¿DEBÍ DE HABERLO DICHO?

MA
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3 de abril de 2024
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12:25 am
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¿DEBÍ DE HABERLO DICHO?

“MUY buen mensaje –escribe un buen amigo abajo del hipervínculo del editorial del ayer– me sirvió de terapia para calmar mis problemas; lo he transmitido a varios amigos”. Una periodista amiga: “El mensaje fue bellísimo y tiene cierto parecido con un par de editoriales suyos sobre la felicidad”. “Coincido que es sencillo pero profundo; y tan real”. Otra buena amiga: “Hoy me llega ese mensaje en el momento más preciso ante una contrariedad que tengo que resolver hoy mismo”. “Nada del otro mundo, solo que me vino a desestabilizar un poco”. “Pero con esa hermosa lectura, me cambió la cara de enojo a cara de sonrisa”. “Amén”. Solo que varios miembros del colectivo –acompañando datos recabados de su indagación– aclaran que “ese escrito se lo atribuyen al Papa, pero no es suyo”. “Si te fijás –agrega– hay algunos detalles que no van con la doctrina de la Iglesia”. “Pero en un 90% hace observaciones muy acertadas”.

(En efecto –entra el Sisimite– “circula en las redes un sermón atribuido a Jorge Bergoglio, que es falso”. Ningún registro público oficial recoge que el pontífice haya pronunciado esas viralizadas palabras”. “El primer registro de este texto data del año 2010 en un blog personal de autoría anónima”. -O sea –interrumpe Winston– ¿entonces al amigo que le sirvió el mensaje como terapia para calmar sus problemas, una vez se entere que no era papal, le van a regresar los trastornos? ¿O a la otra amiga, cuya lectura le devolvió la sonrisa a la cara después de una contrariedad, en cuanto se entere de la subsanación, va a volverse a mal encarar? -Ya vas vos –interviene el Sisimite– con tus ironías. Basta decir que si lo dicho ayuda espiritualmente, bienvenido sea el mensaje, proceda de donde venga. Suele suceder que en las redes equivocan las autorías. Pasó con el poema “Te Deseo”, atribuido a Víctor Hugo, cuando su autor es el brasileño Sérgio Jockymann, (“Los Deseos”), publicado en portugués en 1980 y traducido después al español. -Ese es el problema de las redes –comenta Winston– que la gente busca qué mandar, le da un “copy paste”, y lo riega –por WhatsApp– entre los contactos telefónicos. Igual recibimos otro escrito adjudicado a Jorge Luis Borges, “Instantes”: “Si Pudiera Vivir Nuevamente Mi Vida…”, cuya maternidad corresponde a la escritora estadounidense Nadine Stair. Y recientemente un poema, “La Marioneta”, del mexicano Johnny Welch atribuido equivocadamente en redes a Gabriel García Márquez. El escrito, endosado al escritor colombiano, se fue como pan caliente –incluso publicado en varios idiomas– a tal grado que el propio García Márquez tuvo que desmentir su autoría. Sin embargo, cuentan que una vez que ambos se vieron durante una presentación, García Márquez bromeó con el mexicano: “Oye, te propongo una cosa, me parece tan bello como tú dices el poema que no digamos que es tuyo para que sigan creyendo que es mío”).

(Y así como eso –apunta el Sisimite– hay varias otras piezas literarias cuya paternidad se da a autores equivocados. -Lo que trae a la memoria –recuerda Winston– aquella pasada del periodista Oscar Armando Flores Midence, anotando una frase en “Páginas de un Diario”: “No sé si este pensamiento es mío –escribe– pero si no lo es, debería serlo”. ¿Y te acordás –pregunta el Sisimite– ¿cuál era la expresión? –Aquí tengo el libro –responde Winston– “Domingo 28: “Una obra literaria asciende a la categoría de clásica cuando nadie la lee, poquísimos la entienden y todos dicen haberla leído”. Tengo dudas –podrían acusarme de plagiario– de que la idea anterior sea mía. Pero si no lo es, debería serlo”. ¿Entonces –vuelve el Sisimite– en qué quedamos? -¿Sobre el sermón del editorial? –inquiere Winston– que uno de estos días Bergoglio va a salir con una ocurrencia: “Yo no dije eso, pero, si no lo dije, debí de haberlo dicho”).

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