Tres tristes tigres

MA
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6 de mayo de 2020
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12:33 am
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Tres tristes tigres

Rafael Jerez Moreno
Twitter: @RafaJerezHn

Cuando pensábamos que el COVID-19 contribuiría a mermar la continua desestabilización del gobierno de la República, la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York entra nuevamente en escena, dejando claro que la historia no inició con Tony, y tampoco acabó con él. En este nuevo episodio, Juan Carlos “El Tigre” Bonilla fue acusado de abusar de sus posiciones en la Policía Nacional para traficar drogas y dispositivos destructivos. Como suele suceder en la vida, en soledad no se logran grandes cosas, buenas o malas, y tal como lo dice la acusación, estas manchas no pertenecen solamente al “Tigre” Bonilla.

Geoffrey S. Berman, fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York, se ha dado la tarea de llevar ante la justicia norteamericana a los más altos funcionarios hondureños, dejando entrever, en todo caso, que estas acusaciones son solo un medio para llegar al verdadero artífice de todo. Es decir, todos los caminos llevan a Roma, y al parecer, todas las acusaciones llevan a CC-4. Lo tiene entre ceja y ceja…

Como suele suceder, cada vez que se acusa a un funcionario hondureño, sin menoscabo del derecho a la presunción de inocencia que el estado de derecho le garantiza, todos dicen ser santos, próximos a ser canonizados por sus nobles actuaciones en la administración pública. El primer tigre también lo decía, fue diputado suplente al Congreso Nacional, prometió cumplir y hacer cumplir la Constitución, mintió a la cara a los agentes federales de la DEA, pero al final no hubo parentesco que lo salvara, ni justicia hondureña que lo encubriera. Hoy el tigrillo guarda reposo en la ciudad que nunca duerme, y de la que probablemente nunca más saldrá.

Ahora es el turno del “Tigre” Bonilla, el auténtico. Después de su retiro había guardado silencio en su guarida, pero un par de rugidos que venían desde el norte rasguñaron su tranquilidad (y seguramente su permanencia en el país). Sin el séquito de guardaespaldas o las posiciones que el poder le concedió, un triste “Tigre” buscó limpiar su imagen con un “perro amarillo” que demostró no tener nada que envidiarles a los medios de comunicación más opulentos del país. En esa entrevista, el “Tigre” dijo poco y mucho a la vez. Sus palabras decían una cosa y su lenguaje corporal expresaba otras. Dijo que el secretario de Seguridad, sí, el que tiene a su cargo proponer la política nacional de seguridad interior, también está involucrado. Dijo que el secretario del despacho de Desarrollo e Inclusión Social sale salpicado, sí, el que dirige las políticas públicas en materia social, orientadas a reducir la pobreza. De todo eso, lo que quedó bastante claro, es que el “Tigre” no se va sin su manada.

El tercer tigre, verdadero protagonista de esta historia, sigue en el poder. Por ahora, el COVID-19 es su mejor aliado para evitar protestas y cuestionamientos dedicados exclusivamente a esas acusaciones que vienen desde Nueva York. En esta serie quedan muchos episodios por ver, entre tanto, la agente especial de la DEA, Wendy Woolcock deja un recado: “La presentación de estos cargos es otra acción positiva tomada por los Estados Unidos para traer a los funcionarios corruptos frente a la justicia”. Pronto, los tres tristes tigres, podrán tragar trigo, recluidos en un solo trigal.

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