A propósito de las tensiones –y del rompimiento de relaciones diplomáticas– entre Ecuador y México, después que Noboa declaró non grato al embajador mexicano reaccionando a insinuaciones de AMLO que “el asesinato del candidato Villavicencio, antes de las elecciones ganadas por Noboa, “había influido en la intención de voto”, y luego el asalto del gobierno ecuatoriano a la sede diplomática mexicana para capturar al prófugo exvicepresidente, asilado en la Embajada, condenado por delitos de corrupción, allá en el Medio Oriente las diferencias no las tratan con guantes de seda sino que las arreglan matándose. Si el conflicto entre Israel y Palestinos –que cobra cientos de vidas humanas, la mayor parte de ellas civiles y víctimas inocentes– ya era escalofriante, el ataque aéreo al consulado iraní en Damasco, Siria, el 1 de abril, presuntamente atribuido a Israel, desencadena una escalada de hostilidades en Medio Oriente. (“Siete miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán, incluidos dos generales, murieron en ese ataque que Israel nunca se atribuyó”).
Se trata de un ataque directo de un país a otro: “Irán acaba de aventarse en una ofensiva sin precedentes con aviones no tripulados y misiles contra Israel”. El ejército israelí reporta que lanzaron “más de 300 drones, misiles crucero y misiles balísticos” la mayoría de los cuales fueron interceptados por el sistema de defensa israelí, con ayuda de los aliados, antes de que impactaran en su territorio, objetivo de la embestida. Netanyahu –al salir de la reunión de su gabinete de guerra– aseguró que están “preparados a repeler cualquier ataque al país e incluso entrar a la ofensiva”. “Agradeció el apoyo de sus aliados, Estado Unidos, como del Reino Unido y Francia, que también intervinieron derribando las bombas voladoras”. Sonaron sirenas y explosiones, mientras el sistema de defensa israelí lograba interceptar objetos en el cielo. Los Estados Unidos se acreditaron haber apeado varios drones que volaban en dirección a Israel. Washington –mientras el presidente suspendía sus vacaciones para convocar su Consejo de Seguridad– prometió “hacer todo lo posible para proteger la seguridad de Israel”. “Jordania, Líbano e Irak cerraron sus espacios aéreos”. El primer ministro británico condenó lo que a su juicio es “la intención de Irán de crear caos en su propio patio trasero”. De momento Irán –utilizando a Turquía de portavoz para comunicar su mensaje– dio “por finalizado su ataque”, dizque por lo sucedido a su consulado, pero no sin antes amenazar con “una respuesta más contundente a Israel y a los Estados Unidos, si hay represalias”. El gobierno israelí adelantó que hará que “Irán pague por el ataque, pero en el momento oportuno”.
(¿Supiste –entra el Sisimite– qué tras el ataque con drones lanzado por Irán sobre Israel, el SG de la ONU se mostró “profundamente alarmado por el peligro muy real de una escalada devastadora en toda la región”? -Sí –responde Winston– como de costumbre, “la preocupada comunidad internacional”, que no pasa de inquietudes de ansiedad; pero, ¿qué acciones efectivas toma para detener la carnicería? – Ajá –riposta el Sisimite– ¿qué es lo que querés que haga la burocracia internacional? -Es que, fíjate –interviene Winston– que en esto como en otras cosas, no pasan de las palabras, de salir con comunicados que se sienten “bien preocupados” y los que están dándose maceta –o mientras le pegan duro a los que solo están recibiendo el castigo– las palabras las derriban en el aire, como si fuera con sistemas de defensa antimisiles. ¿Y no es que esas instancias internacionales las montaron para que hubiese paz y parar las guerras? –Más fácil se dice que se hace –responde el Sisimite– y sí, esa fue la inspiración, pero con ese sistema de vetos, de los imperios, en el Consejo de Seguridad, lo que condena uno lo veta el contrario, y viceversa).
