Facilitando el aislamiento ciudadano

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25 de marzo de 2020
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12:33 am
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Facilitando el aislamiento ciudadano

Por Antonio Flores Arriaza
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Soy creyente y promotor de la estrategia de supresión para afrontar la Covid-19 porque es la única forma de controlar y eliminar el contagio exponencial que la propagación viral produce.
Pero, también entiendo las limitaciones de nuestra sociedad para afrontar una situación de total supresión con el aislamiento social estricto que implica. Realmente es algo muy difícil para la gente. Además, que este aislamiento no sucederá únicamente durante dos semanas o hasta fin de marzo como se supone. No entramos aun al pico de la propagación. Si bien, no estamos duplicando el registro cada tres días que es excelente. Pero, el contagio irá subiendo y para mantenerlo bajo o controlado, hay que insistir en el aislamiento.

Pero, no somos una sociedad con recursos económicos, ni hemos desarrollado la capacidad logística para servir al cliente por entregas domiciliarias. Estamos observando que los supermercados no tienen la capacidad de atender tantos pedidos diarios. Afortunadamente, está surgiendo una empresa nacional dedicada al servicio de entregas vía motocicleta que nos ha llegado en el momento justo (una empresa de intermediación de origen extranjero, no ha funcionado ya que el personal que brinda el servicio no son empleados de dicha empresa y optaron por no trabajar). Y, por su lado, en forma directa, los supermercados no tienen la capacidad de atender todos los pedidos que reciben. Pero, la ayuda es limitada ya que, al parecer, están abriendo para recibir pedidos durante un tiempo limitado porque se saturan. Si usted tiene la suerte de ingresar su pedido en ese corto período, podrá recibirlo. Porque luego: se cierra la “ventanilla” para recibir pedidos. Y al día siguiente: a volver a empezar.

El gobierno ha dicho que estará entregando alimentos a una importante parte de la población, a los más necesitados. Y como siempre, la clase media siempre es la postergada o afectada. Y, en este caso, a los que se dice que hay que proteger: a la tercera edad. Y peor: a la cuarta edad. ¿Qué hace una persona mayor sin sus medicinas y sin dinero para poder comprarlas? La situación se ha puesto difícil a los mayores con la disposición de no autorizarlos para andar en las calles aun cuando a los demás sí se les autoriza. Se dice que es para cuidarlos.

Pero, sucede que muchas personas mayores viven solos. Sus hijos ya no viven con ellos. Se han casado y se han ido. Algunos viven en el otro extremo de la ciudad, otros en una ciudad distinta y otros han migrado del país. Así que no tienen quién vaya a proveerse por ellos y tampoco les resulta fácil la tecnología que se requiere para hacer los pedidos en línea. ¿Cómo las personas mayores resolverán sus necesidades de dinero, alimentación y medicamentos? Algunos solo cuentan con su restringida pensión que apenas les permite sobrevivir. Tal parece que, si no los mata la Covid-19 los mataría el hambre u alguna de sus enfermedades por falta de medicamento.

Así que deberemos considerar la necesidad de abastecerse de toda la población y planificar una estrategia para lograrlo.
¿Qué tal si consideramos la estadística que nos ofrece la OMS de contagio según rango de edad? Esto permitiría agrupar a la gente según sus propias características y trataría de homogenizar la población que circula. Sería como la homogenización de grupos que se hace en un experimento. Veamos:

Los supermercados tendrían el sábado, domingo y lunes para proveerse y para organizar la oferta de sus productos. Los transportistas de comestibles solamente podrían ingresar a las ciudades el sábado y domingo. Mientras que las personas, según su edad, tendrían el siguiente programa para salir a abastecerse:

De 70 a 80 años el martes
De 60 a 69 años el miércoles
De 40 a 59 años el jueves
De 20 a 39 años el viernes

Con esta programación estaríamos impidiendo que las personas mayores se movilizaran entre los más jóvenes y disminuiríamos su riesgo de contagio. Se agruparían a las personas por edad según su probabilidad de contagio. Esto permitiría a las autoridades ejercer mayor control sobre los ciudadanos. Disminuyendo su riesgo de mezclarse con otro grupo etario. La Policía podría regular la circulación en función de la tarjeta de identidad, que permitiría saber la edad del que circula.

En adición, la Secretaría de Salud debería efectuar tests en las entradas a los bancos, supermercados y farmacias para detectar Covid-19 tempranamente e identificar a los casos asintomáticos. Efectuar test a toda la población es el fundamento de una muy fina estrategia de supresión. Si alguien diera positivo en la cola antes de ingresar al supermercado, se le aislaría de inmediato y se colocaría en un centro de observación (como se hace con la sala de observación de un hospital) y luego, si desarrollara un estado crítico, se le trasladaría a la sala especial para enfermos críticos de Covid-19, donde habría mejores recursos humanos, técnicos y farmacológicos para su tratamiento. Hasta que supere la infección sería dado de alta.

La estrategia de supresión no solamente se basa en el aislamiento social, ciertamente es importantísimo. Pero el punto de partida es el diagnóstico rápido y temprano de los asintomáticos. Así como diseñar y desarrollar las estrategias para que la gente pueda estar tranquila en sus casas sin sentirse acosada. Para esto, la Secretaría de Comunicaciones debería diseñar un plan, en coordinación con los medios de comunicación, para crear una programación que permita que la gente tenga un ocio psicológicamente satisfactorio y contribuir a su adaptación al aislamiento.

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