Volver a la milpa para enfrentar el cambio climático

MA
/
3 de abril de 2024
/
12:36 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Volver a la milpa para enfrentar  el cambio climático

(Parte I)

Wilfredo Díaz Arrazola

Según Naciones Unidas “el cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, debido a variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes. Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas”.

El aspecto más preocupante es el impacto negativo, permanente, progresivo y talvez irreversible que tiene sobre el equilibrio de la naturaleza, poniendo en riesgo toda forma de vida del planeta al provocar la extinción de plantas y animales como los diferentes insectos polinizadores entre los que destacan las abejas (el animal más importante del mundo), cuya población mundial ha decrecido un 90% (La Real Sociedad de Geografía de Londres y el Earthwatch Institute), debido a la deforestación, mecanización y el abuso de agroquímicos sintéticos para la producción de monocultivos industriales.

El monocultivo ha roto la diversidad y armonía entre plantas, animales, microorganismos y minerales de la tierra al expandirse a escala industrial, utilizando en forma intensiva capital y recursos tecnológicos que agilizan, intensifican y automatizan las operaciones agrícolas para generar mayores ganancias en el corto y mediano plazo, pero con efectos negativos en el largo plazo, de acuerdo con las experiencias documentadas en todo el planeta. Este modo de producción utiliza el 70% de la tierra cultivada y sólo satisface el 33% de los alimentos que consume la población mundial, según la FAO.

El modo de producción agrícola, antes de implantarse el monocultivo a escala industrial, era la pequeña y mediana agricultura familiar a nivel planetario, basada en prácticas de bajo impacto ambiental que conservan y regeneran la fertilidad, estabilidad, salud y humedad del suelo con la asociación agroforestal y la rotación de cultivos. Con este modo se cubrían las necesidades alimentarias de la población mundial de ayer y, según la FAO, el 67% de la de hoy en sólo el 30% de la tierra cultivada. En este aspecto se destaca el Sistema de Milpa Mesoamericana (SMM) precolombina, descubierto y utilizado por los pueblos originarios.

La diferencia fundamental entre estos dos modos de producción agrícola es el impacto sobre la calidad y manejo del suelo a largo plazo. El monocultivo industrial privilegia la obtención de mayores rendimientos unitarios usando agroquímicos sintéticos que contaminan y degradan el suelo y el medio ambiente en la producción de comodites, y cereales que son transformados para el consumo humano y de animales. La agricultura familiar prioriza la conservación y regeneración de los suelos (apego a la tierra y la naturaleza) con el cultivo orgánico de alimentos básicos sanos para el consumo local.

El cambio climático ha modificado la regularidad e intensidad de los períodos de lluvia y sequía que causan inundaciones o estrés hídrico, modificando drásticamente los rendimientos, la calidad y las fechas de cosecha de cultivos de plantas y de animales terrestres, pero también de animales marinos, debido a los cambios de temperatura y orientación de las corrientes marinas.

Sin embargo, la producción de alimentos con los pequeños y medianos productores de Honduras ante el cambio climático puede mantenerse y aumentarse en el tiempo con el rescate del SMM, que se basa principalmente en la asociación milenaria de maíz, frijol común trepador y calabaza o ayote, modo de cultivo que fue desapareciendo lentamente con llegada al país del Servicio Técnico Interamericano de Cooperación Agrícola (STICA) del gobierno de EE.UU a partir de 1951, con el cual se introdujo el monocultivo de granos, su modo de producción de maíz y otros cereales en su franja maicera, con programas de extensión agrícola, clubes 4S y otros similares a los utilizado por las universidades y gobiernos estatales de ese país.

El monocultivo de maíz y frijol se impuso principalmente con los grandes y medianos productores de granos básicos que cultivaban en los valles y planicies (tierras de vega de ríos y quebradas). También se diversificó la producción con cultivos como la caña de azúcar para su exportación a EE. UU. A principios de la década de1970 ya había desaparecido el SMM de los valles y planicies.

El monocultivo sirvió a EE. UU para sacarle el máximo provecho a la gran capacidad industrial que quedó instalada después de la Segunda Guerra Mundial, reconvirtiéndose en fábricas de tractores más modernos (y otra diversidad de equipos), con sus respectivos implementos; fábricas de fertilizantes, pesticidas, herbicidas y de los equipos para aplicar estos productos tecnológicos, como asperjadoras mecánicas y de mochila, mediante una estrategia de programas mundiales de cooperación y asistencia técnica para países no industrializados de América Latina, Asia y África.

Con el STICA también se introdujo el ganado Cebuano, debido a que era excedentario en los estados del suroeste de EE. UU., principalmente en Texas y Arizona. La introducción de la raza Cebuina poco a poco fue eliminando, por cruzamiento, al ganado traído por los conquistadores españoles que era de gran capacidad y calidad lechera y cárnica; y los machos de gran nobleza para servir como animales de tiro o bueyes. Esta raza era conocida en todo el país como ganado indio.

…(Continuará)

Widiar/marzo 25/2024

Más de Columnistas
Lo Más Visto