¿SI DE SER CREATIVOS SE TRATA?

MA
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26 de mayo de 2020
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01:10 am
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¿SI DE SER CREATIVOS SE TRATA?

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HONDURAS ha sido la nación de mayor vocación integracionista en la región. Desde siempre. Por andar juntando pedazos, queriendo apelmazarlos en una mayúscula aspiración, fue que fusilaron a Morazán. En épocas más recientes, mientras los vecinos de un lado se consideran harina de otro costal, los de más abajo, si es de sacar ventaja se apuntan, de lo contrario, mejor andan juntos pero no revueltos. O si a alguno conviene vender imagen internacional como algo distinto a las caretas “cenicientas”. Tanto es el afán integracionista de Honduras que abre su mercado a los demás para que aquí entren a vender de todo. Hasta los mexicanos se aprovechan de esa espontaneidad, sin rasgos de solidaridad alguna, cuando el gobierno de AMLO, en medio de la pandemia, nos manda tendalada de deportados. Muchos de ellos contagiados. Ese papel de boca abierta le reporta al tesoro hondureño un déficit comercial con sus vecinos de 851.7 millones de dólares. Porque aquí los alucinados prefieren ir a comprar afuera en la vecindad que adquirir lo hecho en casa, en desdeño del trabajo hondureño y de la generación de empleo local.

Honduras la nación más integracionista durante el mercado común. Pese a que sus exportaciones eran ínfimas y bestiales sus importaciones del área. Los demás crecieron sus aparatos industriales mientras nosotros nos quedamos siendo mercado. Consumidores de chucherías. Honduras siguió fiel al ideal morazanista, con todo y que sus hermanos, queriendo trancarle su salida al mar Pacífico y negar su derecho soberano en las aguas del océano, desoigan el fallo obligatorio de la Corte de La Haya. Con ganas de arrebatarle el “Conejo” agarrándolo a la brava de las orejas. Las cancillerías domésticas mejor tragan gordo frente a los amagos que avivar innecesariamente un conflicto limítrofe. Sus socios del Triángulo Norte sacan una manifestación –excluyendo al país– para ningunear Puerto Cortés y sacar mercaderías por su lado. Eso tampoco levantó mucho polvo, confiados en que no tienen puertos de gran calado ni facilidades competitivas. Ello es, si el peaje de la COVI por el Canal Seco no vuelve la vía prohibitiva. Los otros trancan sus fronteras al antojo, ponen todo tipo de trabas al ingreso de artículos hondureños; y parte sin novedad, como quien oye llover. Así las cosas, decíamos ayer. ¿No les parecería que, si el pueblo hondureño ya está exhausto de bracear contracorriente, debe haber una reflexión de miras –como el BREXIT de los ingleses y el “Make America Great” de Trump– para que su fatigado cuerpo pueda flotar río abajo, impulsado por el fluido recorrido natural de las aguas?

¿No les parecería que desde ya –calculando cómo la pandemia va a dejar al país despanzurrado y que la vida después de la calamidad va a exigir reglas distintas del juego– para proteger el empleo local y a los trabajadores hondureños, deberían ir ideando forma de favorecer las compras de lo hecho en casa? ¿Romper esa manía de comprar al exterior –todo que no sea esencial o materia prima– lo que perfectamente se puede obtener en el mercado nacional? Tanto empresas nacionales sin sentido de solidaridad hacia sus otros compañeros empresarios, como el sector público, no tienen empacho en abastecerse afuera. Deberían comenzar por incluir una cláusula que obligue a privilegiar lo que el país produce, en las disposiciones generales del presupuesto. Incluso –a propósito de la competencia desleal– ¿cómo es eso que el fisco no percibe nada de lo que empresas pautan en las redes externas, a veces anuncios colocados por sus matrices en el exterior para que se vean localmente, mientras la publicidad en medios nacionales sí paga todo tipo de impuestos? Piensen, incluso, ya en el ámbito mundial, para aprovechar el malestar del imperio con los chinos, renegociar el TLC con los Estados Unidos. Ahora que están por vencerse las cláusulas de salvaguarda a las actividades del campo, si no se remienda ese tratado, va a liquidar la producción agropecuaria. Ello porque el negociador hondureño, ahora becado con un alto cargo en la SIECA, dejó maltrecha –con amenaza de ruina dentro de poco– la producción en el campo. POTUS pudiera encontrar atractivo negociar un nuevo tratado de libre comercio. Que caería como anillo al dedo al sector maquilador, si en vez de mandar chunches de China al mercado norteamericano, los vienen a ensamblar aquí en Honduras. Como de ser creativos se trata. ¿Qué les parecen estas ideas? Las presentamos, para que consten en papel; aunque como es costumbre, no les hagan caso.

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