Por Otto Martín Wolf
Cuenta la leyenda que Herodes el Grande, al “sentirse burlado por los magos” mandó a matar a todos los niños menores de dos años en su afán por terminar con el rey de los judíos.
No existen registros históricos comprobables de que semejante brutalidad haya existido y que luce como una copia de lo que, también supuestamente, ocurrió en Egipto.
Ahí, a diferencia de lo de Herodes, fue el dios de los judíos quien eliminó a todos los primogénitos, menores y mayores incluidos.
Tampoco de esta matanza existe evidencia.
Cuando veo las estadísticas demográficas de los muertos por el Covid-19, de alguna manera vienen a mi mente esas leyendas, ya que la guadaña de la muerte está cayendo mayormente entre las personas de 60 años para arriba.
Es decir, Herodes a la inversa.
No creo que haya una respuesta aquí para una pregunta que siempre me he hecho, relacionada con esas masacres bíblicas: por qué matar a los menores, niños inocentes? No hubiera sido más lógico matar a los adultos, la mayoría de los cuales a esa edad -y ahora- ya han perdido toda traza de inocencia?
No creo en la existencia de ninguno de los cinco dioses de las cinco religiones mayores (como tampoco en ninguno de los miles de dioses que han existido en la historia) y mucho menos puedo creer en uno que mate a sus propios hijos, ya sea en diluvios, “Sodomas y Gomorras” ni en la moderna peste del Covid-19.
Todo esto me lleva al meollo del asunto: servirá de algo rezar a un Dios por nuestra vida si es la voluntad de ese Dios lo que está ocurriendo, por aquello de “no se mueve una hoja si él no lo permite?”.
Dios, cualquier Dios, está sentado allá arriba viendo lo que sucede (miles de muertos por el Covid-19) y alguien abajo le reza por su vida. Será que entonces ese Dios dice: “Mirá hombre, fulano de tal está rezando con todas sus fuerzas, voy a cambiar el plan divino y a ese lo voy a salvar”.
Si fuera así casi nadie moriría de ninguna otra enfermedad, pues al menos un 75 por ciento cree en algún Dios y, en momentos de peligro o problema, acostumbra rezar.
De paso, todos se sacarían la lotería (se reza por eso) y tampoco nadie sería feo.
Un pastor evangélico declaró a los medios en Honduras, que no se tomarán precauciones por lo del Covid-19, ya que rezar con fe era lo único que se necesitaba.
A ese lo quisiera poner en un avión a 30 mil pies de altura, tratando de aterrizarlo por medio de rezos y fe.
Y otro más, el extremo de la explotación de la ignorancia: En Nueva Zelanda dijo que aquellos que paguen el diezmo bíblico no serán infectados.
A ese lo mandaría a la zona de Lombardía en Italia, donde están muriendo como moscas.
Un consejo: Recen todo lo que quieran los que quieran, pero lávense las manos frecuentemente con agua y jabón en abundancia, si no hay agua usen gel antibacterial o alguna solución desinfectante a base de alcohol.
De igual manera, si alguien cerca de usted estornuda o tose… aléjese rápidamente!
Al final, si no muere, usted le puede atribuir el milagro a quien quiera, pero siga las indicaciones de los organismos de salud, le conviene.
Guadaña: cuchilla símbolo de la muerte
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