¡Centro a la derecha: cuatro, cinco, ¡seis…!

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4 de mayo de 2024
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12:05 am
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¡Centro a la derecha: cuatro, cinco, ¡seis…!

Por: Carlos G. Cálix*

El título si alude al 68% de los hondureños que nacieron en democracia y que se identifican en el espectro político de centro derecha, además de hacer un llamado al 29% de los millennials y generación Z que aún no sabe en qué lugar ubicarse. De igual forma a la población en general que quiere menos corrupción, menos pobreza, más empleo, mayor seguridad y un mejor sistema sanitario, pero, que recibe todo lo contrario.

Al respecto, al término de abril, en una publicación intitulada “Derecha, izquierda: un, dos tres”, en lugar de brindar argumentos sociales y económicos en favor del pueblo, de manera locuaz se ha señalado el desdibujamiento de las líneas ideológicas y éticas de los partidos en oposición. No se ha efectuado una revisión profunda de la problemática del país, mucho menos de la institucionalidad del partido en el gobierno cuyos principales líderes que antes representaban a otro partido político, desdibujaron toda línea ideológica y ética entre 2006 y 2009.

Líneas que siguen su marcha hacia 2026, que dejan por escrito su natural intención al expresar públicamente que, “como todo partido que llega al poder, aunque sea en las condiciones en que este llegó, desea mantenerse en él”. Frases publicadas antes de conmemorar el Día del Trabajo frente a una sociedad hondureña con más de 2.4 millones de ciudadanos con serios problemas de empleo. Con esto y con indicadores sociales y macroeconómicos sobre la actual gestión gubernamental, con las variables explicativas del 86% de la población que ha perdido la confianza y con un incremento de 12 puntos porcentuales referentes a la desesperanza en abril de 2024, no me cabría la duda que, si Joaquín Sabina hubiese sido hondureño, fácilmente nos daría la respuesta sobre quién le ha robado el mes de abril.

En el escrito antes mencionado, además de hablar de “la derecha más recalcitrante del país”, se plantean una serie de preguntas sumamente interesantes, que pueden dar lugar a múltiples respuestas. Me centraré en dos ellas. Por ejemplo, en referencia a los deslizamientos o vaivenes de la política hondureña, la autora se pregunta: “¿es ignorancia, falta de lectura o escasa experiencia?” Definitivamente, no creo que exista falta de lectura o escasa experiencia. Todo lo contrario, una buena porción de esa derecha se ha formado en las mejores universidades, sin duda, tuvieron que haber leído mucho para terminar los grados y posgrados universitarios, tampoco creo que sea escasa experiencia, dado que los mayores a 60 años las han vivido casi todas y viven para contarlas. En referencia a la ignorancia, es precisamente la fatal ignorancia la que ha permitido que lleguen al Ejecutivo, hombres y mujeres incompetentes que han ostentado la Presidencia de la República.

Ante la pregunta, “¿es vedetismo tropical o transfuguismo tardío o es que “las ideas se les subieron a la cabeza” y creen que son los salvadores de la patria, los que tienen todas las respuestas, los que se sienten una especie de Espartaco moderno, un Moisés de siglo XXI y ¿por qué no? la reencarnación pagana del mismo redentor?” Desde la perspectiva de los principios basados en las libertades, la respuesta no es complicada y antes de hacer un cierre sobre Moisés y el éxodo inverso que se requiere en Honduras, es posible presentar seis argumentos sólidos del por qué se seguirán defendiendo las ideas de la libertad, sin que “esas ideas se suban a la cabeza”:

1) Porque se aboga por la protección de la propiedad privada. Al fomentar un entorno empresarial favorable, se estimula la innovación, la generación de empleos y el crecimiento económico sostenible.
2) Porque se defiende la idea de un Estado limitado. Al reducir la burocracia y la intervención estatal excesiva, se fomenta la responsabilidad personal.
3) Porque se aboga por un sistema en el que el éxito se base en el mérito y el esfuerzo individual.
4) Porque se aboga por la responsabilidad fiscal y la transparencia en la gestión gubernamental.
5) Porque se defiende la primacía del Estado de Derecho, incluidos los derechos de propiedad, la libertad de expresión y la igualdad ante la ley.
6) Porque se defienden los valores tradicionales y la identidad nacional. Al promover la unidad y el orgullo nacional, se fortalece el tejido social y se fomenta un sentido de pertenencia compartida.

En conclusión, al promover el respeto por la propiedad privada, el libre mercado, la libertad individual y la responsabilidad fiscal, un “Moisés hondureño del siglo XXI”, efectuaría un éxodo inverso, confiando en Dios, motivaría una Ley de Repatriación de Cerebros y crearía las condiciones para que su pueblo comprenda que su tierra prometida se llama Honduras.

*[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato. Director del Consejo Académico de Fundación Eléutera. Posdoctorado IIESS-CONICET.

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