Adiós 2020
Por Armando Cerrato
La democracia fue descubierta por los griegos y cosiste en el poder que emana de la voluntad popular, por ello se define en griego como demos-krasus (poder del pueblo).
Hoy en día la democracia predomina en la mayor parte de los pueblos del mundo, creándose sistemas de gobierno que interpretan el poder del pueblo de distintas maneras, pero siempre delegando su soberanía en un grupo político dominante por su número de miembros y su capacidad de propuestas para que la administración pública sea de beneficio colectivo y se proponga el emprendimiento y recorrido total del camino en la búsqueda del bien común.
En el desarrollo social y político en pos de la democracia se han desarrollado dos sistemas de gobierno supuestamente producto de la delegación soberana del pueblo que concentra su poder en las formas de gobierno establecidas.
Así en varios países, la democracia consiste en la concentración de los bienes colectivos administrados por el estado y en la búsqueda de una igualdad equitativa en el reparto de la riqueza, estilo ideal del presupuesto político denominado socialismo, y que a estas alturas del siglo XXI se encuentra agonizante.
En casi todos los países de occidente domina el opuesto del socialismo, denominado capitalismo y que en nombre del poder del pueblo delega su soberanía en gobiernos que con el fin de llegar al bien común responden en su organización administrativa intereses económicos superlativos y con propuestas de libertad, de inversión, de riquezas, a veces mal obtenidas, a veces bien trabajadas, generan más riqueza solo que concentrada en pocas manos y sometiendo a la mayoría de la población a trabajar en beneficio de los pocos proveedores de empleo, abriéndose así una brecha social que da origen a una pirámide donde la enorme base es la clase de los ricos (alta) y va en ascenso de clase media-alta, clase media-media, clase media-baja, pobres y en la cúspide los miserables.
En Honduras vivimos bajo un sistema capitalista y además neoliberal, con la riqueza concentrada en pocas manos, por lo que los partidarios de que el sistema cambie a socialista le denominan capitalismo salvaje, porque casi ha desaparecido la clase media alta, está en disminución la clase media-media, la clase media-baja no existe, la pobreza ha crecido desmesuradamente y la mayoría de la población vive bajo la línea de miseria.
En Honduras el poder del pueblo ha sido delegado tradicionalmente a dos partidos políticos. Nacional y Liberal, el primero surgido de las filas del segundo que hoy en día también dio origen a una tercera fuerza: Libertad y Refundación (LIBRE), cuyo fundador y coordinador general, José Manuel Zelaya Rosales fue presidente de la República por el Partido Liberal hasta el 28 de junio del 2009, cuando faltándole seis meses para abandonar el poder fue defenestrado por un golpe cívico militar, por querer quedarse en el poder sempiternamente e imponer un modelo de gobierno de la propuesta venezolana del extinto Hugo Chávez Frías de socialismo del siglo XXI.
Tras muchas negociaciones internacionales y bajo presión popular hoy José Manuel Zelaya Rosales mantiene una dictadura interna en LIBRE y en nombre de la democracia trata de volver al poder, imponiendo a su familia, encabezada por su esposa Iris Xiomara Castro Barrientos como candidata a la Presidencia de la República y mantiene en reserva a sus hijos para otros intentos electorales en caso de fracaso de la que ya antes fuera primera dama de la nación y que se presentara en una fallida elección que LIBRE sostiene le fue robada por un enorme fraude gestado desde el Tribunal Nacional Electoral, dominado por el partido de gobierno: Nacional.
Para analistas políticos nacionales y extranjeros, en Honduras la democracia es mal entendida, porque para la mayoría de los sufragistas su voto cada cuatro años es el ejercicio de su poder no importando a quién se lo dan porque todavía no existe una cultura de estudio de personalidad y voluntad política de quienes aspiran a ocupar cargos de elección popular.
Licenciado en Periodismo
