¿CIVILIZADOS?

ZV
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8 de abril de 2024
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12:06 am
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¿CIVILIZADOS?

ESCÁNDALO diplomático. La policía ecuatoriana –trepa las paredes y vallas– entra en la Embajada de México a dar captura al expresidente de Correa –y de Lenin, aunque obligado a dejar el cargo por votación del Parlamento– refugiado en la sede diplomática desde diciembre. No por supuestos delitos –el uso apropiado del lenguaje bajo la garantía de presunción de inocencia, antes de mediar un fallo firme de juzgado competente– sino condenado por la justicia ecuatoriana por corrupción. Es el más reciente irrespeto del gobierno ecuatoriano al derecho internacional, tras un agravamiento de tensiones. Unas polémicas declaraciones de AMLO sobre asuntos internos de Ecuador desataron la escalada. El gobierno ecuatoriano responde declarando non grato al embajador mexicano y le da breve plazo para abandonar el país.

El gobierno mexicano califica de “desproporcionada” la respuesta y de paso, “comunica que ha dado asilo político” al prófugo. Este, estuvo en prisión por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, pero con un habeas corpus consiguió libertad condicional después de cumplir la mitad de su condena. Cuando nuevamente fue citado por la justicia para responder por otro caso de corrupción se fue a meter a la Embajada de México. México –que rompió relaciones con Ecuador– denunciará el asalto del gobierno ecuatoriano ante la Corte Internacional de Justicia, arguyendo una “violación irreparable” a la Convención de Viena que consagra que “los locales de la misión son inviolables”. ¿Hay antecedentes de este bochornoso incidente? Hasta donde alcanza la memoria, “el asalto, en 1979, a la embajada de Estados Unidos en Teherán, Irán, cuando los diplomáticos estadounidenses fueron tomados como rehenes durante más de un año”. “El asalto a la embajada de Libia en Londres en 1984”. “En 1976, una maestra y militante anarquista uruguaya saltó el muro de la embajada venezolana en Montevideo escapando de la policía”. “El personal diplomático intentó protegerla, pero fue sacada a la fuerza y llevada a un centro de detención donde habría sido torturada”. ¿Y a quiénes les han dado asilo condenados por casos de corrupción? Allan García, expresidente de Perú, solicitó asilo en la embajada de Uruguay en Lima en 2018, “poco antes de que las autoridades peruanas emitieran una orden de detención en su contra por presuntos cargos de corrupción relacionados con el caso Odebrecht”. Uruguay rechazó su solicitud de asilo. Se suicidó –pegándose un tiro en la sien– cuando la policía peruana intentaba arrestarlo en su residencia. “Viktor Yanukovich de Ucrania, después de ser destituido como presidente, buscó refugio en Rusia, pero no se le concedió asilo formalmente”. “A Rafael Correa, exiliado en Bélgica desde 2017, le fue concedido el asilo político en ese país”. Poco después la Corte Nacional de Justicia ecuatoriana anunció que solicitó formalmente la extradición del exmandatario. “Correa fue condenado en 2020 a ocho años de prisión por cohecho agravado”. El gobierno sandinista no solo ha cocedido asilo a exmandatarios perseguidos por la justicia en la vecindad, sino que hasta les ha dado la nacionalidad.

El gobierno de AMLO dio asilo a Evo Morales. Este prefirió ir a Argentina –para desde allá medrar en los asuntos políticos de Bolivia– que también le dio asilo. El peruano Pedro Castillo pidió refugio en la Embajada de México, pero fue detenido antes de poder llegar. Sin embargo, le dieron asilo a su familia. (Trotsky –hay que recordar– expulsado de la Unión Soviética por Stalin en 1929, anduvo por Turquía, Noruega y Francia, hasta llegar a México en 1937. La seguridad mexicana no impidió que fuera asesinado en 1940). (Como al mandatario mexicano –entra el Sisimite– le encanta en sus mañaneras meter la cuchara en asuntos internos de otros países, a mediados de la semana pasada sugirió que el asesinato del candidato Villavicencio, antes de las elecciones ganadas por Noboa, “había influido en la intención de voto”. -Pero no era –interviene Winston– como para que fueran a asaltar la embajada. –Bueno, quizás –asiente el Sisimite–Noboa arguye que “no van a quedar delitos en la impunidad” y que la acción de captura fue “en defensa de la soberanía nacional, para evitar la intervención extranjera en los asuntos internos de su país”. -Pues fíjate –interrumpe Winston–otros que presumen de civilizados ven a estos pintorescos paisajes acabados como habitados por montunos. Pero cuando el golpe –encuevado en la Embajada de Brasil– respetaron la integridad de la embajada. ¿No sería salvajes, entonces, sino una especie de selváticos civilizados?).

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