En bancarrota

MA
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3 de abril de 2024
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12:47 am
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En bancarrota

Nery Alexis Gaitán

Honduras es un país rico en recursos naturales. Haciendo una explotación racional de los mismos, deberíamos vivir en un país desarrollado desde hace mucho tiempo. Y los hondureños tendríamos una alta calidad de vida, con un excelente sistema de salud, una educación de alta calidad, sin desempleo, el agro completamente desarrollado y tecnificado con una magnífica red de carreteras y una infraestructura moderna en todo el país. En pocas palabras, viviríamos como los hermanos taiwaneses.

Pero nuestra realidad es terrible, vivimos en un país muy pobre, la mayoría de la población vive muy mal, casi en la miseria; hay un alto porcentaje que no come los tres tiempos al día; la apabullante miseria se los impide. Aquí los pobres y miserables, que son los más, comen mal, sufren todo tipo de enfermedades y la salud pública es pésima, lo mismo que la educación. Los índices de desempleo son altísimos y casi no se generan nuevas fuentes de trabajo; cada día más compatriotas huyen del hambre en caravanas. Las carreteras están hechas pedazos, el agro está abandonado. Aquí se come mal y se vive peor, y no es que seamos pesimistas o que tengamos la esperanza muerta, sino que esta es nuestra horrible realidad.

Los culpables, desde siempre, son los políticos corruptos que han saqueado los bienes del Estado y han condenado a los pobres a vivir en la miseria, mientras ellos se dan la gran vida. Aquí todo es mandracada, comisión, robos, corrupción al por mayor avalada por la impunidad. Los corruptos roban porque están seguros que nadie los va a meter a la cárcel, ya que todo el sistema está diseñado para proteger a los ladrones de cuello blanco. Los entes fiscalizadores del Estado son expertos en hacer desaparecer expedientes para que no se juzgue a nadie, y el sistema judicial es una farsa que a nadie engaña.

Es así que la corrupción se ha instaurado en todos los estratos de la sociedad como un sistema de vida. Todos los partidos políticos, sin excepción alguna, están dirigidos por corruptos, todos comparten la bandera de la corrupción, sin importar ideologías, ya sea de derecha, centro o izquierda, como lo ha demostrado con creces este mal llamado gobierno izquierdista, que propugna por un fatídico “socialismo democrático”.

Ya sabemos que el gobierno no representa los intereses de los pobres, sino de grupos de poder que cada día se enriquecen más y al pobre lo convierten en miserable. Pero con este fatídico gobierno hemos tocado fondo. Los niveles de latrocinio superan con creces a la administración nacionalista que tanto criticaban.

No es posible que la corrupción y el nepotismo hayan llegado a niveles alarmantes. Desde la familia presidencial, incluyendo a todos los funcionarios nombrados, han empleado descaradamente a sus familiares, que incluye hasta el perro de la casa, con sueldos exorbitantes y prebendas de todo tipo. Los excesos son terribles e incluyen el uso de camionetas blindadas, muchos guardaespaldas, viajes, etc. El sabor y disfrute del poder tiene embriagados a estos izquierdistas de cafetín, que han resultado más corruptos que los de derecha.

Mientras tanto, el pueblo pobre sigue en las mismas o en peores condiciones. Su martirio diario no da señales de que terminará. La comida está carísima, la juventud está desesperada porque no hay opciones laborales; el sistema de salud está colapsado, los hospitales están desabastecidos; la educación está en abandono, así como los centros escolares que se están derrumbando; las cosechas de granos básicos y demás, están en precario, sin asistencia gubernamental.

Lo único que le interesa a este gobierno es su agenda política y continuar en el poder, para ello ya están financiando la campaña de la candidata que salió huyendo y dejó botados millones de lempiras, dineros del pueblo, en un hotel de Choluteca. Lo único que les importa es seguir gozando y dándose la gran vida, y que el pueblo se muera de hambre.

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