Liderazgo político en la democracia de Honduras

OM
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9 de marzo de 2020
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12:19 am
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Liderazgo político en la democracia de Honduras

Por Marcio Enrique Sierra Mejía

En Honduras el liderazgo político se desenvuelve en el seno de una sociedad de poliarquías o de una democracia representativa. El líder político establece una relación de intercambio con sus seguidores a través de la visión que comunica como elemento incentivador.

El liderazgo político puede apreciarse en su dimensión subjetiva y objetiva. De un lado, hay que considerar los aspectos socioculturales del líder, lo cual, implica hacer hincapié en su espectro político, sus hábitos, su campo práctico de accionar y el capital simbólico con que cuenta. Del otro, la caracterización de la interacción entre las acciones personales y los contextos y/o estructuras sociales, el carácter relacional y dinámico de los elementos implicados en el liderazgo.

Por ejemplo, el liderazgo de Mauricio Oliva versus el de Tito Asfura: el papel como líder, los seguidores, los contextos y objetivos implicados, de cada uno. ¿Cómo entendemos la visión? ¿Cuál es el proyecto real de futuro en el cual Mauricio Oliva o Tito Asfura canalizan sus fuerzas para que se haga realidad? ¿Qué visión es más positiva? ¿Quién inspira más a sus seguidores para hacer realidad esa visión o imagen, como proyecto realizable en la medida que se impone la definición de realidad que postula el líder? En consecuencia, la visión desarrollada por el líder es un elemento crucial para las tareas primordiales, como es la construcción de identidades. Siguiendo con el ejemplo antes indicado, ¿cuál liderazgo es transformacional, orientado hacia procesos de cambios sustantivos en nuestra comunidad política, por ejemplo, el cambio de un régimen político; o es un liderazgo orientado a un proceso transaccional orientado hacia cambios menores en nuestra comunidad, pero necesarios en el funcionamiento de esta, por ejemplo, las reformas en la administración y/o gestión de los recursos humanos, económicos y tecnológicos. En otras palabras, cabría diferenciarlos en términos dialécticos entre ser un político “hacedor de historia” (líder transformacional y/o verdadero) y el “hombre memorable por sus hechos (líder transaccional y/o responsable).

En consonancia con lo expuesto anteriormente, es probable que observemos en la actual contienda electoral, liderazgos de uno u otro tipo. Se va a producir una escisión entre sujeto y contexto que superará lo limitado del enfoque político que ha prevalecido hasta ahora. Cambiarán el enfoque politológico utilizado previamente (era juanorlandista) o la simbología de la acción política y, en consecuencia, los efectos de las decisiones que se tomen contribuirán o no a fortalecer la democracia. Asumo que buscarán un enfoque equilibrado entre líder y contexto porque tenderán a superar el carácter simbólico comunicativo del ejercicio del liderazgo dominante. Además, en esta etapa electoral escucharemos y comprobaremos nuevos planteamientos políticos constructivos estructuralistas.

En suma, el carácter del enfoque político del nuevo liderazgo debe tomar en consideración aquellos elementos simbólicos o legitimadores (acciones personales) estructurales u objetivos de contexto y/o estructura social, implicados en los liderazgos, desde la visión del líder tanto abstracto como subjetivo hasta construir y conseguir un liderazgo efectivo. En tal sentido cabe preguntarnos ¿cómo conseguirán construir un proceso de liderazgo efectivo? Lo cual, dependerá de la relación del líder con sus seguidores, de su interpretación de la realidad y la visión que plantee, de su práctica política habitual y de los núcleos de población en los que centre su atención.

Desde mi ángulo perceptivo y desde una perspectiva analítica integral considero que el pensamiento, las creencias y el discurso de Mauricio Oliva tenderá más hacia un constructivismo estructuralista hacedor de historia y menos hacia el transaccionalismo, aunque también, puede considerar aplicar una estrategia que combine ambas posturas en su accionar político. Esto porque las relaciones entre Mauricio Oliva y sus seguidores es más directa y asidua; lo que le permitiría, identificar un horizonte político menos temporal y más perenne, además, con tal actitud puede manejar un marco primario de relaciones de fuerza para negociaciones políticas con mayor propiedad; o sea, una mayor capacidad de inducir la movilización de sus seguidores y sacar ventaja del conocimiento que tiene de sus adversarios que no disfrutan de una posición de poder y hacerles frente de una forma conciliatoria y propositiva. Este líder posee habilidades sociales y políticas que le facilitan destrezas de interpretación de la realidad sociocultural hondureña, conocimientos de negociación, renegociación e interacción social. Tienen el dominio práctico o esquema mental para ser hacedor de historia y simultáneamente un gran transaccionista.

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