La fe en tiempos del COVID-19

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23 de mayo de 2020
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12:06 am
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La fe en tiempos del COVID-19

Relevo generacional

Por: Miguel Osmundo Mejía Erazo*

“Somos una familia millonaria y mi papá murió buscando algo que es gratis. El aire, murió asfixiado en una cama de una UCI. Olvida el dinero y quédate en casa”.

Estas palabras han sido atribuidas a la hija del presidente del Consejo de Administración del banco Santander en Portugal, Antonio Vieira quien murió hace unas semanas, tras ser diagnosticado con el COVID-19. El mensaje se ha viralizado a través de las redes sociales y desnuda la triste realidad que vive el mundo entero.

Ante esta situación que mantiene atemorizada a la mayor parte de la población mundial, se hace necesario reflexionar bíblicamente, evitando cualquier extremo o fanatismo. En primer lugar, no se puede negar la fragilidad de la vida del ser humano, pues un virus microscópico ha puesto de rodillas al mundo entero, aun a los países del primer mundo. Después de todo el ser humano no es tan fuerte como pensaba.

En segundo lugar en referencia directa a la cita inicial, se debe decir, que posiblemente una buena parte de la humanidad ha puesto su esperanza en “algunos dioses” que no los podrán librar de esta crisis. Las naciones poderosas se han dado cuenta que ni todos los recursos médicos, logísticos y financieros bastan para frenar la feroz pandemia. Se desconoce si este importante ejecutivo bancario había abrazado la fe en su vida, pero la frase escrita por su hija es lapidaría. No se puede negar el valor del dinero, la Biblia no condena el hecho de poseer riquezas, el problema está en amar esas riquezas. El apóstol Pablo le dejó bien claro a Timoteo esta verdad: “Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. Timoteo 6:10 RV1960.

Este amor es enfermizo y más letal que cualquier virus, es descrito como “la raíz de todos los males”. Este afecto es el originador de cualquier mal que se pueda imaginar, por amor al dinero un hombre puede renunciar a su familia y convertirse en esclavo de su trabajo, por amor al dinero un comerciante puede acaparar insumos de bioseguridad, por amor al dinero hay narcoactividad, por amor al dinero hacen su “trabajo” los sicarios, por amor al dinero algunos dejan toda una nación sumergida en la miseria y volverse millonarios con los dineros públicos en actos de corrupción.

En tercer lugar, hay algo más interesante aun, Pablo dice que “por la codicia del dinero… algunos se extraviaron de la fe”. Esto quiere decir que aquellos llamados “hombres de Dios” no están exentos de convertirse en “amadores del dinero”. Muchas iglesias dedicadas a “extraer” a toda costa las ofrendas y los diezmos de sus fieles están experimentando en carne propia la reducción de sus arcas eclesiásticas. Es curioso ver cómo en las redes sociales estos pseudo pastores solicitan la contribución económica de sus fieles, misma que puede ser “ofrendada” a través de transferencias bancarias o con tarjetas de crédito. No cabe duda que los creyentes tienen un compromiso con Dios con relación a sus finanzas, pero este es un acto que el creyente hace delante de Dios y no por la manipulación o fuerza alguna.

Es muy fácil poner énfasis en el lugar equivocado, dándole valor a lo que no lo tiene y quitárselo a quién realmente lo tiene. Es imperativo recordar que el dinero no es un fin en sí mismo, el dinero es solamente un medio que facilita ciertas cosas. Dedicar la vida en una carrera tras el dinero, puede dejar a cualquiera con las cuentas bancarias hasta el tope de recursos financieros, pero llegar al final de la existencia deseando llenar los pulmones de un recurso tan gratuito como el aire.

Finalmente, el tiempo del COVID-19 no es una tragedia, particularmente para aquel que ha aprendido a ver el mundo desde el lente de la fe bíblica. Este es un punto de inflexión para la Iglesia, se pueden seguir haciendo las cosas como hasta ahora o hacer un alto para pensar y actuar diferente. Si usted como hijo de Dios ha estado en una veloz carrera persiguiendo el dinero, la fama y el poder, este es un tiempo para detenerse. No termine su vida como un miserable, que lo único que pueda contar al final de sus días sea dinero, que otros lo disfrutarán.

*Profesor y periodista
[email protected]

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