Un presupuesto de guerra

MA
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15 de mayo de 2020
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01:08 am
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Un presupuesto de guerra

José Luis Moncada Rodríguez

Al seleccionar este título pensé, creerán que es para Defensa y Seguridad, pues no es así, más bien hay que revisar e eliminar partidas que en estos momentos no son necesarias, si hay planes de más fragatas, aviones o material disuasivo de protestas, pues deberían ya ser descartadas, la guerra la tenemos que dar es en salud y empleo.

Desde las primeras semanas alerté que SEFIN debería presentar un decreto de reformulación del Presupuesto General de la República, no solo anunciar contención de los gastos por un 2%; se ocupa un porcentaje relacionado con baja de ingresos por vía fiscal y de otras fuentes, el tema es priorizar gastos y privilegiar inversión, podría decir que en un 18% o quizás 20% menos de lo aprobado.

En la mayoría de decretos de esta emergencia y en las cadenas de radio y televisión escucho la frase “se instruye a SEFIN y al Banco Central a identificar fuentes de recursos financieros”, me parece una frase que transmite… no hay plata, estamos buscando, espérense unas semanas… realmente creo que se desnudan nuestras debilidades estructurales, si el gobernante anuncia una acción, esta debe estar ya acompañada de un apoyo financiero claro, de fuente de recursos propios o en vía de negociar con la Banca de Desarrollo Internacional o colocación de bonos u otros, esto da más certidumbre y seriedad; el pueblo y los actores de la economía ya no creen en las cadenas del gobierno, quieren acciones concretas o por lo menos con viabilidad a corto plazo, el COVID-19 va más rápido y el desempleo y hambre aún más.

Cuando digo un presupuesto de guerra, es que hay que ponerle con todo al tema de salud, ahora bien, iniciando con colocar en la primera línea de batalla al mejor capitán de campo, es decir un profesional de la salud con experiencia y práctica reconocida, una cosa es administrar una batalla y otra dirigir una guerra; la pandemia nos encontró desarmados, un sistema de salud en condiciones de extrema fragilidad tanto desde el punto de infraestructura física como de capital humano, es bien cierto que ningún sistema del mundo estaba preparado, el nuestro superó en debilidades, reconozco que el IHSS ha dado una mejor respuesta de la que se esperaba, y gracias a la entrega de un plantel de médicos y enfermeras que dan el todo; tenemos que fortalecer el sistema de salud con una inversión masiva en infraestructura, la cual debe ser bien diseñada y además oportuna para una descentralización inteligente, es decir políticas generales desde la Secretaría, pero con autonomía municipal que defina prioridades y acciones propias de su región y de acuerdo a su demanda poblacional; el personal de salud debe priorizarse desde la academia, reforzar los planes de estudios y becas son esenciales y una retribución pecuniaria digna.

Recientemente se aprobó el Decreto 021/2020 (13 de marzo 2020), Ley Especial de Aceleración Económica y Protección Social Frente a los Efectos del Coronavirus (COVID-19), busca implementar una red integral pública de servicios de salud, que implica una inversión de 420 millones de dólares, es decir 10,500 millones de lempiras, “y es presupuesto que ya tenemos, no es que se busca o queremos que lo aprueben, sino que es presupuesto que ya se cuenta con él”, esas fueron las palabras del ministro de la Presidencia; lo que procedía entonces era reordenación de ese presupuesto para la crisis y sus prioridades, no hemos visto una reacción tangible de mejoría sustantiva en los hospitales, este decreto tiene una debilidad en el sentido de los contralores o veedores, se nominó instituciones sin experiencia en la materia y a esto se suman las recientes indicaciones de manejos poco transparentes de compra de hospitales móviles e insumos y equipos médicos, así se pierden guerras, el enemigo está adentro.

Cuando digo empleo, es evitar que muchos hondureños pierdan su trabajo y por ende las empresas sus operaciones, la moratoria fiscal fue incompleta y no se dio a los grandes, que generan más empleo; esperamos que el presupuesto del gobierno pueda generar subsidios salariales a casi medio millón de desempleados, la guerra se gana en todos los frentes y la empresa privada en todos sus niveles debe ser aliada no enemiga.

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