¿“ARGUMENTUM A SILENTIO”?

MA
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10 de abril de 2024
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12:25 am
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¿“ARGUMENTUM A SILENTIO”?

“AHORA –mensaje de la mamá que comparte el comentario de su hija– debatir temas se ha vuelto un tanto complicado”. “¿Por qué? Porque cada quien defiende su verdad, y hasta cierto punto eso está bien”. “Cada uno defiende sus creencias y las experiencias que ha vivido”. “Se vuelve un problema cuando llega el momento de debatir una situación y por “creer en tus sentimientos” o cuidarlos, preferís aceptar una mentira disfrazada de verdad”. “Porque la verdad, al ser dura y fea, te hace pasar momentos incómodos y muchos jóvenes, muchas personas en realidad (jóvenes y adultos) no alcanzan a comprender cómo pasar y solucionar esos momentos incómodos”. “Sino que nos encarcelamos en defender esa verdad disfrazada de mentira cuando no nos damos cuenta que a veces nos estamos lastimando a nosotros mismos y a los demás”. “La verdad desnuda se defiende porque al final, es lo que en realidad nos va a llevar a cuidar nuestros sentimientos; saber cómo manejar el conflicto y, lo más importante, cómo buscar una solución objetiva y concordante”.

Un buen amigo: Lindo editorial, una poesía: “Soñé que estaba soñando”. Alusivo a la conversación de cierre: (Es lo interesante –entra el Sisimite– de estas pláticas con el colectivo y de las conversaciones presenciales que entablamos. -Claro –asiente Winston– donde una cosa va sugiriendo la otra, como si un hilo conductor nos llevase de acá para allá, allende de inconquistadas fronteras, a un mundo encantado de temas inagotables, yuxtapuestos, intercalados, vinculados, unos con otros, en un arpegio de trepidantes palpitaciones, como soplo de ráfagas de viento impulsando los atrevidos vuelos de la imaginación. -Jue –interrumpe el Sisimite– te luciste; poesía en prosa. -Supongo que eso que dijiste –interviene el Sisimite– es creación tuya. ¿No es algo que ya estaba escrito? -Pues no –responde Winston– soñé que un poeta soñaba despierto y me dictaba esas líneas. -Otra vez –solloza el Sisimite– tus irónicas respuestas. -¿Cómo así? –inquiere Winston– si yo soñé que estaba soñando. ¿No digás que vos también soñaste –a lo Neruda– que yo soñaba que le tomaba dictado –a lo Gabriel García Márquez– a un poeta que soñaba despierto?). Mandan –para volver a publicar– versos de Pedro Calderón de la Barca: “Es verdad; pues reprimamos/ esta fiera condición,/ esta furia, esta ambición,/ por si alguna vez soñamos;/ y sí haremos, pues estamos/ en mundo tan singular,/ que el vivir solo es soñar;/ y la experiencia me enseña/ que el hombre que vive sueña/ lo que es hasta despertar./ Sueña el rey que es rey, y vive/ con este engaño mandando./ disponiendo y gobernando;/ y este aplauso, que recibe/
prestado, en el viento escribe,/ y en cenizas le convierte/ la muerte, ¡desdicha fuerte!:/ ¿que hay quien intente reinar,/ viendo que ha de despertar/ en el sueño de la muerte?/ Sueña el rico en su riqueza/ que más cuidados le ofrece;/ sueña el pobre que padece/ su miseria y su pobreza;/ sueña el que a medrar empieza,/ sueña el que afana y pretende,/ sueña el que agravia y ofende,/ y en el mundo, en conclusión,/ todos sueñan lo que son,/ aunque ninguno lo entiende./ Yo sueño que estoy aquí/ destas prisiones cargado,/ y soñé que en otro estado/ más lisonjero me vi./ ¿Qué es la vida?, Un frenesí,/ ¿Qué es la vida?, una ilusión,/ una sombra, una ficción,/ y el mayor bien es pequeño;/ que toda la vida es sueño,/ y los sueños, sueños son”.

(Sobre el primer tema –entra el Sisimite– el mensaje de un viejo amigo: O como dice ORS, “una falacia preñada de ignominia”. -Un filósofo del colectivo –interviene Winston– a propósito de “La falacia ad verecundiamtambién llamada argumento de autoridad; aquella que consiste en aceptar como válida una proposición solo basándose en el prestigio de quien la sostiene, es decir, sin argumentos lógicos– recuerda que eso se estudia en la lingüística y ofrece otros ejemplos: El argumento ad populum, cuando se argumenta que todo el mundo sabe y todo el pueblo lo apoya. El argumento ad misericordiam, es apelar a la lástima. Argumento ad hominem, en una discusión no discutir las ideas sino atacar al hombre, para desacreditarlo, y todo lo que diga carezca de valor. -Claro –interrumpe el Sisimite– La falacia ad ignorantiam, también llamada argumento por ignorancia, es aquella que consiste en sostener que algo es verdadero solo porque no se ha probado que sea falso, o viceversa. -O bien –agrega Winston– para que nos callemos: El argumento a silentio, “argumentum a silentio”, “argumentum ex silentio” o “argumento desde el silencio”: Una falacia en la que se extrae una conclusión basada en el silencio o ausencia de evidencia).

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