ALGUNOS DISTINGUIDOS EDUCADORES DE HONDURAS (1/2)

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27 de mayo de 2023
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12:57 am
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ALGUNOS DISTINGUIDOS EDUCADORES DE HONDURAS (1/2)

Víctor Cáceres Lara y Rafael Bardales Bueso.

Óscar Aníbal Puerto Posas

EXORDIO

La memoria colectiva es adicta a borrar la imagen de hondureñas y hondureños valiosos. Si ellos no hubiesen existido nuestra precariedad intelectual sería más profunda. Hicieron de la educación un apostolado. Llevaron luz donde había oscuridad. Sembraron simiente en las mentes. Pretendo su rescate del olvido. Pude, tras arduos esfuerzos, obtener datos de los mentores y mentoras que en este artículo consigno. Hay otros que no estuvo a mi alcance informarme sobre ellos y ellas. Mis disculpas a sus descendientes. Este ensayo no está completo sin la alusión al maestro Luis Landa. Pesa también la no mención de Saúl Zelaya Jiménez, “Chucita” Uclés, Miguel Navarro Castro, Adriana Barahona, Cosme García, Ángel G. Amador, Carmen Castro y tantos otros y otras. Pero es la primera aproximación al tema. Otro u otra, complementará y enriquecerá esta prosa. Al menos, esa es mi esperanza… Por ahora, he puesto el primer pie en el peldaño, con estas breves semblanzas de maestros y maestras hondureñas ilustres.

9. RUBÉN ANTÚNEZ CASTILLO (1899-1983). Nació en Yoro, el 20 de enero. Realizó estudios de magisterio en la prestigiada Escuela Normal de Varones de Tegucigalpa, dirigida por el maestro guatemalteco Pedro Nufio. Trabajó en Yoro, Olanchito y El Progreso. Donde dejó impresas las huellas de su obra trascendental. A base de méritos, se desempeñó como director departamental de Educación en los departamentos de Yoro e Islas de la Bahía, durante los gobiernos de Miguel Paz Baraona y Vicente Mejía Colindres. Posteriormente radicó en San Pedro Sula, donde vivió por largo tiempo. Elaboró una serie de libros de texto (el autor, estudió “Sintaxis”, en un libro producido por Rubén Antúnez). Al ser libros de lectura obligatoria, devino en el éxito económico del mentor. Contrario a lo habitual en el magisterio, “acumuló una pequeña fortuna”. Sus enseñanzas las impartió en el Instituto José Trinidad Reyes, en San Pedro Sula. Ciudad donde lo sorprendió la muerte. Autor de “Monografía de la ciudad de Yoro” (1937); Breve Historia de la Federación Hondureña de Maestros”; Biografía del Matrimonio Bográn-Morejón (2 tomos, 1967). A lo que se agregan las obras didácticas que he mencionado. Es de los pocos compatriotas que nos legaron sus memorias (1968). Además de maestro, fue un buen escritor, miembro de la Academia Hondureña de la Lengua.

10. VÍCTOR F. ARDÓN (1896-1976). Conspicuo maestro. Le conocí en los lejanos años sesenta, cuando enseñaba idioma nacional en el Instituto Central. Circunspecto, llevaba en el alma el dolor de la esposa asesinada por la soldadesca que develó la toma del Cuartel San Francisco en el gobierno de Julio Lozano h., el 1 de agosto de 1956. El profesor Ardón habitaba una casa vecina al teatro de los acontecimientos. Su esposa invocó por los prisioneros groseramente maltratados. Un soldado, respondió a sus clamores disparándole y con ello, quitándole la vida. Don Víctor, envió al diario “El Cronista”, entonces dirigido por Alejandro Valladares, un artículo fúnebre, del cual recuerdo esta frase: “roben, pero no asesinen”. Fue infatigable en su quehacer intelectual, veamos: “Geometría sentimental” (poesía, 1964); “Datos para la Educación en Honduras” (1957); “Rasgos biográficos del abogado y profesor Luis Landa” (1958); “La Independencia de Centroamérica” (1958); “De nuestro Himno Nacional. Reforma o sustituciones” (1961); Llegó a una edad provecta: 80 años. Que se sepa es el maestro hondureño, mejor recordado, una colonia capitalina lleva su nombre ilustre.

11. RAFAEL BARDALES BUESO (1910-1994). Nació en San Pedro Zacapa, Santa Bárbara. En 1931, se graduó de profesor de instrucción primaria, en el Instituto La Independencia (sito en la cabecera departamental y uno de los más antiguos del país). Hizo su itinerario magisterial en varios municipios de su departamento natal, tales como San José Colina o Tomagasapa (su nombre indígena). Hasta llegar a ser subdirector de “La Independencia”, el colegio en que se graduó. Es de los pocos maestros hondureños requerido a nivel internacional. Es así que dirigió por espacio de seis años el Centro Interamericano en Táchira, Venezuela. De 1965 a 1971, ocupó el cargo de ministro de Educación Pública. En 1972, el presidente Rafael Leonardo Callejas le confirió la orden “José Cecilio del Valle” junto al también hombre de méritos, el profesor y periodista Ventura Ramos. El profesor Bardales, llevó la cátedra fuera de las aulas; escribió en el diario “El Cronista”, y en la revista “Tegucigalpa”. Su obra fue vasta, citaremos algunas: “Nociones de Historia de la Educación” (1943; “La Educación en Honduras” (1953); “Supervisión Escolar” (1980); “Morazán, defensor de la Unión de Centroamérica” (1983). También escribió obras políticas exaltando a Tiburcio Carías y a Manuel Bonilla. El profesor Rafael Bardales, murió en Tegucigalpa, el 18 de mayo. En la plaza central de Zacapa, se levanta un busto en su memoria. Bien merecido. Su labor fue intensa en el sector educativo.

12. LONGINO BECERRA (1931-2018). Nació en San Jerónimo, departamento de Copán. José González, lo califica así: “Es un acucioso investigador de temas históricos, políticos y artísticos”. A lo que agrego: amigo de los humildes, junto a otros hondureños; soñaron construir una Honduras socialmente justa. Longino, fue un gran maestro, ofició en la Escuela “Esteban Guardiola” de La Lima, Cortés, en la hoy ciudad de La Lima, fundó el Instituto “Patria”, junto a otros maestros ilustres. El activismo político lo alejó de la educación. Escribió, más tarde obras de Historia: “Evaluación histórica de Honduras” (la más conocida, con varias ediciones); se ocupó de los mayas: “Copán, tierra de hombres y de dioses” (1983) y de nuestros pintores “Honduras, 40 pintores, en colaboración con Evaristo López” (1989). Es padre de Rebeca Becerra, doctorada en Filosofía en una Universidad de Alemania. Actualmente catedrática de la UNAH. Hermano del pintor Moisés Becerra.

13. PERFECTO H. BOBADILLA (1989-1954). Nació en Santa Bárbara, el 18 de abril. Es una de las figuras más notables del magisterio patrio e inexplicablemente, de los menos estudiados. Cual el caso de su colega Rubén Antúnez, se radicó en San Pedro Sula, profesó en el “Instituto José Trinidad Reyes”. El Instituto “José Trinidad Reyes”, contribuyó a borrar las diferencias sociales en la segunda ciudad del país. Al no haber institutos privados, en sus aulas se confundieron los hijos de los ricos con los hijos de los obreros. Portentosa ha sido la cosecha del Instituto “José Trinidad Reyes”, baste citar algunos nombres: Gautama Fonseca, Edmond L. Bográn, Jaime Rosenthal Oliva, y muchos más. Todos bajo la égida de maestros insignes como Rubén Antúnez, Perfecto H. Bobadilla, José María González Rosa y otros de esa misma estatura mental. Gautama Fonseca, guardó siempre respeto reverencial por el maestro José María González, exdirector del Instituto “José Trinidad Reyes”. (No pude conseguir datos acerca de esta personalidad y por eso no incluyo sus referencias biográficas). Don Perfecto H. Bobadilla, se inclinó a los estudios históricos: “Cartilla Histórica de Honduras” (1933); “Guía Histórica de Centroamérica” (1934); “Monografía geográfica e histórica del departamento de Cortés” (1944). Dejó inédita “Cuadros vivos” (incluidos algunos de ellos en “Lecturas” de Ángel G. Amador y Rafael Bardales B.). Don Perfecto, murió en San Pedro Sula, en 1954, año de la gran huelga obrera. Algunos de sus descendientes viven en la ciudad en mención, integrando prestigiosas familias.

14. VICTOR CÁCERES LARA (1915-1993). Nació en Gracias, departamento de Lempira. De una personalidad multifacética. Periodista, escritor narrativo: “Humus” y “Tierra ardiente”. Poeta, político y diplomático. Fue sobre todo un maestro. Título obtenido en el Instituto “Ramón Rosa”, de su ciudad natal. Ejerció su apostolado en Gracias. La Esperanza (Intibucá); ejerció también en el célebre Instituto “José Trinidad Reyes”; en San Pedro Sula, Cortés. Pasados los años, fue el primer maestro de educación primaria, en servir cátedra de Historia en la UNAH. Amó el periodismo, lo ejerció en las provincias, como forma de espantar el tedio; pero, adquirió experiencia y destreza. Al grado que don Julián López Pineda (1882-1959), lo llamó a integrar la plana de redacción del diario “El Día”, del cual, más tarde, sería editorialista. En ese diario, comenzó a publicar “Efemérides Nacionales”, una columna histórica que luego editó en forma de libro (1980); hay día es recomendado como libro de referencia por los profesores de Historia en todas las universidades públicas y privadas de Honduras. En realidad, se trata de una obra que todo hondureño debería leer. También, Cáceres Lara, es autor de “Astillas de Historia” (publicada por Fondo Cultural del Banco Atlántida, en conmemoración del centenario de su nacimiento). Su pródiga bibliografía comprende 17 obras literarias. Fue presidente de la Asociación de Prensa Hondureña, miembro de la Academia Hondureña de la Lengua, de la Sociedad de Geografía e Historia y del Instituto Hondureño de Cultura Hispánica. Ministro Plenipotenciario y Embajador de Honduras en Venezuela y ministro de Cultura y Turismo de 1982-1986. Hermano de Octavio Cáceres Lara, figura insigne del foro de Guatemala. Murió a los 78 años.

15. GUSTAVO CASTAÑEDA SUAZO (1888-1950). Nació en Santa Bárbara, el 16 de agosto, hijo de padre guatemalteco y madre hondureña. A 1899, terminó su educación primaria y se trasladó a Chiquimula, Guatemala, donde estudió magisterio; se graduó en 1907. Fue director de la Escuela de Varones de Escuintla. Profesor de institutos normales en Chiquimula; profesor del Colegio Presbiteriano en Coyoacán, México. En Honduras, desempeñó diversos cargos: técnico de instrucción primaria; profesor, secretario y director del Instituto Normal de Santa Rosa de Copán; profesor del Instituto Central de Varones (Tegucigalpa) y del Instituto “José Trinidad Reyes”. Diputado Constituyente en 1924. Fungió como gobernador político del departamento de Cortés (administración Carías Andino). Su otra pasión, además de la política, fue la Historia: “El Congreso Americano de Panamá” (1927); “La revuelta de las traiciones” (1937); fue su obra cúspide, al punto que, con ese nombre, se conocen los episodios fraguados en 1932, para impedir la asunción presidencial del general y abogado Tiburcio Carías. Su hijo, Oscar Castañeda Batres, heredó la pasión de su progenitor por la ciencia de Herodoto. Don Gustavo, sintiendo flaquear su salud, viajó a Nueva Orleans; donde lo aguardaba Caronte. Murió el 25 de febrero de 1950. La escuela de niños de Taulabé, Comayagua, lleva su nombre.

16. MARCO HERMINIO FAJARDO SABILLÓN (1913-1971). Maestro, periodista y escritor, nació en Ilama, Santa Bárbara, el 3 de noviembre de 1913. Fueron sus padres: Eliseo Fajardo Fernández y Rosario Sabillón Rivera. Su abuelo paterno fue don Estanislao Fajardo, oriundo de Trinidad, Santa Bárbara y fundador de la rama Fajardo de Ilama. Se graduó como maestro rural e hizo posteriormente estudios de especialización en dirección y supervisión de instituciones de “educación vocacional” (actualmente denominada “educación técnica”) en la Universidad de Puerto Rico, Recinto Río Piedras, mediante una beca. El profesor Fajardo estudió también en ese país “promoción de cooperativas”. Fue un activo periodista (carrera que estudió por correspondencia), y fue colaborador en varios medios escritos y cofundador y miembro destacado del Bloque de Prensa de Honduras. Trabajó en diversas instituciones educativas, y dirigió algunas, entre ellas, la prestigiosa Escuela Normal Rural de El Edén, Comayagua y, como subdirector, el Instituto Técnico Vocacional, actualmente Instituto Técnico Luis Bográn y ocupó posteriormente el cargo de Jefe Nacional de Supervisión Vocacional y, al momento de su muerte, el de Director General de Educación Vocacional, máximo cargo estatal dentro de su especialidad. De sus primeros esponsales el profesor Fajardo tuvo una hija, Margarita, y un hijo, Gustavo Ramón Fajardo Boquín, destacado abogado quien desempeñó con pulcritud por varios años una judicatura, en San Pedro Sula, donde falleció. En los años 50 el profesor Fajardo contrajo nupcias con la profesora Marta Reina Pavón, destacada mentora también, con quien procreó cinco hijos: el mayor, Allan Danilo, que llegará a ser un destacado sociólogo; Marvin Jesús, radicado en Alemania, donde estudió ingeniería de construcción de maquinaria y se ha dedicado a la actividad empresarial en el campo de mantenimiento de grandes complejos de edificios de apartamentos; Erick Malcolm, destacado médico pediatra, especialista en ventilación artificial en cuidados intensivos pediátricos, que falleció prematuramente en Nueva Orleans; Gerardina María quien es conocida como una destacada consultora en el ambiente empresarial de California; y, finalmente, Lempira Galel, ingeniero en electrónica e informática, también muy destacado en el ambiente empresarial californiano, específicamente en el sector financiero especializado en tecnologías de punta. Aparte de sus escritos periodísticos, y sus cuentos que quedaron inéditos, la preocupación y el mayor interés del profesor Fajardo, en armonía con su profunda vocación magisterial, fue mejorar la capacidad de aprendizaje y de estudio de los estudiantes, para lo que realizó varias ediciones (ya agotadas) de un pequeño libro con instrucciones para el aprendizaje, el estudio y la lectura. Aparte de todas esas publicaciones y escritos, su obra publicada más destacada es “Educación Económica y Social”, en la que sistematiza, la rica e interesante experiencia de la cooperativa de servicios múltiples de la Escuela Normal de Comayagua, que él promovió y que es considerada la primera cooperativa del país, lo que le hace también un pionero en la promoción de lo que ahora se denomina en Iberoamérica como sector de economía social, del que fue siempre un entusiasta promotor, aunque hay quienes le han querido negar el señalado honor. En ese libro promueve la idea de que en todas las instituciones educativas se combine el currículo tradicional con la formación profesional, de manera que todo hondureño y toda hondureña aspirara a tener “un oficio de nivel medio y una profesión universitaria”. El profesor Fajardo ha recibido diversos homenajes de reconocimiento a su labor, tanto en vida como póstumamente, después de su temprana muerte, el sábado 20 de noviembre de 1971. Entre esos reconocimientos, el Instituto Técnico del Litoral Atlántico, de La Ceiba, lleva el nombre de ITLA “Profesor Herminio Fajardo”. Su memoria es de grata e imperecedera recordación, dada su obra fecunda y patriótica.

17. SOLEDAD FERNÁNDEZ CRUZ (1898-¿?). “Educadora y escritora hondureña, nació en San Pedro Sula. Profesora en Whitworth College, Misisipi, EE. UU., en 1924. Fundadora de la Escuela Ideal Activa Vocacional. Ha escrito: “Lector Nacional”; “Guía Metodológica”; “Mi escuela Ideal”; etc. (U.T.E.H.A., tomo IV, p. 1250). Es uno de mis hallazgos. Ignoraba su figuración en los campos de la educación nacional. ¿Podría alguien darme más información sobre esta esclarecida compatriota? En el Diccionario Enciclopédico UTEHA, solamente figuran biografías de grandes personalidades. Es hermoso que la hayan incluido.

18. FRANCISCO FLORES ANDINO (1932-2016). Nació en Comayagüela, el 15 de noviembre. Realizó estudios primarios en la Escuela Lempira y los secundarios en el Instituto Salesiano San Miguel. Estudió Magisterio en la Escuela Normal “Pedro Nufio”, posteriormente, en Estados Unidos de América, realizó un bachillerato en estudios eclesiásticos. En 1975 viajó a México, donde estudió en el Instituto Indigenista Mexicano. Como educador fue director de escuela y supervisor departamental en el remoto departamento de Gracias a Dios, de ahí su autoridad para abordar cualquier tema sobre ese territorio patrio, además de remoto, olvidado. Entre 1977 y 1980, trabajó como encargado del Archivo de la Comisión de Límites de la Cancillería, donde además prestó servicios de paleografía. Fue miembro de número de la Academia de Geografía e Historia y estuvo adscrito al Instituto de Cultura Hispánica, al Instituto Panamericano de Geografía e Historia y al Instituto Morazánico. Fue políglota. Contrajo matrimonio con Eva Isolina Rodríguez, con quien procreó dos hijos: Francisco (vive en EE.UU.) y Carlos, uno de los mejores cirujanos plásticos de Honduras. Obra: “Folklore de la Mosquitia” (1975); “El reino de la Mosquitia” (1976); y “Presencia Histórica Franciscana en Honduras del siglo XVI al XX” (1992).

19. MIGUEL ÁNGEL GARCÍA (1908-1990). Nació en San José, Copán. “Bibliógrafo con una obra monumental” (así lo califica José González). Laboró en el magisterio casi toda su vida. En los años treinta en San Pedro Sula y se trasladó a Tegucigalpa, en los años 50. Fue director de la Biblioteca Nacional durante la administración del Dr. Ramón Villeda Morales (1957-1963), sin abandonar el magisterio ya que impartía las asignaturas de Estudios Sociales en la “Escuela Militar Francisco Morazán”. Tuvo un hijo único, el ingeniero Norman García, egresado de la Universidad Tecnológica de Monterrey, México y exembajador de Honduras en España y en EE.UU. El profesor García, falleció el año dicho, en Comayagüela. Obra: “Bibliografía Hondureña”, volumen I, 1620 a 1930; (1971) “Bibliografía Hondureña”, volumen II, 1931 a 1960); (1972), “Bibliografía Hondureña”, volumen III, 1961 a 1971, (1973); “Catálogo de seudónimos hondureños” (1988); “La Imprenta en Honduras” (1828-1975). Su obra bibliográfica le fue auspiciada por el Banco Central de Honduras, cuando era su presidente el abogado Roberto Ramírez. Además de la educación, el profesor Miguel Ángel García, fue propulsor del deporte, en una de sus disciplinas, el béisbol.

20. JOSÉ DOLORES GONZÁLEZ VALLECILLO (1918-2008). Nativo de Trinidad, Santa Bárbara. En su vida, no hizo otra cosa que enseñar. Es un claro ejemplo de vocación magisterial. Se graduó de maestro en el Instituto Juan Lindo, a la temprana edad de 18 años. Durante tres años, fue “maestro de banquillo”; en la Escuela “Jesús Regalado”, donde él cursó sus estudios primarios. En 1940 se traslada a San Pedro Sula, ruta de encaminamiento de casi todos los santabarbarenses. Allí laboró como docente en el Liceo Sampedrano, hasta 1947. En 1945, contrajo nupcias con Serafina Paredes. En 1948 pasó a La Lima a laborar en la Escuela “Esteban Guardiola”. Fue subdirector y director, hasta su retiro en 1979. Habían transcurrido 43 años de quehacer educativo, sin tregua ni respiro. En el ínterin, escribió abundantemente en revistas y periódicos locales. Fue amigo de Vidal Mejía, en momentos en que era muy peligroso aproximarse al director de “El Norte”. “Don Lolo” –así lo llamaban sus amigos, que los tuvo y muchos. Recibió una jubilación no demasiado brillante; pero, acostumbrado a un modesto estilo de vida, le resultó suficiente. Le legó a Honduras, un excelente poeta, José González Paredes. Modesto como su padre, vive en La Paz, departamento homónimo, junto a su esposa; virtuosa dama.

21. ESTEBAN GUARDIOLA CUBAS (1869-1953). Nació en San Antonio de Oriente, Francisco Morazán. Cursó sus estudios primarios en Tegucigalpa y la secundaria en el Instituto Nacional. Se graduó de bachiller en 1889. Quiso ser sacerdote, pero comprendió que no era lo suyo. Entonces, estudió la Ciencia de Justiniano y Gayo y se hizo abogado. No fue una lumbrera de esa profesión, cual si lo fue don Rómulo E. Durón. Don Esteban se consagró al magisterio, fueron muchas las asignaturas que impartió, llegando a ser maestro de varias generaciones. Hizo vida pública: director de la Biblioteca Nacional, Subsecretario y secretario de Instrucción Pública. Por donde pasó dejó un rastro de honradez. El hombre al que nos referimos, fue el primer director de la Academia Hondureña de la Lengua, fundada el 28 de diciembre de 1948, al impulso del poeta e historiador Rafael Heliodoro Valle; el autor de “Unísono amor”, no pudo desempeñar el cargo porque el Dr. Juan Manuel Gálvez, lo acreditó como nuestro Embajador en Washington. Como fundadores de la Academia Hondureña de la Lengua, figuran, además, sin ánimo de ser exhaustivos: Luis Andrés Zúñiga, Antonio Ochoa Alcántara, Silverio Laínez, Alejandro Alfaro Arriaga, Céleo Murillo y otros… Don Esteban –cual lo llamaban sus alumnos-, fue un hombre culto, forjado en el estudio. Escribió obras históricas, incluidas las biografías de Rafael Alvarado Manzano y de don Ramón Rosa. La de este último, por modestia, la denominó: “Boceto biográfico del Dr. Ramón Rosa”. Falleció en Tegucigalpa, el 19 de diciembre a los 84 años. No dejó descendientes.

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