales, centros financieros y de negocios, en lo que es considerado el “milagro económico”. Nosotros con muchos más recursos naturales, ubicación estratégica y bondades como país también podríamos salir adelante”. “¿Cuál creen que sea nuestra condena?”. “P.S. Vuelva a tocar y a poner de moda el tema de un nuevo TPS para los hondureños”. “Ahora ante los nuevos desastres naturales que están ocurriendo y que vienen a complicar más la dura situación de los “pintorescos paisajes acabados”, la relación con EE. UU. y proteger a más de 1 millón de hondureños que sostienen la economía del país con las remesas, debiese ser prioritario en materia de política exterior”. “Creo que el Sisimite y Winston están de acuerdo conmigo”.
Un alcalde: “No hay que quitar el dedo de la llaga y ojalá le “caiga el 20” a quien tenga que liderar un proceso de verdadera transformación educativa: que se den cuenta que hay que educar para aprender hacer”. “Hay que volver a lo esencial; hay que imitar lo bueno y adaptarlo a nuestra realidad”. “Existen en Honduras muchísimas instituciones educativas (INFOP, CONANFO, talleres populares de la SEDUC) que, con una verdadera transformación técnica, administrativa, etc., podrían emular los famosos “collage” que forman a estudiantes con pocas opciones para estudiar carreras universitarias en muchos países como USA y Canadá”. Un dirigente empresarial: “Sus tres editoriales sobre el desfasado sistema educativo y los vicios adictivos creados por los gigantes tecnológicos reflejan de manera precisa y magistral, a mi juicio, el principal problema de nuestro país”. “No solamente es un problema estructural educativo, también lo es de identidad nacional, de actitud, de valores, de preparar a una generación para una nueva realidad, como dice el Sisimite, DC, después del coronavirus”. “Lamentablemente, la sociedad en su conjunto –iniciando por la autoridad educativa– poco o nada le interesa abordar, debatir y mucho menos corregir los males que nos hunden en lo más profundo”. ¿Qué se necesita, entonces, para levantarnos de lo más hondo y construir un país mejor al que estamos dejando a nuestros hijos? “Sencillo, debemos enfocarnos en dejar mejores hijos al país”. “Prepararlos para levantar la Patria que es de todos, ya que ese valor y sentimiento patriótico es lo que nos podría animar a avanzar en ese propósito”. “Es triste ver que aquí lo que prevalece es buscar, en laboratorios de prueba, formas de “validarnos” frente a extranjeros”. “Saludos a Winston y muy bonito “Lo Esencial” de Alfonso Guillén Zelaya. ¿Habrán escuchado de él muchos de esos zombis y sus maestros?”.
Otro lector: “Excelente consejo editorial que desvela el deterioro del sistema educativo, y la urgente revisión sobre la clase de profesionales que la UNAH está formando y lo que necesita el país”. “Profesionales cuyos conocimientos ya no requiere el mercado”. “Estamos saturados de profesiones inservibles y muchos con su título se ven obligados a migrar para realizar trabajos domésticos, o como obreros en la construcción, en otros países”. “Debería incluirse en la educación formal, preparar, motivar, orientar y fomentar el emprendimiento en niños y jóvenes, para que sean sus propios jefes y generen riqueza”. “Actualmente, casi todos estudian para ser empleados de otros, y al final ese empleador viene siendo el gobierno, donde no se genera ninguna riqueza”. Otro lector: “En nuestro país todo se mide desde la óptica política-electorera, dicen: “a estos hay que tenerlos tranquilos porque podrían definir una elección”. Ese es el enfoque, por cierto, ha sido el sempiterno error que se comete”. “De ahí que prefieren tomar decisiones “populares” que benefician a unos pocos y no impopulares que beneficiarían a las mayorías”. Otra contribución: “Este editorial es sumamente oportuno porque en materia de educación debe existir, a mi entender, un cambio significativo en todos los 4 o más niveles educativos y debe redefinirse no solo el currículo o pensum académico sino también se deben examinar los métodos de enseñanza en los diferentes niveles”. (Esta vez hasta contribuyeron con la frase de cierre. Allí le va una “chepia” para Winston o al Sisimite: “La educación –José Ingenieros en su libro El Hombre Mediocre– es un puente entre la persona y la sociedad”).
