“CASA DE POETAS” DE MELISSA MERLO, UN FRUSTRADO INTENTO NOVELÍSTICO

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25 de septiembre de 2022
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12:12 am
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“CASA DE POETAS” DE MELISSA MERLO, UN FRUSTRADO INTENTO NOVELÍSTICO

Óscar Sierra Pandolfi (*)

En toda obra literaria, sus vinculaciones sociales emergen fronterizas entre el sustrato de la forma y la forma del contenido. El rigor teórico, de permitir con osadía que la obra literaria nace y es insertada en el seno de la sociedad. Quizás la decadencia de la novela española en el siglo XIX y su ironía fina, al tener la cuna de la obra de Don Quijote como la partida de nacimiento de la novela contemporánea. Posiblemente, los ingleses hayan aprendido de esta enorme obra literaria. Contrario a ello, Casa de Poetas, presume, no pasa de insertarse en el costumbrismo narrativo:

“Isidra Jirón fue la mayordoma del seminario y de la ermita durante más de 30 años. Conocía todos los secretos del monasterio. En el patio trasero del monasterio había una puerta oculta dentro de una pequeña ermita que estaba pegada al ángulo del muro. La entrada secreta daba al armario de la única habitación de la casita de las rosas. Angélica supo de la misteriosa entrada el día que murió su madre”.

Al igual que los alemanes, la novela adquiere el vuelco de la epopeya, el traslado de la mentalidad individual de la novela romántica de Goethe y de las hidalguías críticas de Hölderlin, Schelling, la poesía se estaba sobreponiendo a la novela, de ahí, adviene la crisis de la misma; ocurre un agotamiento, excepto con las novelas de Galdós, que supera la historia y relega a la novela al vasallaje de la crónica, contrario a Pío Baroja, Unamuno, hasta pasar por Sánchez Ferlosio. En el siglo XX, la novela va adquiriendo una evolución acelerada y masiva en todos los países europeos y latinoamericanos con la aparición de las vanguardias. Camus, Sartre, Mann, Hesse, Herman Bahr, Joyce y James, entre muchos que rompen con los esquemas de la novela contemporánea.

Aunque, es importante un paréntesis, la novela psicológica de Dostoievski y Tolstói en una Rusia que se desangraba con el Zar Nicolas II, hasta las algarabías salvajes del Komintern, o de los Soviets de Stalin, hacia las consignas de Martov en la temible y fracasada revolución rusa con los 32 condenados a muerte por traición, sin obviar que la novela rusa, instiga un aparecimiento interno con Chejov hasta las huidas de Solyenitsin con el Archipiélago de Gulag o del Doctor Zhivago, de Pasternak, o los Hermanos Karamazov.

“Repetía con insistencia cansina que los comisarios del Partido Comunista Chino tenían como su plato favorito: “Estofado de carne de Bebés Menem con ojitos cerrados” como sucedáneos de los lechones ofrecidos en banquetes de la crema, y nata de la aristocracia europea. Tenía en su oficina un ladrillo como souvenir del Muro de Berlín. Señalaba, además, que los líderes que destronan a otros, contraen la misma enfermedad del desterrado, y que la historia había demostrado que Stalin fue igual de sanguinario que el Zar de los Romanov”.

La novela francesa adquiere brío de ruptura en Butor y Sarraute. Incluso en novela escrita por teóricos como Bataille. Por ello, la novela Casa de Poetas de Melissa Merlo, se ofusca, se debilita, se manipula, se crea en el pastiche, se concibe bajo la marea de la reiteración, se ambigua en un asunto común-cotidiano pueblerino, y se hace un cuadro parecido a un establo de potrero, huele a estiércol poético, a capilla hirviente, a candela, a café, lo agrario, la religiosidad ferviente de un romanticismo chato, se renueva en lo mágico-local, cae en el realismo de estampas, y se sobrepone, contrario a ello, la novela contemporánea como obra de arte, ha estado expuesta al enigma mismo, no al misterio, si lo tiene de frente, decía Adorno. Con respecto a la novela Casa de Poetas de Melissa Merlo, no entraría en la novela contemporánea, ni posmoderna, primero, porque el argumento subyace en una trayectoria lineal, el segundo punto, el lenguaje se emerge denotativo, aunque hay estructuras poéticas que se soslayan en el nivel metatextual, la presencia de poemas de otros poetas que funcionan con cierta destreza con respecto a intencionalidad con alguna postura mediocre. El tercer punto, las acaudaladas repeticiones y reiteraciones textuales, que convierten a la estructura novelesca en un ripio. Asimismo, el trabajo de los narradores, va conformando una homogeneidad, donde se mueve la estructura extensiva, se amplía el eje paradigmático, el contenido domina la forma, y la estructura tensiva, pierde tonalidad, al menos, las mismas repeticiones contienen un modelo que encuentre cada parte en un contínuum narrativo, donde se refleja en el embrague, hay una trayectoria e hilaridad, va sosteniendo con premura los campos semánticos, se repiten o se reproducen como efecto maquila, el lenguaje poético en sí, por ejemplo, la palabra poeta, se menciona 132 veces en la novela, implica cierto indicio, a nivel formal hay desaciertos en el manejo del lenguaje. Casa de Poetas, es una novela que contiene una decadencia estilística en desfase y desactualizada, los sucesos y secuencias narrativas se llevan a cabo en un pueblo, en la geografía rural, el cronotopo del idilio propio de la novela criollista, y en espacios cerrados.

A propósito de Bachelard sobre los significados y sentidos de la figura de casa “Porque la casa es nuestro rincón del mundo. Es nuestro primer universo. Es realmente un cosmos”. Este semema casa, como símbolo y como absorción de mundos subjetivados, se resumen en tres eventos, la muerte de la madre, evocativa, reflexiva hasta el cansancio, al igual el encuentro con la casa de poetas, más parecidos a un culto de gurús y sultanes, la agrupación de poetas, la presencia de poemas en la estructura semiótica de la novela, puede originar aciertos creativos que pueden orillarnos al cansancio en la lectura, no obstante, el colorido, lo pintoresco, trasladan los espacios al estampismo desmesurado, repetitivo, desde lo bucólico al primitivismo pictórico, véase:

“Como no tenía caso hablarle, Angélica la buscaba por los rincones del jardín de rosas para ayudarle a cortar las rosas para la Inmaculada, y para darle su medicamento para la artritis. Era costumbre hacerlo ya que Isidra odiaba los remedios, decía que toda medicina era veneno para el cuerpo y para el alma. De todas formas, debía tomársela, ya que sus manos estaban perdiendo movilidad”.

Sin embargo, la novela Casa de Poetas, conmuta las estructuras de la homología con la visión del mundo ruralizado y se ampara en los recuerdos de una casa que es habitada posteriormente por los poetas, escenas que se convalidan en cierto productor de sentido vacío y más con alarde apologético, y en el plano de la expresión repite sus elementos compositivos, y en ello posibilita que hay fallas arquitectónicas en los andamios interiores. Contrario a ello, visualicemos lo que plantea desde la tradición del marxismo, que se atrofia y se alusiona con esplendidez creativa la enorme fila de poemas que van sintonizando cierta cavidad superficial y eso afloja la tonicidad de la novela, en ciertos agujeros, no obstante, hay enormes bucles entretextos, lo que posibilita que dentro de los márgenes existenciales del discurso del narrador va decayendo, ya que no hay virajes técnicos, como ser la vuelta del reloj, el corte de naranja, la pirámide de fraytag, la muñeca rusa, o el manejo del spannug, por lo cual recorre lo plano en el sentido geométrico, una linealidad, no suelta la mirada como una cámara en panorámica, subjetiva en cierto sentido, hay cuadros de escenas que se imbrican sin cohesión, no dan lugar ni siquiera a los flashbacks, todo subyace en una copia observacional de la realidad, que no podría ser más que todo un fracaso narrativo desde el punto de vista literario y técnico.

“Era una tarde fresca y la ermita se llenó del aroma a rosas. Los seminaristas estaban absortos en sus oraciones de la ora tercia, absortos o dormidos, en ese momento del sopor de la tarde no había mucha diferencia entre lo uno o lo otro. Por allá un ronquido, por acá una oración a medias, más allá un tocamiento indebido debajo del hábito”.

De igual manera, la novela se implica en la profundidad un enorme vacío, los enunciados están descargados de fuerza, según lo expresa Bourdieu “(…) Además, ha concedido una importancia central a los aspectos subjetivos de las relaciones de clase: las relaciones de sentido, la posesión de bienes culturales y la dominación simbólica. “[…] he querido, y no solo metafóricamente, hacer una economía de los fenómenos simbólicos y estudiar la lógica específica de la producción y de la circulación de los bienes culturales”.

Toda la novela tiene como plataforma social donde sopesa encuadrarse en el localismo pintoresco, firme en el lenguaje más directo posible, a pesar de que el mini-texto poeta, nos debería emerger en la profundidad de las intertextualidades, ya que lo encontramos, es una antología de varios poetas, ordenados y sistematizados en el nivel paradigmático de la novela. Por otro lado, Polti asevera que en la estructura dramática hay dos formas que son fundamentales, primero que existe una trama básica, la muerte de la madre, el personaje que trae automóviles de Estados Unidos y escribe poemas, las vivencias del sacerdote con respecto a los poetas, entre ellos, sobresale Francisco, por eso entre la disposición y las relaciones que los personajes mantienen en la trayectoria de las secuencias narrativas, Angélica, Berta, personajes femeninos que centralizan, al igual que Francisco, Sagrario Catalina Medina, nombres reales, que no se direccionan en la conjunción de la ficcionalidad, y hay una intromisión con la realidad, es un elemento acertado, nada más que se acopla a la superficie, no hay una evolución compleja heterogénea, ahí el sacerdote es sacerdote en toda la novela, al igual los poetas son poetas, el conflicto, de forma seria, aparece al final, “como decía Sastre, un proyecto: un protago¬nista luchando por algo particu¬lar, íntimo y concreto; un persona¬je manifestándose en la elec¬ción, ejerciendo su libertad ante los obstáculos, o lo que es lo mismo, con¬flicto con finalidad”. (Forradelas & Marchese, 2013). En este sentido, hay un conflicto básico, la exposición de acontecimientos cotidianos en un suceder que acapara el realismo, atravesado por el grupo-actancial de poetas, y al mismo tiempo, este recurso, Forradelas & Marchese (2013) le llaman ensalada: “Que es una composición poética de cierta extensión y de muy diversos temas (desde lo religioso al puro disparate) en la que se incrustan, regular o irregularmente, trozos ajenos: villancicos, canciones tradicionales o de moda, versos de romance, refranes”. Poemas, cartas, exclamaciones, descripciones, anécdotas, que se intercalan con certeza, se dinamizan, aunque no tengan valor estético dentro de la novela, aunque es certero, el manejo de los metatextos, los poemas de los poemas que se van intercalando, como en una especie de recital. No hay fuerza, ni violencia, más que algunas reflexiones metapoéticas.

Por el otro lado, el elemento de la religiosidad católica, nos remite de inmediato a una especie de intelectualización-espiritualización frente a la ruralización, por ello, la homología, la conciencia de una clase social con sus relaciones de producción, la literatura cumple una especie de educalización junto a la religiosidad que frena a la novela en una idealización romántica. Por eso, el libro de George Polti, puntualiza las 36 situaciones dramáticas (1895), ha sido criticado porque algunas de sus situaciones no son tales, sino más bien estados de ánimo (Remordimiento, Locura) o tipos de sucesos (Secuestro, Persecución), que no se visualizan en la novela Casa de Poetas de Melissa Merlo. Desde ahí, nos percatamos que la novela tiene fallas técnicas y argumentales. No digamos en el plano formal. La novela se va presentando sin capitulaciones, y solo cifradas por títulos largos, enunciados que nos anticipan de forma somera lo que va suceder de forma episódica, por ejemplo, el enunciado siguiente, lo podemos encontrar con anticipación y en prospección:

“Buscándola, llegó a la habitación y el armario estaba abierto, la sombra de la magnífica estatua de María Inmaculada se reflejaba en el piso de la habitación. Angélica cruzó la puerta secreta sorprendida, atravesó la pequeña ermita y descubrió el cuerpo sin vida de su madre tendido en las gradas de ladrillos rojos que conducían a la capilla del monasterio”.

La novela Casa de Poetas de Melissa Merlo, se clasifica en Erlebnis, que los alemanes reconocen como vivencia. Se ha empleado como una especie de metodología en literatura para reflejar los acontecimientos vividos de forma compleja en la conciencia del escritor, y estos vienen a considerarse reelaborados por el escritor. Por ejemplo, la escena del personaje que tiene en la mente los poemas, y no los posee escritos todavía. Las experiencias reiterativas que se suceden en la novela, dejan que el estilo se considere fuera de lo que podrían llamar vanguardias, muy emparentado con las novelas de Corín Tellado.

No quería vivir sin ella. La amaba tanto. Se amaban tanto. Se amaron tanto. Colocó la cabeza de Isidra en sus piernas y tomó sus manos. Estaban apretadas, atrapando algo entre ellas. Angélica las fue soltando suavemente y vio en ellas la llave de la habitación que durante varios años de su vida habían compartido en Casa de Poetas. La llave se había extraviado hace algunos meses.

Quizás el género novela fue resultado de la amplia cosmovisión de la escritora Merlo, de una interpretación holística del mundo que se arroja de un solo ramplón al ruralismo, tanto desde su ostracismo. Subraya, el confort de los personajes, no hay antihéroe, no hay conflicto en los niveles profundos de la novela, Entonces se enmascara a esa clase social media-alta que se va diluyendo en el ego de Francisco, en el sacerdote y en los poetas.

Aunque todo el talante discursivo en narrador testigo, y que hace quiebres con los narradores, a veces puntuales, aunque sus personajes planos dejan que su carácter se imbrique con el contexto subrayando elementos consuetudinarios, una novela de costumbrismo, se percibe cierta tendencia escolástica, emplaza a la individuación del ser humano, tal como lo concebía el romanticismo, la aceptación del destino, Francisco representa a esa clase social media-alta, aparentemente, pero en el desarrollo dialéctico de la novela descubrimos que la religión, lo intelectual y la posesión económica, conforman el triángulo de fondo que se desarrolla en la novela, a pesar de los lagrimones maternos, de la evocaciones sublimes por la casa que se escondió en una clase social para no ser dinamitada. Nos recuerda a Frédéric Moreau que vive la revolución de 1848 y este se enamora de una mujer mayor que él, no es el caso en la respectiva novela, no obstante, nos referimos al asunto, de cómo Flaubert se basó en las experiencias de la protagonista y de su vida de autor. Casa de Poetas, podría tratarse de la otra educación sentimental e intelectual, que subyace petrificada en una tendencia retórica de no orientarse a la ficcionalidad, no calibra, entre lo real del fondo, y el tratamiento del lenguaje, donde da paso al abuso cargado de poesía.

“El gran poeta entró al salón principal. El Padre José y otros seminaristas fueron a su encuentro y lo ubicaron en la mesa de la esquina, como le gustaba a él, de espaldas a nadie. El Padre José se sentó con él y la plática comenzó. Hablaban de todo lo que acontecía en el mundo sobre poesía. En la mesa había una pila de hojas sueltas, escritas por distintas manos, marcadas por distintas tintas, besadas por distintos espíritus con la esperanza de que el poeta las escogiera y sucediera el milagro”.

Por ello, definimos, la novela se orienta al sentimentalismo, a la posesión intelectual de los espacios que surgen en la profundidad de la memoria de la chora kristeveana, la novela se emerge en una especie de caverna platónica, los sujetos no salen, se hunden en la proeza fantasmal de ser poetas del Olimpo. Lo otro, técnicamente no hay presencia experimental de técnicas narrativas, no compagina ni sincroniza con la novela contemporánea en la que sobresalen: Ricardo Piglia, Roberto Laiseca, Enrique Vila Matas, Gustavo Martin Garzo, aunque podríamos, seguir escudriñando sin lugar a dudas, que no asimiló con buen tono y tino a los novelistas europeos del siglo XX como ser Mann, Hesse, Bernhard; luego Joyce, Kafka, Eco, Calvino, Faulkner (USA) entre muchos, la lista es interminable.

Lo único que podríamos plantear en conclusión, considerando a Amorós (1978) por lo que se refiera a la novela actual, la novela rosa sigue los esquemas tradicionales del siglo XIX, es realista y verosímil, busca la pureza narrativa y propone distraer al lector, aunque de cierto, busca plantearle problemas aunque de lloriqueos, y remembranzas.

“Desde que tuvo uso de razón, don Fernando de Jesús Castellanos y Castellanos, así es, hijo de dos primos. Fue su ejemplo, su asidero, su amparo, su ángel de la guarda, su modelo de hombre perfecto –jamás cabría en él la imperfección, ni muerto ni vivo–. Don Fernando, vendía carros –o, mejor dicho, era un wetback que, al regresar de trabajar cinco duros años en los Estados Unidos de Norte América, se había traído diez automóviles apilados en un furgón, manejando desde California por toda la costa del pacífico hasta llegar a Tegucigalpa, cruzando por la misma frontera en Ocotepeque por la que el gobierno gringo manda deportados a los migrantes hondureños –sí, vendía carros– o como decía su esposa, era empresario del rubro de los vehículos. Así era doña Sagrario Catalina Medina, ahora viuda de Castellanos, muy pulcra al hablar”.

Casa de Poetas, ni leerla de nuevo, avanzan figuras graciosas, personajes con buen humor, y cansancio, el destello del “ella” y de “él”, la fama intelectual, el certero desprendimiento religioso, casi medievo, juglaresco, la novela luce como una hermosa flor, una rosa de verbalizaciones sonsacadas de seres resplandecientes, personajes que tienen amigos, trabajan, se divierten, esa clase social a la que Amorós determina como clase media, que se traslapa en la mediocridad; la hermosa naturaleza intelectual de lectura de poemas, que acortan la novela, se destella armonía, uno que otro simple conflicto que hay que liar entrecejo. Novela rosa, que se podría leer de una tirada, el problema o planteamiento se da por resuelto, personajes emprendedores, nunca trágicos como Harry Haller en el Lobo Estepario de H. Hesse o de Meursault de Camus, Alicia, señora Dalloway, Cathy, Jane Eyre, Madame Bovary, Jo, Bernarda Alba, Anna Karenina, Scout, Antígona, Úrsula Iguarán, La Maga, Beatriz, condesa Olenska, Electra, Pippi Calzaslargas, Aura, Elizabeth Bennet, Ofelia, Lolita, Dulcinea, Doña Bárbara, Penélope, Nora, Celestina, Miss Jane Marple, nada sin igual, creemos, que quizás los poetas dentro de la novela no abonan técnicamente en nada a la forma y al fondo, omitiendo esas estructuras, podría ser que la novela lograría densidad, fuerza estética, entendemos que el discurso literario es una simulación del plano secundario, nos expresa Lotman, se articula sobre el plano primario de la lengua, Melissa Merlo, intenta hacerlo e imbricarlo, porque soslaya la evocación de la memoria, se juega el inconsciente y por tanto la meditada fuerza que traspasan temas eróticos que no se asoman a ser eróticos, solo quedan como destellos en el enunciado de la estructura superficial, de alguna manera se abre el espacio de la escritura, llana, plana, connotativa hacia la forma romanticoide y al lastre argumental de la novela rosa con otros elementos literarios que pasaron de moda.

Culminamos, la casa soñada, sus espacios son desperdigados y desperdiciados, habitada por seres que se elevan y no se ubican en el underground de la novela contemporánea, novela maquillaje con tono de salón académico. Los ecos oníricos, podrían sumar un gran esfuerzo, una novela que no sucede nada extraño, ni en clave literaria, no hay búsqueda, no hay metamorfosis, las secuencias no son más que exposiciones y descripciones personales y casi íntimas sin posibilidad literaria. Por ello, Casa de Poetas, es una novela limitada al regionalismo, a la estampa local, a los indicios de novelas rosas de Corín Tellado. Sin temor a equivocarme, este libro podría ser una excelente antología de poemas, o una galería de cartas maternas, o un informe de sucesos noticiosos, o sublimes lloriqueos maniqueístas. Más allá, de problemas en el lenguaje literario, en otra oportunidad, demostraremos, que el respectivo texto no es novela, es más que un testimonio narrativo que cala hondo, de alguna manera, contrario a ello, no entretiene por la escualidez reiterativa y la pobreza técnica de ser una novela que no merezca el aplauso de los verdaderos críticos, y de los lectores, nos jugamos esa última pieza: Jaquemate literario de una novela rosa.

“Vivían en la casita de las rosas cuando se dieron cuenta que Casa de Poetas les pertenecía, que Doña Carola la había heredado y que ellas eran las herederas de Doña Carola. De pronto, luego de no tener nada, poseían dos casas. Nunca volverían a vivir en Casa de Poetas, la venderían. Vivirían en la casita de las rosas, cuidando a la Inmaculada y atendiendo la casa cural y lo que el Padre Rafael ahora le ofrecía a Isidra, ser la mayordoma solo de la ermita. Cargo que Isidra tomó con el mayor de los gustos. Volvía a lo que había aprendido, a cuidar a la Inmaculada, su madre. Y por supuesto, sin dejar su lucha por los derechos humanos. El pueblo le pesaba en la espalda y en los huesos de las manos”.

(*) Escritor y actor de teatro y cine cortometraje.

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