Honduras: Comicios o guerra política

MA
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9 de marzo de 2020
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09:00 am
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Honduras: Comicios o guerra política

Jorge Alberto Constant

De cara a las próximas elecciones, los hondureños formamos mayor conciencia para elegir las autoridades que conducirán la nación, En muchos países la “guerra política” significa todas aquellas acciones que realiza el gobierno electo por el pueblo a través de los partidos políticos, para garantizar su bienestar integral, evitar conflictos, desniveles y contradicciones en sus respectivas sociedades.

En Honduras; “guerra política” es toda acción irreverente que sirva para opacar, descalificar, desacreditar o incapacitar a los miembros de otro partido político sin importar la forma ni los medios, potenciando la promoción del odio, la amenaza, el terror; incluidos los actos violentos, así como la denigración, ofensa, calumnia y el ardid entre otros.

Pareciera que hay personas o grupos interesados en atomizar el encono, las muertes, el desconcierto y la incertidumbre entre la familia hondureña, usando como armas; la desmoralización ciudadana, el secuestro de la ética, difamar y destruir a cuanto político bien intencionado surja de cualquier otro partido que disienta con sus ideologías o su manera de pensar.

Es por ello que los ciudadanos estamos en la obligación de conocer la realidad de todos los que aspiren a gobernarnos, de lo contrario estaremos en desventaja ante el manejo mediático de aquellos que quieren venderse como “redentores” de Honduras.

Los hondureños, debemos prestar atención a las propuestas no a las encuestas. Sin conocimiento no hay análisis. Por ello la importancia de identificar y analizar las cualidades de nuestros líderes, solo así estaremos en plena capacidad de elegir con lucidez.

En el ecosistema político nacional, el partido Libre presenta varios candidatos; repite doña Xiomara, esposa de Mel Zelaya pugnando obstinadamente por alcanzar la Presidencia, pero ahora con mayor desgaste, sin innovaciones. Aparece ahí mismo Wilfredo Méndez que surge del movimiento “antorchas” de sociedad civil, se muestra atinado en sus análisis. Otra opción femenina, la doctora Suyapa Figueroa, con mucha influencia en el sector salud, apreciada entre un segmento del gremio médico, rodeada de radicales, aun así, goza de simpatía en algunos espacios gremiales.

Además, surge con potencia Carlos Eduardo Reina, beligerante pero sesudo, táctico, quiere consolidar un nuevo liderazgo al interior de su partido; si logra el apoyo de los otros aspirantes podría colocarse en la línea de arranque incluso hacia las elecciones generales.

El Partido Liberal sin duda no debería repetir con Luis Zelaya, quedó muy descolocado y vulnerable; cometido muchos desaciertos y la gente lo percibe arrogante y soberbio. Otros aspirantes trabajan únicamente en sus personales promociones mediáticas, eso no les sirve a los liberales; al contrario, los segmenta mucho más. Otro grupo conocido como los “traidores arrepentidos”, pretenden con su simple llegada al Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal, pasar por sus ductos anales a quienes han permanecido al pie del cañón; siendo ellos responsables de sumir al Partido Liberal en un profundo desconcierto. Sin embargo, los llamados “colorados de sepa ”, construyen con sus diputados una propuesta para sacar del rigor mortis su institución, sanando heridas, erradicando resentimientos, valorando el trabajo de los líderes de base, tejiendo una estrategia incluyente que dé participación a todos los sectores del liberalismo, revitalizando la unidad para encontrar un candidato capaz de despertar al “gigante rojo y
blanco”, obtener más curules en el hemiciclo legislativo, colocarse como la segunda fuerza política de la nación y posteriormente dar el gran salto a la conquista del poder.

Salvador Nasralla, siempre megalómano, temperamental, con un discurso monotemático, cargando mucho rencor y odio, en su trayectoria nunca dio a conocer un plan de gobierno propositivo, apuesta a consolidar alianzas con dogmáticos cuyo interés sea destruir al adversario y colocarse como punta de lanza. La alianza con Libre, su ambivalencia y sus contradicciones le restaron simpatizantes, no obstante, siempre aparece como un candidato robusto con mucha influencia y presencia mediática.

En el Partido Nacional Tito Asfura, aun con la crisis que ha generado por no construir represas para abastecer de agua a los habitantes del MDC entre otros rezagos sociales, tiene simpatía en un elevado segmento de capitalinos. Apoyado por algunos diputados; estos no le advirtieron que nadie ha llegado a la Presidencia usando como plataforma la AMDC. Tierra adentro, las estructuras del Partido Nacional son ortodoxas; alcaldes y líderes que aspiran a una diputación están adheridos a la verticalidad del Comité Central.

“Papi a la orden” solo tiene como estandarte la obra física que desarrolla en la ciudad capital, pero no es suficiente para aventajar a Mauricio Oliva Herrera quien cuenta con el voto duro de los azules; posee más capacidad y experiencia para articular con los líderes locales y comunitarios en el interior del país y en su propuesta hace especial énfasis en conservar la unidad granítica del partido como valor esencial para garantizar el triunfo. El Dr. Oliva Herrera luce más objetivo, prudente y conciliador. En la percepción general le conceden las mayores posibilidades en las elecciones internas y las generales.

Independientemente de los resultados, la ciudadanía espera que los procesos de elección de autoridades tengan como objetivo principal lograr la paz social y la armonía entre la familia hondureña. Esto es vital para generar soluciones en materia de seguridad ciudadana, transparencia, desarrollo social, afianzar la inversión y la generación de empleo para dignificar y posibilitar la realización de sueños y utopías de un pueblo devastado por el odio político.

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