Teresita Morillo
Retazos de mi Vida. Vivimos en un mundo…donde las verdades son mentiras y las mentiras exactas verdades. Verdades a medias y mentiras a medias. Todo lo que antes era bueno hoy día es malo. No tengo idea de cómo los que ostentamos más de 70 años estamos vivitos y coleando. ¿Creen ustedes que, si lo de antes era malo, somos sobrevivientes de un milagro? Jugábamos en la calle, muchas veces nos caíamos y la auténtica y poderosa medicina era la saliva y continuamos jugando. Tomábamos agua de la llave y también de los ríos. Cada tres meses nos desparasitaban. Eso creo era el mejor remedio para tener la salud de hierro, que tenemos a través del tiempo que hemos vivido. Comíamos cantidades de frutas, semillas, en nuestras casas había, nances, mangos, anonas, jocotes, naranjas y hasta caña. Y en las propiedades se sembraba desde frijoles, maíz, arroz, sandías y todas las frutas que nos podemos imaginar. Nos daba el sol y lo único que nos afectó, fue quedar con un color canela lindo. La lluvia la disfrutábamos y dejábamos que nos mojara hasta los tuétanos. Y por si acaso nos daba un catarro o una gripe fuerte, guardábamos reposo, nos embadurnaban el pecho con medicinas caseras. Si teníamos un dolor de estómago, nos daban un sobrecito de bicarbonato de sodio. Y parte sin novedad no andaban con mucho cuento. El famoso stress de hoy día no lo conocimos, disfrutábamos todo lo que teníamos, jugamos y nos divertimos, la risa jamás nos faltó, las emociones e ilusiones eran del día a día. Estoy más que segura que por esa razón hemos vivido tanto, además aprendimos a cuidarnos, a querernos, a querer a nuestros amigos entrañablemente. Oramos por nosotros y por los demás. No fuimos superiores a nadie, actuar con delicadeza en determinadas situaciones. Nos educaron de la mejor manera, no hay ninguna equivocación en ello. Y nosotros a través del tiempo nos seguimos educando todos los días aprendemos de todo. Algunas veces nos asustamos de la falta de educación muy común hoy día. Hecho mucho en falta la cortesía y la empatía por las demás personas. Repruebo la manera de expresarse tan vulgarmente, el negar un saludo. Pero he llegado a comprender que el mundo, el mundo que yo conocí, camina para atrás como el cangrejo.
