EL NEPOTISMO, EN EL GOBIERNO DE LÓPEZ GUTIÉRREZ

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3 de junio de 2023
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12:41 am
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EL NEPOTISMO, EN EL GOBIERNO DE LÓPEZ GUTIÉRREZ

Juan Ramón Martínez

En cada época es preciso esforzarse por arrancar la tradición al conformismo que está a punto de avasallarla.
Walter Benjamín, Tesis de Filosofía de la Historia

Hasta ahora, el gobierno más nepótico de la historia hondureña, ha sido el del liberal Gral. Rafael López Gutiérrez, que dirigió constitucionalmente el Poder Ejecutivo del país entre el 1 de febrero de 1920 y el 31 de enero de 1924 y dictatorialmente, entre el 1 de febrero de 1924 y el 10 de marzo de ese mismo año, fecha en que falleció en la Casa Presidencial, a la orilla del río Grande o de Choluteca. (Mario Rivas, Diario de la Guerra de Honduras, Tegucigalpa 2004, 26). Le sucedió en esa oportunidad, el Consejo de Ministros, que enfrentó la continuación de guerra contra el movimiento legitimista que dirigían entre otros Tiburcio Carías Andino, Gregorio Ferrera y Vicente Tosta Carrasco. El Consejo de Ministros estaba integrado por Francisco Bueso Cuéllar, Raúl J. López, José María Ochoa Velásquez, Rómulo E. Durón, José María Sandoval y Marcial Lagos (Rivas, 25). Fue un gobernante débil, sin liderazgo, sometido a constantes conspiraciones y movimientos armados. Un presidente sin autoridad, tanto por su avanzada edad como por su personalidad apagada y distante de la realidad. La falta de capacidad ejecutiva, permitió que su esposa y sus cuñados, dirigieran el gobierno y permitieran la corrupción. “Siguió en toda la misma política del doctor Bonilla, haciendo (un) gobierno de crudo partidarismo y olvidando el doloroso y sangriento proceso que precedió su ascenso a la primera magistratura, olvidó que había combatido por el libre ejercicio de los derechos ciudadanos, para conciliar y para dar pan y alfabeto al pueblo”. (Lucas Paredes, “Drama Político de Honduras”, México 1950, 276). El más destacado periodista del siglo XX, Paulino Valladares, escribió que López Gutiérrez “no pudo gobernar al país y su administración fue un desastre”. Es decir que el coctel estaba formado por incapacidad administrativa, sectarismo político y como efecto inmediato, nepotismo. Y que terminó con la guerra civil de 1924.

Antes de ese régimen, el antecedente de su estilo de gobernar, –dentro de las familias cercanas, estrecho círculo de incondicionales y para protección exclusiva de los objetivos de las mismas–, fue el sectarismo. El concepto que el gobernante debía gobernar con su partido y solo con su partido, –y dentro de este con los incondicionales suyos–, aunque había sido practicado por casi todos los gobernantes hondureños, con muy pocas excepciones, fue el liberal Policarpo Bonilla el que introdujo, con explicaciones teóricas y fundamentos de alguna racionalidad, el concepto que había que hacer un gobierno de partido, en contra del concepto del fundador del Partido Liberal Celeo Arias que, señalaba que debía gobernarse con las mejores voluntades y talentos nacionales. Es decir que, para gobernar había que hacerlo con los mejores y dándole participación a todos, conformando más que gobiernos de partidos o grupos de incondicionales, constituir gobiernos nacionales, es decir de todos y para todos. Democráticos. La Constitución de 1982, estableció originalmente el concepto de la integración nacional. Por ello, en los gobiernos de Suazo Córdova, Azcona, Callejas, Reina, Flores, Maduro, Lobo Sosa, por lo menos, en algún momento de sus períodos presidenciales, integraron en sus gabinetes ministeriales a miembros de los partidos de oposición.

Lucas Paredes, en el citado “Drama Político de Honduras”, nos ofrece una fuerte crítica del estilo nepótico del régimen de López Gutiérrez, al que, además, señala cierta inclinación para favorecer los intereses de los nacionales nicaragüenses que tenían que ver con la nacionalidad de su esposa y sus cuñados. La lista que adjuntamos no es, por supuesto, “verdad revelada”. Los historiadores de cada tramo generacional, deben prestar atención sobre la misma, investigando las afirmaciones y los señalamientos, porque hay que tener presente siempre que en las acusaciones de este tipo es inevitable la subjetividad política y los intereses locales y nacionalistas. Y, hay que entender que el pasado histórico nuestro, además de la violencia de unos en contra de los otros, priva la corrupción y el uso incorrecto de los bienes nacionales para favorecer intereses familiares, grupales o partidaristas. Es decir que además de sangre y dolor, hay insoportables olores de podredumbre y corrupción. Confirmando lo que Walter Benjamín advirtió que, en cada avance gubernamenta, hay un elevado pago que normalmente hacen los más débiles entre nosotros.

Empieza diciendo Lucas Paredes que “Ninguna Administración Pública ha hecho derroche semejante de los fondos nacionales en favor de un estrecho círculo familiar y de amigos. ¿Quiénes fueron los más favorecidos en la liberal repartición? He aquí unos tantos:

Dr. Antonio Ramón Lagos (cuñado) $288,688.00; Doctor Carlos Lagos (cuñado) $43,746.00; Ing. Gustavo Lagos (cuñado) $18,680.00; Don Marcial Lagos (cuñado) $12,800.00; Doña Anita de López Gutiérrez (esposa del presidente) $42,982.00; Don Antonio López Gutiérrez $60,902.00; Don Armando López Ulloa $19,973.00; Don Carlos Gutiérrez $13,500.00; Dr. Eusebio Toledo López, $72,420.00; Gral. Rafael López Gutiérrez (presidente) $93,322.00; Don Raúl Toledo López $32,770.00; Don Alfredo García (nicaragüense) $14,935.00; Don Antonio Ramírez Fontecha (español) $32,340.00; Dr. Ángel Ugarte $15,000.00; Bueso Hermanos $231,341.00, Edmundo Lozano Aguiluz (Sostenimiento Orden Público) $361,786.00; Eduardo Vargas $91,000.00; Felipe Nery Fernández (nicaragüense) $63,911.00; Dr. Francisco Bueso $112,605.00; Gral. Gregorio Ferrera $16,435.00; Dr. José María Guillén Vélez $34,540.00; Juan Ramón Avilés (nicaragüense) $33,600.00; José Dutríz (salvadoreño) $28,600.00; Lic. José Ángel Zúñiga Huete $10,436.00; Dr. Santiago Argüello (nicaragüense) $8,200.00; Dr. Luis H. Debayle (nicaragüense) $55,900.00; Dr. Rodolfo Espinoza (nicaragüense) $68,163.00; Salvador Machado Cisneros $28,897.00; Gral. Toribio Ramos $11,445.00; Gral. Vicente Tosta Carrasco $14,885.00; Dr. Vicente Mejía Colindres $15,000.00; Para Altas extraordinarias $398,087.00; Para Comisiones militares extraordinarias $84,685.00, Para gastos de la Federación $70,467.00; Para comprar un fonógrafo $3,675.00; Para gratificaciones especiales $464,140.00; Para sobresueldos $125,714.00”.

“Pero esa suma no es, –sigue diciendo Paredes– sino una pequeñísima parte del vergonzoso despilfarro de los fondos nacionales. Las planillas de la fuerza extraordinaria autorizada del mes de septiembre de 1919 a fines del mes de abril de 1924, suman nada menos que dos millones, ciento setenta y cinco mil, trescientos veinte y siete pesos, cincuenta centavos, debiendo tomarse en cuenta que, al menos la mitad del valor de estas planillas quedaba en beneficio de los jefes de dichas fuerzas, dinero que salía de la partida Sostenimiento del Orden Publico” (Lucas Paredes, Drama Político de Honduras, México 1950, 278, 279, 280). El autor citado, no menciona la fuente de donde obtuvo la información; pero suponemos que, proviene de los archivos oficiales, tomados por los vencedores de la Revolución Legitimista encabezada por Tiburcio Carías Andino, Vicente Tosta Carrasco, Gregorio Ferrera y otros oficiales rebeldes. Estos dos últimos, están incluidos en la lista que hemos citado. Este movimiento armado le pone fin al gobierno liberal de Rafael López Gutiérrez y del Gobierno del Consejo de Ministros, porque el 10 de marzo de 1924 había fallecido López Gutiérrez. Gregorio Ferrera, que había luchado al lado de Rafael López Gutiérrez en la revolución en contra de Bertrand en 1919, justificaba su alzamiento en su contra en 1921, mientras se despeñaba como comandante general “por los niveles de corrupción y nepotismo en el gobierno” dirigido por López Gutiérrez. (Jesús Evelio Inestroza M, general Gregorio Ferrera (1880—1931), Tegucigalpa, 2019, 123, 124). En el momento de la publicación del libro de Lucas Paredes, hasta donde sabemos, no se conoció ningún desmentido de los mencionados; o, por los descendientes de los fallecidos incriminados, por lo que hay que, dispensarle alguna credibilidad. Para entonces, estaban vivos Vicente Mejía Colindres, Ángel Zúñiga Huete y Juan Ramón Avilés, entre otros.

Tegucigalpa, mayo 28 del 2023

Bibliografía:
1. Diario de la guerra de Honduras (30 de enero—30 de abril de 1924) Mario Rivas.
2. Constitución de la República 1982.
3. Drama Político de Honduras, Lucas Paredes.
4. General Gregorio Ferrera (1880—1931), Jesús Evelio Inestroza.
5. Ensayos Escogidos, Walter Benjamín.

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