La muerte acecha

OM
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7 de abril de 2020
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12:54 am
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La muerte acecha

Adiós 2020

Por Armando Cerrato 

Sin ánimo de alarmar a nadie, la muerte nos acecha a todos los hondureños debido, más que al efecto del COVID-19 (coronavirus) que se expande velozmente por todo el mundo, a nuestra desobediencia provocada por la ansiedad de andar en la calle y violar el toque de queda absoluto decretado por el gobierno, que intenta detener la pandemia que a diario causa muertes y nuevos contagios.

El gobierno ante su fracasado plan de ayuda alimenticia para los más necesitados y que se realiza a diario lentamente, ha decidido extender el horario de apertura/cierre de bancos, farmacias, mercados y supermercados para que actúen dentro del protocolo establecido de no permitir aglomeraciones internas y brindar a sus clientes gel alcoholizado y otros implementos de higiene corporal para que todo aquel que ha logrado ahorrar algunos centavos pueda tener acceso a ellos y por lo tanto a la adquisición de alimentos y medicamentos que urgen en su seno familiar, encerrado por más de 3 semanas y ante la extensión también de la cuarentena que algunos no respetan y que ni la Policía ni el Ejército han podido hacer que se confinen en sus viviendas y dejen de ser focos de contaminación.

Las quejas de la ciudadanía en general no es solo por la falta de alimentos sino, porque varios alcaldes a los que se autorizó y se les hizo una transferencia millonaria, pensando en que cada hogar de los necesitados recibiría por lo menos un saco solidario equivalente a Lps. 500.00 por casa, con alimentos necesarios para suplir unos 15 días por familia, han acaparado la distribución de la ayuda para distribuirla solo a quienes hayan en el pasado votado por ellos, y para lo cual hacen uso de censos de sus partidos, ignorando la orden presidencial de hacer un reparto equitativo y sin distinción de colores políticos, étnicos, religiosos o de género.
Un medio televisivo (HCH) que mantiene un programa de ayuda solidaria en alianza con empresas socialmente responsables se quejó de que una candidata a alcaldesa del municipio de El Porvenir, aprovechó para subir a las redes sociales el que ella en asociación con HCH y el Banco de Occidente estaban repartiendo ayuda en los lugares más recónditos del municipio de El Porvenir, cuando en realidad ni el banco ni ella estuvieron presentes en el reparto de una ayuda que dio la Asociación China a HCH para que la repartiera donde mejor le pareciera.

De parte de HCH se le hizo un llamado a la política en ciernes, para que no le mienta al pueblo ni salude con sombrero ajeno, y que adopte una actitud más positiva en sus ambiciones políticas por llegar al poder y que si quiere dar ayuda a la población que lo haga con sus propios recursos, sin aprovecharse de la buena voluntad de los demás.

Muchas de las protestas que se dan a diario es por la lentitud con que la ayuda decretada llega a las comunidades, donde los protestantes aducen que si no los mata el virus los matará el hambre. Mientras tanto el gobierno, que en sus cadenas de radio y televisión a diario advierte a la población que se prepare para lo peor, sigue el conteo de casos diarios de contaminación, mientras también estadísticamente registra las muertes de ciudadanos contaminados y de los que se encuentran graves en los sistemas de cuidados intensivos de los hospitales y el número de recuperados en ellas es muy bajo, porque el virus aun no tiene una cura establecida por los sistemas farmacéuticos, y en el país la detección de los casos positivos tarda hasta 48 horas después de tomada la prueba.

Se supo extraoficialmente que el gobierno ha obtenido camiones refrigerantes para guardar ahí los cadáveres de las personas que durante esta pandemia perderán la vida y que según algunos médicos infectólogos, que se han atrevido a hacer declaraciones públicas, podrían llegar a ser hasta más de 30 mil si no se controla la expansión del virus.

Como periodista solo he contemplado tal nivel de mortandad durante la cobertura muy atrevida y peligrosa a que he sometido mi vida informativa durante el terremoto que destruyó Managua y otras ciudades de Nicaragua en 1972, el huracán Fifí en 1974, el terrremoto en Guatemala en 1976, el Huracán Mitch en 1998 y varios combates entre guerrillas centroamericanas contra fuerzas regulares de sus propios gobiernos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.

Otra queja contra el gobierno de Honduras se da en el sector de primera línea del combate contra el (COVID-19), constituido por médicos, enfermeras titulares y auxiliares, técnicos de laboratorio, camilleros y aseadoras de centros hospitalarios y de salud por la falta de dotación de equipos de bioseguridad y equipos de respiración mecánica para los más graves, por lo cual la mortandad que se espera es espantosa.

Licenciado en Periodismo

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